Capítulo 7: "¿Qué hice?"

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Hace dos días fue la fiesta en la que con Abigail "avanzamos". Supuse que desde ahí íbamos a mejorar, pero hoy fue todo lo contrario. Me ignora, no me habla y cuando lo hace, es muy borde.

En fin, estamos en clase de Español, es la única clase que comparto con Alynn, a quien no he visto desde el viernes.

—Hola —me da un beso en la mejilla y se sienta junto a mí.

—Hola, ¿todo bien?

—Sí, ¿tú? —Hago una mueca.

—Abigail está muy rara conmigo. No me habla y es súper pesada, lo peor es que no sé qué hice.

—Uh, creo saber por qué está molesta —Alynn tiene una sonrisa burlona en el rostro—. Está molesta porque le dije que somos novias.

—¿Por qué iba a enojarse por eso?

—Porque le gustas, T/N.

—No lo creo. Yo no trataría mal a quien me guste.

—No es que quiera tratarte mal, es que ella siente celos y te culpa por eso.

—Woah, ¿eres psicóloga como tu mamá?

—No, pero no es necesario saber leer mentes para saberlo, tú también lo sabes, pero no quieres darte cuenta.

Y si...

No, no le gusto a Abigail.

—¿Deberíamos subir algo para que Sofía nos vea? —Le pregunto intentando cambiar el tema.

—Uh... Sí. Tomémonos una foto y subámosla.

Cuando nos estamos sacando la foto, pasa Abigail por nuestro lado y me mira.

Sonrío para la foto, y sigo a Abigail.

—Oye, espera.

—¿Qué quieres? —Me dice dándose la vuelta.

—¿Por qué me hablas así? ¿Qué hice yo?

—Nada, T/N. Déjame, ¿sí?

—¿Es por Alynn?

—¿Porque es tu novia?

—Sí.

—No, T/N. Ya déjame. Nos vemos en clases.

Dijo y se fue.

[...]

Estaba entrenando cuando llegaron las porristas para su practica.

Lideradas por Abigail, entraron un por una. Abigail me miró con el ceño fruncido mientras entraba y yo me reí de su actitud.

Seguimos trotando hasta que nos dieron instrucciones para jugar.

Estoy jugando, cuando veo a Abigail yéndose de la cancha frustrada. Y como a mí me encanta meterme a donde no me llaman, la sigo al camerino de chicas.

—¡Agh! —Escucho un grito desde dentro.

—Ey, ey. ¿Qué pasa? ¿Todo bien? —Le pregunté entrando.

—Claro, solo me faltabas tú —rodó los ojos—. Solo estoy frustrada porque la coreografía no me sale. ¿Puedes dejarme sola?

—¿Por qué no te sale? —Le pregunté ignorando su pregunta.

—Es que, no sé. Mi mente está en otro lado.

—¿Por?

—Por nada, T/N. Déjame sola —se sentó en una banca.

—¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

—Sácame de aquí, T/N.

—Okay —busqué mis cosas y saqué mis llaves— ten. Anda a mi auto y súbete. Voy y vuelvo.

Salí a la cancha para decirle al entrenador que me dolía el estómago, y así pueda irme con Abigail. Pero al entrenador no le puede importar menos mi presencia.

—Vamos —le dije a Abigail llegando al estacionamiento.

—¿A dónde?

—A nuestro lugar.

Entre café y otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora