❲CHASE TWO BOYS❳
‹⚘┈─El amor y el verano,
las ilusiones y la esperanza,
todo empezó a desvanecerse
cuando Lee Minho trató
de perseguir a dos chicos❟
⸙› Contenido gay
y angst.
⸙› Minho x Felix.
⸙› Minho x Jisung.
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You drew stars around my scars But now I'm bleedin'.
— Cardigan.
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Los labios de Minho eran suaves, cálidos y expertos. No fue el primer beso de Felix, pero él deseaba que lo hubiera sido, sobre todo porque el dueño de su verdadero primer beso era un idiota en todos los aspectos. El beso había sido torpe y brusco, Felix odiaba recordarlo, a él y su mal aliento y sus manos agarrándolo demasiado fuerte. Minho era distinto: su boca se posaba sobre la suya con gentileza y envolvía la suya en un baile que aumentaba su intensidad conforme pasaba el tiempo, y sus manos, las manos de un chico lindo, firmes y masculinas... Sus manos nunca lo apretaban más de lo que le gustaba, nunca lo hacían sentir prisionero, sólo lo acariciaban, lo recorrían como si su cuerpo fuese un delicado instrumento y Minho un dedicado músico. Era lindo, aunque «lindo» parecía una palabra demasiado simple para describir la explosión de emociones que Minho provocaba en su interior. A veces, era imposible explicar las cosas de otra manera, a veces, una palabra simple era todo lo que había para encerrar algo único y bellísimo.
——Te amo ——susurró Felix contra el oído del castaño, mientras aferraba sus manos alrededor de su cuello, sus dedos acariciándole los cabellos que se le rizaban en la nuca.
Minho se apartó de su cuello, donde había comenzado a trazar un camino de besos.
——Yo también te amo, Lix.
Lo dijo mirándolo a los ojos, con una expresión intensa, la mirada de alguien que no mentía cuando decía que lo amaba. Felix había aprendido que realmente había una diferencia en los gestos, en el brillo en los ojos, en todo, cuando se decía la verdad. Minho tenía la respiración pesada y las mejillas coloradas, y llevó su mano a una de las mejillas ardientes de Felix para unirlos de nuevo con un beso en la boca. Entre el beso, las manos de ambos comenzaron a moverse, un par más seguro que el otro. Minho movía sus manos con destreza y confianza, sin vergüenza, tocándolo por sobre la ropa, mientras Felix las usaba más tímidamente, con cuidado, casi pensando cada toque. Era una costumbre que parecía no quitarse encima, la vergüenza, el pudor, aún cuando Minho no era el primer chico al que había tocado.
