Capítulo 2

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Gilbert era persistente. Algunos días, enviaba a un sirviente diferente para el desayuno, el almuerzo y la cena y pedía que me reuniera con él.

Pero fracasó. La gente del marqués comenzó a pensar que Gilbert era demasiado grosero.

Hubiera sido mejor que viniera a verme en persona. Al menos entonces podría haberse disculpado diciendo que me amaba tanto que su juicio se nubló. Podría haber funcionado para algunas personas.

Pero Gilbert solo mandó a los pobres sirvientes. Los asistentes bajo las órdenes de Gilbert deambularon frente a la puerta principal de la casa del marqués todo el día y luego regresaron.

Sin embargo, no eran tan estúpidos como su dueño. Estaban avergonzados de sus acciones y admitieron que se habían visto obligados a hacerlo porque temían a Gilbert.

No había forma de que tal apariencia se viera bien en los sirvientes del marqués. Quienes debieron pensar que la personalidad de los sirvientes se refleja en la de su amo.

El Marqués de Morgana era una familia prestigiosa, y los sirvientes también tenían su propio orgullo. No tomé ninguna acción para impedirlo, pero sí miraba con desprecio a los criados de Gilbert cada vez que pasaban por la puerta principal.

Ni siquiera mis padres, que habían insistido en que el matrimonio era un asunto que debía resolver yo misma, ocultaron su disgusto. Finalmente, su paciencia se agotó y ordenaron a los criados de Gilbert que se mantuvieran alejados de la mansión.

Oh bueno, me senté a un lado y bebí mi té.

Mientras la reputación de Gilbert decaía, me familiaricé un poco con el cuervo y lo llamé temporalmente Raven.

N/T: Raven significa Cuervo, pero lo deje en inglés porque así queda mas lindo.

—Señorita, el carruaje está esperándola.

Cuando me levanté al oír las palabras de Sarah, Raven voló y se posó en mi hombro. Volví a bajar al joven cuervo, mientras alzaba descaradamente la cabeza.

—No es divertido verlo todo.

—¿Kkaak? ¡Kkaak! ¡Kkaak!

Dejé a Raven llorando de frustración y salí. Mientras me dirigía a la calle principal en el carruaje, era consciente de que los criados de Gilbert me seguían sigilosamente, pero fingí no darme cuenta.

Cuatro señoritas esperaban en la boutique. Charles Morgoz me saludó con particular entusiasmo.

—¡Eve! ¡Muchas gracias por invitarme! Quería comprar un vestido nuevo, pero la boutique Camellia de la diseñadora Vanessa es tan popular que es difícil conseguir un sitio.

—Gracias por estar dispuesta a pasar el rato conmigo hoy. Espero que Charles encuentre un vestido que le guste.

Estaba de buen humor y sonreí brillantemente. Charles se inclinó hacia mí y susurró en voz baja.

—De hecho, tengo algo por adelantado. Pero realmente no tengo buen ojo para los vestidos, así que me gustaría que Eve me diera un consejo...

—Por supuesto. ¿Estás buscando un vestido para usar en el próximo baile real?

—Y un vestido para usar en la fiesta de cumpleaños de Mónica. ¡Muchas gracias, Eve! ¡Después de todo, solo tengo a Eve!

Incliné la cabeza hacia un lado.

—¿La fiesta de cumpleaños de Mónica? ¿Está bien que vayas?

Charles fue tratada como una terrorista de la moda en la fiesta de cumpleaños de Monica el año pasado. Era solo un vestido sencillo, pero Mónica la criticó mucho.

𝑁𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 ℎ𝑖𝑗𝑜, 𝑠𝑖𝑛𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora