Capitulo 8

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Pov Sam


Aparentemente quiero estar contigo significaba no te voy a tocar.Desde hace tres semanas, Mon no me ha tocado... con picardía, eso es. Sí, me había dado besos, muy ligeros y apenas tocando mis labios por dos segundos. Me abrazaba y me mantenía cerca de su lado, pero no seguía nada más.Lo había tratado. Cielos, lo había tratado.Llevaba mi vestido extra corto azul claro cuando vimos una película.Sostuvo mi mano todo el tiempo y rozó mis rodillas con sus dedos.Me aseguré de que Jacqueline, mi experta en cera brasileña, había acerado, abrillantado y pulido todos los rincones, grietas, en el medio y todo lo demás. Ella no lo había visto todavía.

La visité dos veces en su gimnasio en casa con mi escasa ropa de entrenamiento; pantalones cortos, sujetador deportivo y mi pelo recogido. Se me quedó mirando por dos minutos, halagándome que estaba sexy, y volvió a levantar pesas.Llevaba mi brillo de labios sensuales y pellizcaba mis mejillas antes desalir de mi auto cada vez que la veía. Siempre me besaba en los labios,pero no duraba mucho tiempo.Todo era un esfuerzo inútil.Sabía que estaba tratando de tomarlo lento conmigo.

Su clon, su clon alienígena, su molesto célibe clon alienígena se hizo cargo y no estaba dejándola libre.En cambio, otro lado de Mon había aparecido.Siempre tenía una chaqueta o abrigo listo para mí para usar cuando salíamos fuera de un edificio. Hacía bromas de que en el pasado usabala menor cantidad de ropa. Tenía la sensación de que no le gustaban algunas de las ropas que llevo, pero no había hecho ningún comentario sobre ellas.

Cuando salía, se aseguraba de que lo llamara tan pronto como entrara a mi apartamento.Cuando había viajado a Miami, me pidió que le enviara mensajes de texto cada tres horas para dejarle saber que estaba bien. Una noche,cuando un evento de caridad había acabado tarde y olvidé enviarle un mensaje, Daria había susurrado en mi oído que Mon estaba tratando de contactarme. Le había dado a Mon el número de teléfono de Daria ya que era mi asistente por si alguna vez necesitaba contactarme y por alguna razón no pudiera comunicarse conmigo, ella sería la mejor opción para llamar.


Por supuesto que había informado a Daria que nadie podría saberlo, especialmente mi padre. Ella era su empleada,pero primero era mi amiga. Había pasado por casi cada desafío que mi padre había lanzado hacia mí y, sin importar, nada ella estaba de mi lado.Decir que Mon estaba molesta cuando finalmente hable con ella sería como decir que Miami no tenía las mejores playas del mundo. No gritó,no tenía por qué. Todo lo que dijo fue, "¿Estás bien?" en un tono deliberado, preocupación y molestia palpable a través de la línea telefónica. Cuando respondí con un "sí", precedió a darme un sermón sobre Miami siendo un lugar de fiesta salvaje, que las mujeres podrían ser secuestradas, y que necesitaba comprar un teléfono más nuevo.


Esperé a que terminara y antes de colgar, susurré suavemente, "siento no haber llamado de inmediato". Estuvo callada por unos pocos segundos y pidió que la llamase cuando me instalara en mi habitaciónvde hotel.Esa fue la primera noche que dormí con
ella en el teléfono.Hablamos por horas sobre las cosas más casuales, tontas y triviales. Me enteré de su amor por los deportes extremos, su obsesión por los Legos y su pasión por los autos antiguos y los videojuegos. Compartí con ella mi amor por la moda, mi obsesión con las bebidas de frutas y mi pasión por conseguir los mejores masajes corporales y faciales.

Se rió en su mayoría con su melodiosa voz de mis comentarios estrafalarios. Fue agradable ver su cara en mi teléfono mientras estábamos en videollamada; la forma en que sus ojos se volvían más claros cuando estaba divertida y se volvieron de tonosprofundos cuando coqueteaba con ella.Le había preguntado que estaba usando y fingió no oírme, así que le mostré lo que usaba en la cama.


Estaba en mi conjunto de pijama de seda color champagne. Probablemente pensó que usaba camisones,pero por mucho que usara escasa ropa en público, me gustaba llevar la ropa más cómoda en la cama.-Nena, te ves tan linda. -Sus ojos avellana brillaron burlones.Mi corazón se derritió con eso. Fue la primera vez que me llamó nena.Nunca en mis sueños más salvajes pensé que llegaría este día. Las chicas jóvenes superan sus encaprichamientos, sus enamoramientos infantiles.


Caída en la peleaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora