Al otro día después de clases, busco a Abigail por todos lados, creyendo que Alynn ya habló con ella. Aunque la verdad no sé qué esperar, porque no pretendo que ella quiera estar conmigo inmediatamente, o sea, si quisiera estar conmigo.
Entro en la cafetería y no está por ningún lado. Le escribo, pero no responde, así que inmediatamente sé que está entrenando. Entonces, voy a las canchas a buscarla. Cuando entro, está de espaldas gritandoles a las otras porristas. Me río y voy a buscarla.
—¡Graham! —Le grito desde el borde de la cancha. Se sobresalta al escucharme, pero enseguida voltea y su semblante serio se suaviza un poco, pero después vuelve a ser serio. Veo como habla con el resto de las chicas y luego, camina hacia mí.
—¿Qué quieres? —Me dice cruzada de brazos.
—¿Tienes los brazos pegados ahí? —Le digo burlándome, se da cuenta de su posición y cambia.
—¿Qué quieres? —Reitera.
—¿Alynn habló contigo?
—Sí.
—¿Y, qué opinas? —Le digo con la esperanza de que le guste la idea de estar conmigo.
—¿Qué voy a opinar, Brown? Si le contaste a mi mejor amiga que le fuiste infiel conmigo.
—¿Qué? No, Abigail. No le dije eso. Te lo prometo.
—¿Y entonces por qué ella vino a mí llorando diciendo que me odiaba y que te odiaba a ti por engañarla, que tu le habías confesado todo?
No sé por qué Alynn inventó todo eso.
—No lo sé, Abigail. En serio.
—No te creo nada, T/N.
—Dame una oportunidad para contarte cómo realmente fueron las cosas. Una sola.
—No, T/N. Ni siquiera lo pienses.
—Por favor. Si después de escucharme aun no me crees, lo entenderé, pero por favor escuchame —Abigail parece pensarlo.
—Está bien. Ven a buscarme en una hora.
—Sí, claro.
—Ah, y dile a tu hermana que si sigue faltando a las prácticas, se va a quedar de repartidora de agua en el juego.
Miro hacia detrás suyo, y me doy cuenta que efectivamente mi hermana no está ahí.
—¿Y dónde está? Dijo que estaría aquí después de clases.
—No lo sé, Brown. No me interesa tu vida familiar. Voy a volver al entrenamiento.
—Está bien, nos vemos.
Le marco a mi hermana, pero no contesta. Me preocupa que no me cuente donde está, porque ella siempre me cuenta esas cosas. Decido que es mejor idea avisarle a mi mamá, me cuesta hacerlo porque siempre hemos tenido lealtad entre hermanas, pero me preocupa que pueda pasarle algo. Mi mamá me dice que no me preocupe, que ella la va a encontrar, y yo le digo que me cuente cualquier cosa.
Hoy no tuvimos práctica de fútbol porque el capitán tenía cosas que hacer, así que voy a la biblioteca para leer un rato. Cuando entro, lo primero que veo es a Alynn. Voy enseguida hacia ella para encararla. Tengo tantas cosas que decirle que no sé por cuál empezar.
—Alynn —la llamo cuando estoy frente a ella.
—T/N... —Me dice susurrando—. Hola..
—Sí, hola. ¿Por qué le dijiste eso a Abigail?
—Porque es la verdad.
—¿Qué verdad, si tú y yo solo fuimos novios de mentira? Hoy le voy a contar la verdad, quieras o no.
—¿Qué? ¡No!
—Tengo que hacerlo: a mí me gusta ella.
—¿Y yo? —Me dice triste.
—Lo siento, pero lo único que podría ver en ti es una amistad. Tienes que entenderlo, Lynn. Esto era un juego y tú lo sabías.
Le digo y me voy.
El entrenamiento de Abigail termina y nos reunimos en el estacionamiento.
—¿Vamos? —Le digo apenas la veo.
—¿A dónde? —Me pregunta.
—Subete —no me responde, pero me obedece.
Conduzco hacia el mirador al que solemos venir, y me estaciono donde siempre lo hago. Una vez ahí, Abigail se quita el cinturón y se voltea con los brazos cruzados.
—¿Me vas a explicar?
—¿Qué cosa? —Le digo haciéndome la desentendida.
—Tú sabes, T/N.
—¿Yo sé?
—Ya. Dime. ¿Le dijiste eso a Alynn?
—Sí, pero no es como tú piensas. Ella y yo nunca estuvimos juntas.
—¿Qué? ¿Y por qué dijeron que sí?
—Porque queríamos ponerte celosa.
—¿A mí? ¿Por qué?
—Porque me gustas, y sé que te gusto.
—¿Qué? No...
—Es obvio que sí. Tú sabes que sí. Y tú me gustas también así que no necesitamos fingir, Abigail. Lo único que quiero es besarte otra vez y que estemos juntas. No sabes cómo me muero por estar contigo.
—T/N... Tú me gustas, pero no podemos estar juntas, no podemos.
—¿Y por qué?
—Porque a pesar de todo lo que tú piensas, es difícil para nosotras. ¿Sabes qué dirán en la escuela? ¿Mi familia, tú familia?
–Qué me importa, tampoco te debería importar a ti.
—No es que me importe que dirán, sino que eso puede ser dañino, T/N.
—¿Qué sabes tú?
—Mi hermano es gay, yo sé de lo que hablo.
—Pero, Abigail... Podemos no decirle a nadie, pero necesito que lo intentemos.
—¿Estás segura, T/N? —Me pregunta insegura.
—Obvio que sí. Quiero estar contigo más que nada.
—Yo también. Me gustas mucho, pero tengo miedo, ¿tú crees que podamos?
—Sí, es más: ¿quieres ser mi novia, Abigail Graham?
—Sí, T/N Brown —me dice y se abraza a mí.
Nos besamos después de oír su respuesta, y para celebrar le invito un café y un pastel de zanahorias.
Sin saber qué continuaría después, ese día algo me hizo saber que ese era el inicio de nuestra gran historia.
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Entre café y otoño
Ficção AdolescenteAbigail, de coraza dura y siempre a la defensiva, es la reina de la escuela, capitana de porristas y la más popular. Mientras más intenta alejarse, T/N más intenta acercarse, porque así es ella; insistente, impulsiva, atenta y sobre todo, encantador...