˖𓏲ָ 𝐂𝐇𝐀𝐒𝐄 𝐓𝐖𝐎 𝐁𝐎𝐘𝐒 || minho, felix, jisung˖≀

08. 𝘠𝘰𝘶 𝘱𝘶𝘵 𝘮𝘦 𝘰𝘯 𝘢𝘯𝘥 𝘴𝘢𝘪𝘥 𝘐 𝘸𝘢𝘴 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘧𝘢𝘷𝘰𝘳𝘪𝘵𝘦.

08. You put me on and said I was your favorite.

Pasado.

And when I felt like I was an old cardigan
Under someone's bed
You put me on and said I was your favorite.

— Cardigan.

   Mientras atravesaban el pasillo tomados de la mano, Felix sentía el peso de las miradas aplastando su corazón, los murmullos rodeándole la garganta como una ajustada soga; nunca antes había recibido tanta atención de sus compañeros, estaba acostumbrado a pasar desapercibido, ya que era más bien tímido y prefería esconderse. Minho, por otro lado, parecía totalmente desinteresado, tranquilo, como si aquello fuese cosa de todos los días para él... y lo era.
    Minho era casi una celebridad en la escuela ¿Y cómo no iba a serlo? A las chicas les gustaba porque era atractivo y carismático, les agradaba a los chicos por ser bueno en deportes y divertido en las fiestas, incluso los profesores lo tenían bien visto porque, apesar de que algunas veces él y sus amigos eran algo alborotados, siempre cumplía con las tareas y tenía buenas calificaciones. Como si eso fuera poco, venía de una familia algo acomodada y en su grupo de amigos se encontraban los otros dos “bombones de quinto año”: Hwang Hyunjin, el “chico lindo de los chicos lindos”, y Bang Christopher, el típico “bad boy” que usaba chaqueta de cuero y fumaba detrás de las gradas. Era el paquete completo, con moño incluído.
   Era un jodido estereotipo de teen movie andante.

    Felix lo pensaba así, como el chico de una película, como un crush de ficción, nada más.
    Aunque iban a la misma clase, Minho no le prestaba demasiada atención ni Felix a él, Minho estaba en el fondo, Felix al frente. Era así de simple. Felix procuraba no interesarse en él, por más lindo que fuera, sin mirar hacia atrás cuando lo oía reír o evitando hacer contacto visual cuando a alguno de los dos le tocaba exponer en el pizarrón, evitaba cualquier pequeña cosa que pudiera llevarlo a sentir algo por él. Lo seguía en Instagram, claro, pero no había bajado hasta sus fotos más antiguas ni miraba demasiado tiempo sus publicaciones, no revisaba qué cuentas seguía ni los perfiles a los que etiquetaba. No, en cuanto supo de su existencia, quién era y el revuelo que causaba su nombre, puso en marcha el plan “sin mariposas en el estómago”. No quería caer, no de nuevo.
    Tampoco es que fuese mucho esfuerzo, o eso creía ¿Por qué Minho se fijaría en él? Felix no se consideraba particularmente bonito y tampoco era extrovertido, él y sus amigos eran más de quedarse en casa a ver películas o jugar videojuegos. No estaba seguro de ser la clase de persona que le gustaba, sentimiento que crecía cuando se enteraba de alguna de sus conquistas, antiguas o recientes. Felix no se parecía a ninguna.
     Simplemente, estaban a dos mundos de distancia.
     Lo prefería así. Irreal, imposible, inalcanzable.
      Y se hubiera quedado así si no hubieran chocado en el baño, si esa mañana no se hubiera olvidado de cambiarse la remera del pijama o si Minho no lo hubiera notado, si no se hubiera puesto rojo de la vergüenza y Minho no se hubiera burlado amistosamente de él, si hubiese mirado a otro lado cuando Minho le sonrió, si Minho no le hubiera puesto la mano en el hombro y le hubiera dicho que él también miraba One Piece. Si todo eso no hubiera hecho que mágicamente Minho comenzara a hablarle y él no fuera lo suficientemente fuerte poner a su corazón en una jaula.