血─── Capítulo 4.❞

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Capítulo cuatro: La boca del lobo

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Capítulo cuatro: La boca del lobo.

...•Habitación de Kyoko Kirigiri.

Unos tenues rayos de sol matutinos se filtraban por la cristalera del cuarto que había dejado descubierta la noche anterior, una absoluta calma fluía por toda la habitación haciendo que todo a mi alrededor pareciera cada vez más una escena de una novela. A diferencia de las que acostumbraba leer, esta rebosaba de una calma sepulcral y en las esquinas de aquellas viejas páginas residía una oscuridad inexplorada que reposaba pacientemente esperando el día en el que todo se viera sumergido en aquel apagado color que barrería la tranquilidad como si de polvo se tratara.

Con suavidad desplacé mi mano por la almohada bajo mi cabeza, dispuesta a hundirme aún más profundo en mi eterno mar de pensamiento, deseando ver qué escenarios irreales podría armar mi extraña mente. Cuando mi mano rozó la mesilla aclaré mis pensamientos, agarrando el móvil para ver como marcaba las seis de la mañana. Me levanté en ese instante, iniciando ya mi rutina diaria, los pequeños estiramientos matutinos frente a la ventana seguidos de una ducha fresca. Justo cuando estaba terminando de abrocharme la blusa del uniforme escuché como llamaban a la puerta de la habitación.

Fruncí el ceño con sospecha, me preguntaba quien podría ser a estas horas, Celestia no sabía el número de habitación, y era demasiado temprano como para que Asahina estuviera despierta. Con un suspiro agarré los guantes morados que reposaban sobre la cama y me encaminé a la puerta mientras recubría mis manos con ellos. La puerta emitió un pitido bajo cuando la abrí, asomé la cabeza por la abertura que había dejado. Me encontré con una mujer de mi altura, cabello negro recogido en un moño, ojos tristes y vestimenta de sirvienta. Bajo sus manos blanquecinas y temblorosas había un carrito dorado con unos platos sobre él.

Las dudas surgieron, nunca me había visto recibida con un desayuno en mi recámara, ni siquiera en la mansión de la familia, siempre opté por buscarlo por mi propio pie, y, además, tenía por hecho que no tenía derecho a recibir esta atención debido a que no formaba parte del gran y adorado grupo de Ultimates. 

—¿Buenos días? —Alcé una ceja mientras me reclinaba contra la puerta abierta, los brazos cruzados sobre mi pecho y mi uniforme aún a medio poner. Aquella mujer me dio una reverencia, dejando su cabeza baja con lo que parecía un ligero sonrojo que comenzaba a formarse en sus mejillas.

—Lamento mucho la interrupción, ama, es decir, señora, señorita —Su voz temblorosa se entrecortaba como si tuviera una bola de ansiedad en la garganta. Daba pena, alguien tan sensible en un sitio como este... personas como Celes se la comerían viva. 

Alcé la mano en un gesto que indicaba que dejara de hablar, la mujer pareció encogerse en su lugar con aún más incomodidad.

—Solo Kirigiri, por favor —Terminé de abrir la puerta, dejando pasar a aquella mujer al interior de mi cuarto. Las ruedas del carrito apenas hacían ruido sobre el suelo de madera. La mujer se detuvo en el centro de la habitación, mirando con dudas alrededor, tuve que indicarle donde dejar la comida. Supongo que no estaría acostumbrada a ver a nadie comiendo en una mesa tan pequeña como esa.

𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞.[𝐊𝐲𝐨𝐤𝐨 𝐤𝐢𝐫𝐢𝐠𝐢𝐫𝐢]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora