Capitulo 12

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Pov Sam

Cuando tu novia es una temeraria, una amante de la adrenalina, no tienes más remedio que participar en el asunto.En realidad, no tenía opción. Nunca me ha obligado a hacer nada, pero cuando había estado extremadamente emocionada de llevarme a nuevas alturas, literal y figurativamente, no pude encontrar algo en mí para decir que no.Nunca le he temido a las alturas. Montañas rusas, caídas libres (en espacios cerrados) y buceo desde acantilados en Australia y Suiza, lo he experimentado todo de frente, con los pies plantados después suavemente sobre la tierra, y no me arrepiento.Pero esto era otro nivel de emoción.

-Nena, no tienes que hacer esto -declaró Mon, parpadeando con preocupación sus ojos. Hoy llevaba una camisa de color celeste que hacía que sus ojos se viera aún más marrones y profundo, tenía puesto jeans holgados que fracasaban en esconder sus curvas.Cuando salió de la ducha en toda su gloria desnuda, le había dado unas cuantas palmadas. No poseía una pizca de vergüenza en ocultar su cuerpo. No tenía nada que ocultar. Su cuerpo era un tributo a su régimen de entrenamiento, al atletismo supremo y al poder puro que poseía, a años de empujar sus límites físicos, ya fuera en la piscina, en el gimnasio, o ahora en la arena de combate.Dejó el coche en el estacionamiento, abrió mi puerta y tomó mi mano mientras entrabamos al edificio de Thrill Rides.

Agarré su mano con fuerza y le aseguré:-Quiero hacer esto. Estoy nerviosa, pero en verdad quiero hacerlo.Anoche, después de una maravillosa cena en Clovers Inn, me reveló de golpe la noticia. Le había prometido a Tee que iban a pasar el rato como en los viejos tiempos cuando estuviera en la ciudad, surf, flyboard, puentismo... paracaidismo. Inicialmente,iban a hacer puentismo, pero al parecer en esta época del año el clima era genial para paracaidismo. Quería que observara o que tal vez le esperara en tierra firme mientras ellas hacían paracaidismo. Me negué a ser dejada fuera de la diversión, así que me había auto invitado y ella parecía feliz de ser condescendiente.


Técnicamente no se suponía que debía estar involucrada en ninguna actividad de alto riesgo, como el puentismo o el paracaidismo, pero no estábamos en Las Vegas. Mi padre no estaba por allí para supervisar sus actividades. Además, era algo que le encantaba hacer. No le impediría hacer algo que amaba.Desde esta mañana, durante el desayuno, cuando vio que no comí mucho de mi tostada de trigo al que ella le había puesto mantequilla por mí, había estado tratando de convencerme de no ir.


Mon se había sintonizado con mis estados de ánimo, sabía cuando me estaba sintiendo al borde o cuando estaba pensando dos veces sobre algo.Pero no estaba desistiendo. Si ella podía hacerlo, yo también. Claro,puede que mis piernas temblaran y que mis entrañas se agitaran como una licuadora, pero Mon no me recomendaría hacer paracaidismo si no fuera seguro.Al entrar al edificio, caminamos hacia un pequeño escritorio donde una joven rubia estaba parada a un lado. Llevaba una camiseta roja con el logotipo de TR en el frente que era cinco tallas más pequeña que su pecho y unos pantalones cortos blancos que debieron haber pasado demasiado tiempo en la secadora. Sus ojos azules se iluminaron y su boca podría haber alojado a todo el Gran Cañón con la sonrisa que le dio a Mon.


Hola, no soy invisible. ¡Estoy de pie justo aquí con ella!-¡Mon! ¡Ha pasado mucho tiempo! -exclamó ella, su camiseta levantándose más, dejando al descubierto su sujetador apenas existente y, ¡puaj, el por qué incluso llevaba una camiseta era un misterio!Mon no soltó su agarre en mi cintura mientras nos acercábamos a la Señorita Rubia.Le dio una pequeña sonrisa.-Hola, Elle, que gusto verte aquí. -Giró su cabeza hacia mí, ignorando el intento de Elle de mostrar sus atractivos, y tocó mi mejilla con su mano izquierda


-. ¿Janine hoy está aquí?Lentamente la sonrisa de Elle se desvaneció. Mon tenía una forma de no ser sutil cuando se trataba de despachar a las mujeres coqueteando con ella.Una vez estuvimos en Conelly, la camarera le lanzaba miradas coquetas y Mon le dijo rotundamente:-Creo que deberías guardar eso para otra persona. Es una falta de respeto para mi novia y para tu lugar de trabajo. -No es necesario decir que el rostro de la camarera se volvió blanco, con Mon fuimos dejadas al cuidado de camareros amables y no tuvimos encuentros futuros con ella. .


Caída en la peleaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora