Capitulo 1

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Feliz viernes, como lo prometido es deuda aquí iniciamos con esta nueva adaptación, como siempre quiero saber que opinan, con amor Sam...

Pov Sam

Señora Anantrakul, estaremos aterrizando en cuarenta y cinco minutos. Escuché a Kathy, la azafata del vuelo, tratando de despertarme de mi sueño. Había pasado un tiempo desde que había dormido tanto en un vuelo. Estuve despierta durante las primeras cuatro horas y media del vuelo, respondiendo correos electrónicos, sincronizando mi agenda en mi iPhone y poniéndome al día con Jim. Lo último me tomó más tiempo y trajo calidez a mi corazón.

Mi mejor amiga desde primer grado, Jim, está ahora felizmente involucrada en un caliente e intenso romance con el nadador más ardiente del mundo. A juzgar por las risas de mi mejor amiga, el talento de Richie se extiende mucho más allá de la piscina olímpica. Mi Jim se lo merece. Había pasado por tantas cosas en la vida que ya era hora de que alguien le diera el amor y el cuidado que legítimamente se merecía.

Me enderecé, lentamente desenvolviéndome de la manta azul de cachemira que cubría mi pijama. Una de las mejores cosas de viajar en los aviones de mi padre era que podía vestir, comer y prácticamente hacer lo que quisiera.

—Kathy, ¿Daria dijo algo sobre lo que se supone que debo vestir esta noche? —pregunté mientras ella levantaba la persiana de la ventana frente a mí. Era la rutina tener las persianas arriba durante el despegue y el aterrizaje, y Kathy sabía que me encantaba ver la vista en todo momento.

Daria era mi asistente, compradora personal, dama repartidora de pizza y, a veces, confidente. Es la mujer que organiza mi armario, me dice qué diseñador vestir para cada evento y se asegura de que tenga suficientes Tic-Tacs de naranja en mi bolso a juego para que me duren todo el evento.

Kathy se dejó caer en la silla delante de mí.

—Mencionó a Lisa Kincade para esta noche, Srta. Anantrakul. ¿Lisa Kincade? Oh, el de color oro. Hmm. Esta noche tiene que ser especial. Pensándolo bien, Daria sonaba híper-alerta e incluso me pidió que me pusiera maquillaje extra esta noche cuando hablé con ella antes de abordar el avión. Parecía particularmente mandona, asegurándose de que llegara a tiempo a Las Vegas y casi tuvo un ataque de histeria cuando José, el chofer de la limusina, hizo un giro equivocado en el camino hacia el aeropuerto De Gaulle en París.

¿Era porque esta noche es la apertura de la nueva empresa que mi padre había estado tratando de levantar y poner en marcha durante los últimos dos años? Había estado en tantos eventos para papá que la mayoría del tiempo ni siquiera recordaba para qué eran. Por suerte, tenía a Daria a mi disposición para recordármelo y ponerme al tanto de los detalles.

Poco a poco me levanté del asiento. Podría haber dormido en el dormitorio privado, pero me gustaba hablar con Kathy. Me entretenía con las historias de sus hijas de diez y dieciséis años. Las había conocido en persona y eran unos amores. Tenían la encantadora personalidad de su madre y sus adorables ojos azules. Kathy era una madre soltera cuyo esposo la abandonó cuando las niñas tenían dos y ocho años respectivamente. Era una mujer muy trabajadora y la respetaba más por criar a dos maravillosas niñas solas.

—Sra. Anantrakul, ¿le gustaría otra copa de champán? —Kathy caminó por el pasillo para que yo pudiera comenzar a prepararme para el evento de esta noche. Tan pronto como aterrizáramos. Tenía exactamente veinte minutos para subirme a la limosina, ser informada por Daria, y enfrentarme a los paparazzi.

—Kathy, ¿cuántas veces te he dicho que me llames Sam? —Dios, ella de verdad tenía que dejar de llamarme Sra. Anantrakul. Casi todo el mundo me llamaba así. Era exasperante a veces y me hacía sentir más vieja de mis veinticuatro años. Dejó escapar una risita.

Caída en la peleaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora