──── xxxvii. el infierno parece hermoso

1.9K 156 17
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sol apenas se asomaba cuando Maeve sintió que la movían para despertarla, la rubia se removió incómoda, intentando esconder su rostro en la almohada pero Rafe no lo permitió mientras soltaba una risa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sol apenas se asomaba cuando Maeve sintió que la movían para despertarla, la rubia se removió incómoda, intentando esconder su rostro en la almohada pero Rafe no lo permitió mientras soltaba una risa.

Eran pocas las veces que podía dormir y realmente descansar desde ya hace un tiempo, y Maeve no deseaba que se lo arrebataran.

Incluso después de muerto, James encontraba la forma de acosarla hasta en sus pesadillas. Al principio Maeve solo bebía tanto que incluso al día siguiente olvidaba como había llegado a su habitación, pero conforme pasaba el tiempo, eso también había dejado de ser efectivo para no pensar.

—Basta —regañó el mayor mientras la movía para dejarla boca arriba—. Barry estuvo llamando, la fiesta terminó, hay que irnos.

Maeve le pateó las manos, intentando girarse de nuevo sin éxito. —Déjame, él está grandecito, que se encargue solo.

Ella todavía estaba bastante cansada después de la noche que habían pasado, y nada le encantaría más que quedarse unas horas a descansar a su lado cuando al fin lo tenía a su lado de nuevo, y cuando ambos parecían dispuesta a ignorar al menos por unas horas el pasado para permanecer juntos y contentos al lado del otro.

—No le tengo tanta confianza como tú —murmuró el rubio, y Maeve abrió los ojos para mirarlo—. Así que sería mejor ir y saber que no va a hacer alguna tontería. —resopló mientras abotonaba sus pantalones.

—¿No confías ni un poco en él? —preguntó Maeve después de rodar los ojos, sentándose en la cama—. Pensé que eran amigos.

Maeve sabía que la última imágen que Rafe tenía en su mente era él entregándolo a la policía después de todo lo que habían pasado, él no sabía que Barry la estaba protegiendo, a su modo retorcido. Ella había dudado de sus intenciones reales al inicio, pero con el tiempo había dejado aquello de lado.

Barry era agradable y en pocas ocasiones útil, y Maeve necesitaba a su lado a personas que se alguna forma hicieran su vida más sencilla, o al menos más fácil de llevar.

Y tanto Barry como Silvana eran fundamentales para eso.

—No porque hablemos somos amigos —dijo en voz baja—. Me vendía drogas y yo era malo pagando, fin de la historia.

DOLLHOUSE ; RAFE CAMERONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora