【 cuarto 】

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Miró varias veces el asiento vacío en el salón y le dio largas al pensar en una razón para la falta de Eunchae. Primero fue muy temprano para saber, luego creyó que se enteraría cuando estuvieran en el receso, pero finalmente se desesperó cuando faltaban sólo minutos para terminar las clases y aún no sabía nada. Ni siquiera sus compañeros sabían.

Kazuha, la mejor amiga de la chica, le informó que tampoco había podido comunicarse con ella y eso lo preocupó aún más. La estudiante que tenía que moverse de otro distrito tenía más riesgo en el camino que el resto.

Luego de despedir a los estudiantes caminó rápido ignorando inconscientemente el saludo de algunas personas. Lo hizo con el objetivo de llegar lo más pronto posible al salón de maestros y así intentar comunicarse con la estudiante Kang. Pero cuando llegó el teléfono estaba ocupado, y lo que temía estaba ocurriendo.

La maestra de Química tenía el artefacto en la mano y la escuchó pronunciar un "así suelen ser los hijos, malagradecidos", mientras daba una sonrisa, que pretendía ser condescendiente, a alguien que no la veía.

Luego de un suspiro se dirigió a su escritorio intentado distraerse en un poco antes de que fuese su turno. Miró el pequeño tablero en la mampara de la derecha y un par de fotos sostenidas con tachuelas le hicieron sonreír. Las había tomado con su cámara instantánea cuando concluyeron los dos años anteriores en los que había estado dando clases en ese instituto.

Tres años atrás trabajaba como tutor personal para una academia. Y aunque la paga era buena, su sueño de convertirse en un profesor de escuela lo impulsaron a seguir preparándose para el examen que obviamente aprobó. Entonces se encontraba allí, dedicándole sus días a sus grupos de clase.

No puede olvidar aún lo difícil que fue el primer día. Se había comprado un bonito atuendo y peinó un poco su alocado pelo. Incluso había intentado dormir bien para que su rostro luciera fresco. Pero al llegar las miradas no parecían estar conformes con él. Los directivos fueron cordiales, y hasta ese punto sintió que lo podría sobrellevar. Sin embargo solo puso un pie en el salón de maestros para que su mente quisiera explotar.

Nunca en su vida iba a entender las miradas de desprecio y desdén que recibió de los que iban a ser sus compañeros de trabajo por años. Las razones aún no las tiene y tampoco iba a ahondar. Lo bueno es que una maestra mientras entraba lo miró con asombro y exclamó: ¡Por fin, alguien joven! Y le sonrió. Entonces sonrió por primera vez a Huh Yunjin.

Un folleto aterrizando bruscamente en su escritorio lo hizo sobresaltarse. Al levantar la mirada se encontró con la maestra de Química e instintivamente se inclinó un poco hacia la derecha para ver detrás de ella si el teléfono ya estaba desocupado.

—Profesor Choi, como usted es el encargado de ese salón, necesito que firme esto.

Beomgyu miró extrañado el documento en su mesa.

—¿De qué se trata esto?

—Usted solo firme —espetó la señora— deje de ser tan pretencioso.

—No voy a firmar nada que no sepa previamente de qué se trata —sentenció para tomar las hojas en sus manos y empezar a leer.

Mientras más avanzaba su rostro se contraía más. ¿Qué era aquello? ¿Y pretendían que lo firmara solo porque sí? Se contuvo de maldecir o de cualquier acto mínimamente violento porque los odiaba. Pero el asombro se estaba convirtiendo en un sentimiento negativo creciendo dentro de él a cada segundo.

—¿De qué se trata todo eso? —cuestionó siendo un poco más firme en sus palabras de lo que normalmente era.

—Profesor Choi, usted no es el único que se preocupa por sus estudiantes —dijo la eludida con un tono que le pareció falso—. El resto de profesores también queremos el bien para todos, así que vamos a ayudar a que Kang Eunchae vuelva a vivir con su madre. Eso es lo mejor para ella —afirmó empezando a moverse por el pasillo.

—Esas son decisiones que no nos competen, señora Go.

—Ningún hijo debería ser separado de su madre y mucho menos una adolescente como lo es Kang Eunchae. Usted no lo entendería, pero las niñas necesitan de su madre en esa etapa. Además, sí nos compete si la estudiante ha estado presentando problemas debido a su situación familiar.

Encolerizado es un eufemismo para nombrar el estado de Beomgyu al escuchar esas palabras. Si lo contenido en el documento era estúpido, lo dicho por la profesora era impensable. Ni siquiera sabía de qué se trataba todo aún, pero parecía ser un problema familiar más fuerte de lo que esperaba y en donde solo veía a Eunchae siendo la víctima del egoísmo de los adultos.

Ella no merecía eso. Porque eso era horrible, y te mataba sin quitarte la vida. Beomgyu lo sabía más que nadie; lo vulnerable que estaría, lo expuesta a juicios, las palabras que pondrían en su boca, las exigencias, la manipulación. Nada pintaba bien para una adolescente que solo quería tener una etapa feliz.

—No voy a firmar eso y estoy en contra de que en nombre de la escuela se emita ese documento —afirmó poniéndose de pie— así que le pido que desista de esto si no quiere que llegue a oídos de los directivos.

Odiaba las amenazas tanto como a cualquier otro acto de violencia, pero sintió que era la única arma que tenía para ponerle un freno a esto por un poco más de tiempo.

—¿Se cree tan superior como para acusar al resto de sus compañeros, profesor Choi?

—No estoy considerándome superior, estoy siendo consciente.

—Claro —la profesora soltó una carcajada—, consciente de que puede obtener más si se pone del otro lado.

Beomgyu la miró extrañado e iba a hablar pero fue interrumpido antes de abrir la boca.

—¡Ay, Choi! ¿Cree que es el único que camina en este mundo? Todos los vimos, a usted y al padre de Kang Eunchae reuniéndose.

—Fue para ayudarla con...

—Pero piénselo, Choi, no todos son como usted.

"Como yo", pensó Beomgyu una y otra vez cayendo en su asiento mientras veía a la profesora Go alejarse con aquel documento en sus manos.

Solo se había visto con el señor Kang una vez, en el mismo recinto escolar y para tratar de ayudar a Eunchae. Pero la gente ve lo que quiere y, al parecer, se habían montado una historia con el único fin de perjudicarlo a él. Porque aún era visto como el raro, porque aún debía fingir ser diferente o quedarse callado.

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¡Hi Moa!

¿Cómo están? Pueden ser sincerxs y contar todo aquí, que no les vamos a juzgar. Este es un espacio seguro.

Desde lo más profundo de mi corazón, espero que todos estén bien. Pero como dijo Key, no es obligatorio estar siempre felices. Está bien no estar bien.

¿Saben qué mas está bien? Permitirse distraerse, sonreír, obtener cosas bonitas, cantar.

Entonces espero que al leer este capítulo se hayan permitido tener un momento para ustedes.

Les quiero un montón, mucho más que eso. Y como siempre, un besito en sus frentecitas y un abrazo cálido. También recuerden que podemos amigar en mi ig @/moatori_.

¡Moatori se despide! <3

Cute Inside | TaegyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora