Capítulo 2.

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Pasó el tiempo volando, me había puesto a cuestionarme, todas esas cosas que me habían dicho eran correctas, no cuadraban con lo que yo quería ser, me metí a mi casa, y me puse la pijama, para después entrar a mis cobijas, mirando el techo, ni siquiera puedo decir observando, porque mi vista solo estaba dirigida hacia el techo, mas no lo observaba, me quede así, hasta que el sueño me ganó, esa noche estaba siendo muy fría.

...Everything's in order in a black hole...

Al escuchar esa pequeña melodía salto de un brinco, busco mi teléfono a tientas y desactivo la alarma, la pongo más temprano de lo que debería, para que me dé tiempo de poder echar flojera al menos 10 minutos, usualmente esos diez minutos son los más cortos del día, me paro de la cama y me dirijo hacia el baño, volteo y veo mi reflejo en el espejo, vaya pinta, desvió mi mirada del espejo, tomo mi toalla, y abro la llave, empieza a caer el agua, ese podría ser uno de mis sonidos favoritos, el agua cayendo, deshago mi coleta, (o el intento de eso) y me meto a la regadera, meto mi espalda primero, no podía tardarme tanto, máximo diez minutos, tomo el shampoo, y lo pongo sobre mi cabeza, lo tallo, lo enjuago, y pongo mi nuca, en verdad no quería ir, salgo de la regadera, y tomo la toalla, la enrollo alrededor de mi cuerpo, y me dirijo hacia mi cuarto, tomo la ropa, y me la pongo, vuelvo a dirigirme al baño, y me peino, pongo un poco de rímel en mis pestañas, pero aplico una capa muy cerca de mi ojo, y parpadeo, con la máscara de pestañas, todavía fresca, y arruino todo.

-¡Mierda!- Grité en una especie de susurro, tomo un hisopo, y le pongo un poco de crema para tratar de arreglar el cagadero que hice, cuando considero que se ve decente, bajo para desayunar, prendo mi teléfono para ver la hora, y una maldición pasa por mi cabeza, faltaban tres minutos para que dieran las 7:00 a.m. a esa hora debía salir, agarro una manzana, y me pongo la chamarra, y salgo corriendo hacia el auto, mi papá ya estaba dentro del coche, al igual que mi hermana.

-¿La mochila?- pregunta mi papá.

¡Me cago en todo, la mochila!

Me devuelvo hacia la casa por mi mochila, y vuelvo a entrar al coche, duramos todo el camino en silencio, cuando ya estábamos a unas calles de la escuela, me despido de mi papá y me bajo de auto, camino hacia el salón de clases, no había hecho la tarea de inglés, y era la primera clase que tenía, como podrán notar, mi inteligencia, superaba las fronteras del espacio tiempo, y espero se haya notado mi sarcasmo, corro hacia el salón, y aviento la mochila, me siento en una silla, y saco mi libreta, agarro la mochila de mi compañero de al lado, sin que él se dé cuenta, la abro en la página de la tarea, y empiezo a copiar lo más rápido que puedo, parafraseando todas y cada una de las frases, por suerte, siempre había sido muy buena en todo lo relacionado con el lenguaje, el profesor entra al salón, yo guardo mi libreta, fingiendo que no pasó nada, al parecer, todo salió bien, me checaron la tarea, la calificaron, y mi buena calificación, sigue en pie, suena el timbre, y salgo del salón, me tocaba español, entro al salón y veo a la maestra hablando con unos niños de primero, tratándolos de convencer de que los gais son del diablo, a lo cual ellos, con su falta de criterio, absorben todas y cada una de las palabras que esa señora (La cual, muy seguramente era lesbiana de closet con miedo de no ser aceptada) como si eso fuera lo correcto, pulía las mentes de esos tipos, de una manera tan cuadrada, que les quitaba la mismísima capacidad de pensar por ellos mismos, no dudo que como persona sea agradable, pero como maestra era presumida, grosera, y muy poco profesional. Esas eran las cosas que pasaban por mi mente mientras ella explicaba algo acerca de los cuentos latinoamericanos, suelto un suspiro, el cual, obviamente molesto a mi maestra.

-Haber señorita, si le molesta mi clase puede salirse, por mí no hay ningún problema, nada más permítame ir por unos reportes.

-Maestra, tiene razón, saldré de su clase- Dije.

La maestra se quedó boquiabierta.

Hubiera sido genial que eso pasara, le dejaría la boca callada a esa bruja, pero eso no pasa, al menos no en mi vida, tengo que respetar las jerarquías impuestas por la sociedad, así que preferí quedarme callada, y seguir con mi trabajo.

La última hora había llegado, Educación física, el profesor decía que yo era buena, pero en realidad yo no lo consideraba mi fuerte, solo me esforzaba por hacer las cosas bien, terminando la actividad, el profesor nos dio tiempo libre, jugamos voley, pero al cabo de un rato nos cansamos, una chica empezó la cadena, le golpeo el glúteo a una chica, la cadena de nalgadas prosiguió hasta llegar a mí, yo no le tomé mucha importancia, y la seguí, después de todo eso era un juego, ¿No?

Pues no, eso que creí un "juego entre niñas" resultó llegar hasta un chico el cual recibió una nalgada por parte de otra de mis compañeras, la chica se fugó, y como yo era la que estaba atrás de él, lo mas lógico era que yo fuera la urgida que lo llevó mas lejos, claramente yo no contaba con esa perspectiva en ese momento, y lo único a lo cual pude prestar atención fue al ruido estruendoso el cual se escuchó cuando el chico me nalgueo, ese sonido se había escuchado por todo el patio, sólo pude sentir como el calor subía a mis mejillas (Así es, inclusive si suena a cliché) seguramente me veía ridícula.

Voltee hacia el chico, y solté la bofetada mas fuerte que pude

-Para que te queden ganas imbécil.- Dije.

Pero no, hubiera sido genial que eso pasara, en cambio, yo quedé ahí, parada como una tonta, con la boca súper abierta, el timbre salvó mi trasero, relativamente, corrí hacia el salón por mis cosas y salí de la escuela, las clases habían terminado.

La chica de los rizos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora