Capítulo 6. Has jugado muy bien hoy
Kelly se despertó con una punzada extraña y molesta en su bajo vientre, un dolor interno que nunca había experimentado. Al principio, pensó que era una simple molestia muscular de tanto deporte, pero al intentar moverse, el dolor parecía clavarse más profundo, haciéndola sentir cada vez más incómoda.
Instintivamente, llevó las manos a su entrepierna, buscando aliviar la incomodidad, pero lo que encontró la dejó helada. Una humedad viscosa manchaba sus dedos. Desconcertada y algo alarmada, se llevó las manos a la nariz, notando un olor metálico y fuerte, extraño y desagradable. Su pulso se aceleró mientras intentaba comprender qué estaba sucediendo. Encendió la luz de la mesita de noche, y en la penumbra de la habitación, se encontró mirando una mancha roja en las sábanas. El impacto fue inmediato; su mente corría en todas direcciones sin encontrar una explicación, y su cuerpo reaccionó con un temblor involuntario.
Desconcertada, se levantó tambaleándose y se dirigió al baño. Una vez allí, bajó su ropa interior y vio que estaba empapada en sangre. Su respiración se volvió entrecortada, y sin poder contenerse, se dejó caer en el borde de la bañera, sus manos temblando mientras trataba de asimilar lo que veía. Los sollozos se hicieron más intensos, brotando desde lo más profundo de su ser. Con cada lágrima, sentía una mezcla de vulnerabilidad y miedo que nunca había experimentado antes.
Ana se despertó con un ruido suave pero persistente que venía del baño. Al mirar el reloj, notó que apenas eran las cuatro de la mañana. Se levantó de inmediato, sintiendo una punzada de preocupación, y se dirigió hacia el baño. Al abrir la puerta, encontró a su hermana sentada en el suelo, con la cabeza baja y los hombros sacudidos por sollozos silenciosos. Los ojos de Kelly estaban hinchados y su mirada, absolutamente aterrorizada.
—¿Nenica, qué sucede? —preguntó Ana con voz suave, agachándose a su lado.
Kelly levantó la mirada, el rostro empapado en lágrimas, y con una expresión de pánico extendió la mano, mostrando dos dedos manchados de sangre viscosa y coagulada. Sus labios temblaban mientras susurraba con una voz rota:
—I'm... bleeding...
Ana sintió cómo una oleada de comprensión y compasión la invadía al instante. Sabía perfectamente lo que estaba pasando y, al ver la expresión de terror de su hermana, comprendió cuán inmenso debía ser el desconcierto que sentía. Para cualquier chica, el primer período era un momento especial, quizás incómodo, pero en general esperado y preparado, con una madre o alguna persona de confianza que les explicaba lo que ocurriría. En cambio, Kelly estaba enfrentándose a algo que ni siquiera imaginaba que llegaría; una transformación tan reciente y abrupta que este detalle, tan profundamente femenino, parecía venir de la nada, sin aviso y sin contexto.
Ana recordó su adolescencia, las chicas solían compartir sus experiencias, comentando anécdotas o detalles que las ayudaban a enfrentarlo. Pero Kelly...¡Kelly nunca había tenido esa oportunidad!, nunca había sido parte de esas conversaciones. Seguro que, en teoría, ella sabía cómo funcionaba el cuerpo de una mujer, pero la teoría no podía prepararla para este primer y crudo encuentro con su feminidad.
La pobre muchacha ni siquiera se había planteado que esto pudiera pasar, y ahora, ahí estaba, enfrentándose a ello de golpe. ¡Demonios!, probablemente ni siquiera se había imaginado que algo así pudiera suceder. A pesar de que su cuerpo era el de una chica de 17 años, nadie le había advertido sobre este momento ni la había preparado. Sufrirlo así, sin previo aviso ni orientación, debía ser absolutamente aterrador para ella. Ana sintió una oleada de compasión, y, con una suavidad infinita, se agachó junto a su hermana para confortarla.
—Tranquila, nenica —le susurró Ana, agachándose junto a ella y poniendo una mano reconfortante en su hombro, usando el tono más tranquilizador del que fue capaz—. Esto es normal, es... parte de lo que significa ser una chica. Sé que ahora es aterrador, pero estoy aquí, ¿vale? Yo te voy a ayudar.
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La jugadora Número 10 (en edición)
RomanceAna tiene un plan brillante: su equipo de fútbol necesita una estrella, pero su hermano Iván, el mejor jugador que conoce, está lesionado. ¿La solución? ¡Convertir a Iván en Kelly, una rubia dulce, delicada... y lista para arrasar en el campo! Sin e...