La chica de los rizos.

Capítulo 7.

La brisa pegaba en mi rostro, al igual que el sol, me encanta esa sensación, cerré los ojos para que el sol no lastimara mi vista, pues está de por sí ya estaba un tanto jodida, los últimos días había estado con una actitud un poco pensativa, en realidad estaba muy confundida, no tenía muchas cosas en claro, había estado pensando en un poco de todo, la escuela, mi familia, que no he cumplido ninguno de los propósitos del año pasado, las cosas no podían estar así, yo no quería acabar el año sin cumplir mis metas, con Max tratándome como si fuera una mierda, en serio esperaba que eso fuera solo una etapa, pues me estoy empezando a cansar de eso, he estado dudando mucho de Max, pero en realidad más de mí, y de mis actitudes hacia él, con todo lo que he estado pensando, creo que llegué a la conclusión de que estoy empezando a sentir algo más por él, eso me frustra mucho, como no tienen una idea, no quiero ser otra niña con una historia cliché acerca de que se enamora de su mejor amigo, eso ya no era nada nuevo, a todas les pasaba lo mismo, y definitivamente yo no era como las otras, no soy otra más del rebaño, pero en sí, me molesta más que sea Max, porque se cómo trata a las chicas que andan atrás de él, a pesar de eso tenía la esperanza de que a mí me tratara diferente por ser su mejor amiga, ese día le diría, así mataría dos pájaros de un tiro, le diría a Max la verdad acerca de todo, y cumpliría uno de mis propósitos, ser más impulsiva, pues he notado que pienso demasiado las cosas, no hago nada que no haya pensado mínimo tres veces, y no me gustaba hacer eso, me gustaría ser más impulsiva, nunca lo había probado, así que esta seria, "La primera vez", y si las cosas salían bien, entonces empezaría a actuar más por instinto, en realidad yo no creo que vaya a pasar nada muy malo, Max siempre ha sido muy comprensivo conmigo.

Mi padre estacionó el coche en la casa, y nos bajamos mi familia y yo, ayudamos a bajar las compras que habíamos hecho anteriormente, y las acomodamos en las estanterías, y alacenas, al terminar, mis padres subieron, yo me quedé en la planta baja sentada en el sillón, me levanté un momento para agarrar un libro de la estantería, no me vendría mal leer, me vuelvo a sentar en el sillón, y abro el libro en la primera página, (Después del prólogo, claro, en ese momento no lo leería, en realidad nunca lo haría) retiro mis lentes, y los limpio con mi camiseta, algo que odiaba de usar lentes era que todo el tiempo estaban sucios, no podían pasar ni cinco malditos minutos sin que mis lentes tuvieran una mancha de algo, siempre sucedía así, ya era algo parecido a la rutina, empiezo a leer. Aproximadamente a las diez páginas yo ya estaba adentrada en la lectura.

-¡Max!- gritó una voz femenina en la otra casa sin obtener respuesta-¡Max!

-¡¿Qué pasa?! –Grita con un tono fastidiado.

-¡Baja!- Se escuchan azotones de pies de la escalera, ahí acaba la conversación, o lo que escuché de ella.

"Capitulo 24...

(...)

Tengo quince años y me mandan a la cama a las ocho y cinco...

(...)

La cuestión no es pensar en lo que se está haciendo, sino que solo hacerlo."

Había leído muy rápido, comía las palabras, ya me hacía mucha falta, retiro los lentes y me froto los ojos, en seguida paro de hacerlo.

"Carajo" pensé.

Había olvidado por completo que llevaba mascara de pestañas, me limpio el exceso que quedó alrededor de mis ojos, al terminar dejo los lentes donde estaban, y me sirvo un vaso de agua, suena el timbre, vaya, creo que necesitamos comprar otro timbre, ese ya suena horrible, en realidad siempre había sonado horrible, pero a lo que me refería es que ahora suena peor, me apresuro a abrir antes de que siga sonando, era Max.