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T/N: Frío de fríos  --hecha bolita--

X: Disculpa no quería incomodarte, solo vine a visitarte.

T/N: Eres Romeo Santos o porque tan poeta  --se limpió las lágrimas--

X: Algo así pero sin el Romeo  --dijo divertido--

T/N: Ja ja, que gracioso  --se quedó en silencio--  -Espera...

-¡¿Puedes verme?!  --preguntó con entusiasmo pues tenía miedo de no ser más parte del porcentaje de la población mundial--

Pero esa emoción desapareció al ver a un joven vestido como... ¿un ángel?

T/N: ¿Ah?  --se desmayó--

...

Angel: Señorita, señorita, por favor despierte  --dándole aire con una gran hoja--

--T/N abrió lentamente los ojos y cuando sus miradas se encontraron lo único que dijo fue: Ay, wey  --y se alejó de él--

--el Angel aguantó la risa y fue tras ella--

--T/N atrás de una fuente: Disculpa, no quise decirte "wey" o sea, tú no eres un "wey". En absoluto es más creo que eres un ángel  --tragó saliva--  -ay, mamacita.

Angel: No entiendo porque estás tan asustada.

T/N: Y huele el miedooo.

--el Angel empezó a reír--

Angel: No sé que te habrán dicho en el mundo pero la misión de los angeles es proteger a las Princesas, y por lo que sé, usted es una de ellas.

--T/N solo lo miró--

Angel: Ah... Ya entendí  --sonrió--

--T/N lo seguía mirando--

T/N: ¿Así?  --se limitó a decir--

Angel: Supongo  --levantó sus manitas--  -señorita, respire con tranquilidad, todavía no es su tiempo. Su misión en la tierra aún no a terminado.

T/N: ¿Mi misión?

Angel: ¿Usted cree que conoció al joven Aidan por mera casualidad?  --le guiñó el ojo--

T/N: No se ofenda, lo digo con todo respeto, pero, confundirme es su pasión.

--el ser Celestial la miró con ternura--

Regresamos a la realidad.

Por el lado de Aidan

Escuchar las palabras "Ella" y "hospital" en el mismo contexto no me dieron buen presentimiento.

No quería pensar de más, no quería asustar a mi corazón con una rápida imaginación.

Dejé que Dante conduciera pues si lo hacía yo, no iba a acabar bien, no sabía quién estaba en aquel triste lugar y mis manos temblaban por la incertidumbre y el miedo.

Apenas crucé la puerta del hospital, el frío del lugar invadió mi cuerpo provocándome un escalofrío involuntario. Miré a Dante quién estaba a mi lado, él me guío por un pasillo.

Dante no decía nada, aquel silencio me preocupaba más.

Pero grande fue mi miedo cuando ví a la mamá de mi enamorada llorando en los brazos de su esposo.

(Afortunadamente la bala que recibió el señor Ignacio no impactó profundamente contra ninguna parte de su cuerpo, solo rozó parte de su brazo izquierdo. La atención médica fue rápida y él ya tenía puesta una venda)

Y a mi papá caminando de un lado a otro, yo sabía que solo hacía eso cuando quería calmar su nerviosismo.

-Dante, ¿qué está pasando?  --pregunté con preocupación en mis ojos--

"Dandelions" Eres mi amor primero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora