【 décimo 】

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Había hablado con el señor Kang e incluso fue quién buscó a Eunchae para que se despidiera de su padre. Él también se despidió con un leve movimiento de manos y una inclinación. Dejó que se fuera y respiró profundo para volver con sus clases.

Al final del día todo estaba particularmente bien si tomaban en cuenta que lo había manejado de la mejor manera. Se cercioró de que Eunchae sí se fuese con Minji y pudo tener un momento de tranquilidad en el salón de profesores mientras terminaba algo de papeleo. Incluso se permitió tomar un café en calma felicitándose a sí mismo por saber llevar la situación.

Pero sabía algo por un dicho que había escuchado: "Solo ves el árbol y no el bosque". Porque la llegada de una persona al salón tronchó todo lo que había sentido hasta el momento. La profesora Go hacía entrada al lugar con un par de personas que no conocía, los cuales intuyó que eran padres.

Lo insoportable del asunto es que Go solo se contoneaba de aquí a allá con una delicadeza fingida y un todo de voz agradable que lo hartaba. La profesora asiento con los invitados y Beomgyu decidió volver a prestar atención a lo suyo propio. Sin embargo, un par de palabras lo pusieron en alerta.

—No se preocupe, señora Hong, usted puede estar segura de que siempre voy a cuidar de su preciosa Eunchae —afirmó la profesora Go seguida de una risilla que le provocó escalofríos a Beomgyu.

¿Cuántas Eunchae habían en su escuela? La profesora Go y él compartían los mismos grupos de clases y él conocía a una sola Eunchae. Su Eunchae.

Bueno, del señor Kang.

Pero estaba bajo su cuidado, así que por el momento era suya, ¿no?

Un momento, ¿sería esta la madre de Eunchae? Por eso Go había ido con aquel papel ante él días pasados. ¿Sería correcto avisarle al señor Kang? Aunque estaba en un vuelo.

Se estaba volviendo loco.

—¡Ay profesora Go, usted siempre tan considerada! Me preocupa que usted se sienta sobrecargada solo por tener que cuidar de mi hija.

Beomgyu era incapaz de concentrarse en lo suyo. Tuvo que fingir que trabajaba para poder seguir escuchando la conversación. Algo que hacía por la estudiante, claro está.

Además, si es la madre de Eunchae, ¿por qué no lo buscan a él si es el encargado de su clase? Todo era demasiado raro.

—Haría lo que fuera, señora Hong —expresó Go—. Sabe que sigo encontrando muy injusto todo lo que está pasando. El padre de su hija no tiene el derecho de hacer eso —aseguró.

"¿El señor Kang?", pensó Beomgyu. Es su padre, entendía Beomgyu, así que tiene derecho.

—¿En qué me metí? —susurró para sí mismo.

Si lo pensaba bien, no preguntó mucho. Nada. No preguntó ni ahondó en nada. ¿Y qué si el señor Kang no era tan bueno cómo hacía parecer? Debió dejarse guiar de la primera impresión. Aunque no, eso estaba mal. Simplemente debió hacer más preguntas y no llevarse de lo que parecía ser un encanto Kang.

—No se preocupe, profesora, pronto Chae estará de nuevo con nosotros y este suceso con su padre quedará en el pasado —dijo la madre.

Está bien, no es momento de arrepentirse. Además esa señora no suena para nada sincera. O eso le quiere intentar hacer creer a su cabeza.

—De eso estoy segura —intervino Go— en un tiempo ella misma se dará cuenta de que fue un error. Los niños cometen errores todo el tiempo, por eso los adultos somos los que ponemos las reglas.

Cute Inside | TaegyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora