Cute Inside | Taegyu

【 vigésimo séptimo 】

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Perdió.

Solo llevaba dos latas de cerveza y a su mente se le ocurrió la maravillosa idea de recrear la sensación de la mano del señor Kang en su cintura. O cuando le acarició el cabello. También cuando sostuvo la puerta por él.

¿Podría su mente dejar de aumentar el frío al recordar la calidez de su cercanía?

Es injusto que su inexperto cuerpo no esté acostumbrado. Los chicos con los que salió antes nunca hicieron eso por él porque no se los permitió. Beomgyu odiaba el contacto físico y su mente no estaba tan enfocada como para notar si realmente ellos estaban enamorados de él.

Lo pone triste pensar que pudo haber herido el corazón de uno por su indiferencia.

Pero con Kang todo parece marchar de acuerdo al plan y puede que la falsedad del asunto lo lleve por caminos oscuros. ¿O cómo explica que realmente quería esa cercanía cuando estaban en el instituto? Porque era irreal.

Una buena excusa, si se lo permiten decir.

—Eres más que sólo dos latas, Choi —su amiga lo animó poniendo otra en su mano.

—Yunjin —abrió la lata y dio el primer sorbo—, ¿alguna vez jugaste a la casita cuando eras niña?

—Claro, todos lo hicimos.

—Yo no, —se rió amargamente— era el único niño de mi familia y no me dejaban jugar con mis compañeros de la escuela.

—¿Quién no te dejaba jugar? ¿Tu abuela?

Beomgyu negó con los ojos cerrados dando otro sorbo. —Los papás de mis compañeros no iban a dejar que sus hijos se juntaran con alguien de mi familia.

—Ellos no son tu familia.

—Llevo su ADN, así que algo es algo —suspiró—, pero ese no es el tema. ¿Te gustaba jugar a la casita? ¿Cómo era?

—Era divertido —comenzó a contar Yunjin—. Escogíamos una mamá y un papá que siempre era yo —rió—, otros eran los hijos y hasta una mascota. Era un role play de lo que veíamos en casa. Papá sale a trabajar y mamá cuida de los niños, lo típico.

—El señor Kang fue a trabajar y yo cuidé de Eunchae, ¿eso cuenta como jugar a la casita?

—No teníamos un diamante en el dedo ni lo anunciábamos a todo el mundo.

—Es una versión avanzada, más adulta.

—Beomgyu, aunque te apoye en todas las cosas y me ponga feliz que por fin tomes riesgos, sigo pensando que esta idea puede acabar muy mal.

Lo sabía.

—Se acabará pronto y vamos bien.

—¿Seguro?

—Pero no quiero.

Beomgyu sintió el peso en su hombro de la cabeza de su amiga así que acomodó mejor su espalda para estar cómodo.

—¿Quieres seguir siendo el prometido del señor Kang?

—Tal vez.

—¿Te gusta tanto?

No.

—Soy incapaz de sentir algo romántico por alguien.

—Puede ser carnal.

—¡Huh Yunjin! —le gritó empujándola a un lado.

—Pero dijiste que es guapísimo.

Sí, lo es.