Maeve odiaba las tormentas, odiaba los truenos, odiaba los rayos, odiaba la oscuridad, básicamente, odiaba todo lo relacionado a catástrofes naturales. Rafe solía burlarse de ella por amar las olas pero detestar y hasta temerles a una simple lluvia, pero ella lo veía como un miedo totalmente justificable.
—¿Buscando provisiones?
Maeve miró a la chica que se había detenido a su lado. La pelirroja seguía mirando las papas que había tomado con su mano como si fueran lo más interesante del mundo, y tal vez, si Maeve no pudiera reconocer su voz, incluso habría pensado que era parte de su imaginación.
—Los reportes dicen que este huracán viene con fuerza.
La pelirroja soltó una risa, tirando varios paquetes de comida chatarra al carrito donde Maeve estaba guardando sus compras.
—¿Sigues temiéndole a los truenos? —cuestionó, soltando una risa, a lo que Maeve la miró ofendida.
Silvana y ella era lo más cercano a lo que Maeve pudiera considerar una amiga, aunque no sabía si en ese momento se le podía llamar así.
Habían sido mucho más cercanas durante un tiempo en el pasado de lo que lo eran ahora.
Para Maeve era complicado confíar en las personas, Silvana lo entendía -o eso decía ella-, pero parecía no importarle.
Claro que las cosas se estropearon cuando en una de esas tardes en la playa, Silvana había visto un moretón en la muñeca de Maeve y no pudo evitar preguntar.
Al principio, la rubia se había mostrado indecisa, pero al final terminó por decirle.
Con los meses y antes de que Rafe partiera y volviera, Rafe había empezado a drogarse mas seguido -aunque claro que Maeve no lo notó sino hasta los últimos momentos-, más cantidad, dosis más fuertes que parecían trasladarlo a otro mundo, por el estado en el que Maeve casi siempre lo encontraba.
Silvana se había indignado al escuchar que él se los había echo, a pesar de que la rubia le contó que solo eran apretones demasiados fuertes y que con su piel delicada parecían más graves de lo que en realidad eran, ella no había estado nada contenta, casi reclamándole a Maeve por permitir que le hiciera eso y aún encima tratar de justificarlo.
ESTÁS LEYENDO
DOLLHOUSE ; RAFE CAMERON
أدب الهواة─── 𝐃𝐎𝐋𝐋𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 ─── ❝When I saw the signs, I should have let you go... but I kept you by my side.❞ Dónde Maeve Cameron está cansada de su vida y...