✦ 𝐂𝐚𝐟𝐞́ 𝐜𝐨𝐧 𝐋𝐞𝐜𝐡𝐞 || Quackbur ˏˏ

ᰔ ▸ Capítulo 10𓆪

ꕤ ⚊ Única ✦ ⁑

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—Recuerdas la vez que te dije que iríamos a una colina para nuestra primera cita.

Quackity levanta una ceja por lo último que escuchó, lo comentaba como si ya hubieran tenido múltiples citas cuando la primera ni la terminaron.

—... Sí. —pronuncia sin mucho interés.

—Pues hoy iremos. —una ancha sonrisa se dibujó, haciendo entre cerrar sus ojos.

—Ah, no, no, no. ¿Quieres que nos vuelva a pasar lo mismo? —niega descontroladamente. A veces no entendía al mayor, se atrevía a decirle a él tonto –tal vez lo era un poco–, pero parecía que también era de esas personas que tenian que estar al borde la muerte para darse cuenta de las cosas—Acabas de salir de una gripa, deja tus babosadas.

—Escucha, Big Q, ya pensé en eso —el nombrado lo mira interrogante—, traje dos caballos para que nos lleven más rápido a nuestro destino —claro, por eso había llegado con ellos—. Además, esta vez no nos distraeremos con ningún pato.

—Lo que pides ya es mucho —Quackity frunce el ceño—, los patos son lo mejor.

—Tu no eres un pato, Big Q —alude sonriente—. Y a pesar de que eres bonito, eso nunca ha hecho que yo me distraiga un día entero contigo.

Wilbur sabia que era mentira, se había pasado sueños completos pensando solamente en el menor, aunque este nunca se enteraria.

—Eso qué tiene que- oh, ya entendí... —sí, definitivamente Quackity no era un pato, aunque su mente y corazón a veces máquinaban como la de uno, más a lado de cierta personita.

—Bien, vamos. Yo iré preparando a los caballos en lo que tú empacas lo necesario para la cita. —guiña, caminando en dirección a los caballos.

Wilbur era tan... tan él, y Quackity era un pobre humano común que no podía controlar sus emociones, porque el sonrojo que aparcó todo su rostro no lo pudo evitar.

Yendo a seguir las indicaciones, entró a la casa en silencio, se cambió en silencio, empacó en silencio, y cuando regresó el color carmín en sus pómulos dejaban algo bonito de ver. Ni siquiera supo porque aceptó tan rápido si el no quería ir.

Wilbur lo ve llegar y quiso agarrar ambos cachetes y apretarlos. Negando después por pensar en sobrepasar la confianza que apenas estaba recuperando.

—¿Cuál quieres? —él castaño dio a elegir.