Sus ojos parpadean entre los de él, buscando algo, y luego se precipita hacia adelante, presionando su boca contra la de Emiliano.
Sus besos son calientes y urgentes, la lengua húmeda y dientes raspando los labios. Él toma su cintura entre sus manos y la levanta sobre el borde de su escritorio, da un paso entre sus piernas abiertas para apretarse más cerca.
Están frenéticos mientras se rasgan la ropa el uno al otro. Ella le quita la campera de los hombros y le desabrocha los pantalones mientras él desliza las manos por debajo de la maldita pollera de vestir. Lleva medias hasta el muslo, la banda de encaje apretada alrededor de la carne de su pierna, y él gime al pensar en todas las veces que estuvo usando estos en esta oficina, justo en frente de él.
Sus manos agarran el cuello de su remera, rasgando la tela, los botones cayeron al suelo. Lleva un corpiño blanco de encaje debajo, tiene las tetas levantadas y perfectamente enmarcadas por la tela. Ella hace un ruido suave de protesta y él destruye su ropa, pero luego su boca está sobre su pecho, y ella está acunando la parte posterior de su cabeza, acercándolo más. Él besa y chupa la parte superior de sus senos, agarrando el peso en sus manos sobre su ropa interior.
-Sos tan perfecta- murmura contra su piel. Y lo es, él sabía que lo sería.
Su boca regresa a ella, sus dedos deslizándose a través de su pelo y agarrando los mechones mientras la atrae increíblemente más cerca.
-¿Vas a dejar que te coma toda?- Ella gime en su boca.
-Quiero probarte, bebé y sentir que te venis en mi lengua.--Por favor- ella respira contra sus labios.
Él cae de rodillas y la mira mientras engancha sus dedos en su ropa interior. Son de encaje, endebles, sexys como todo lo demás en ella. Los baja por esas largas, largas piernas y los mete directamente en su bolsillo.
Colocando ambas manos en la parte interna de sus muslos, mantiene sus piernas abiertas, tal como las quiere, mientras se inclina para lamer una larga raya a través de ella. Ella responde tan bien al primer toque de su lengua, la cabeza cae hacia atrás sobre sus hombros y su mano se aferra a la parte posterior de su cabeza. Su toque es guía, casi exigente, mientras lo presiona contra su entrada y muele sus caderas hacia su lengua. Él chupa y juega con su clítoris, ejerciendo presión mientras más humedad brota de ella y cubre su barbilla.
-Emiliano- ella jadea. -Usa tus dedos-.
Sabía que ella sería así: agresiva, dominante, clara sobre lo que quiere y esperando que él se lo de. Y lo hará. Él quiere complacerla.
Ella gime, bajo y sexy como el registro de su voz, cuando él desliza dos dedos dentro. Los enrosca, aprieta su protuberancia con las yemas de los dedos. Él es violento con ella, bombeando sus dedos a un ritmo rápido, acercándola al borde mientras trabaja su clítoris con su lengua.
Dolores es ruidosa cuando se viene, gritando mientras monta su rostro y aprieta alrededor de sus dedos. Se pregunta si su recepcionista puede oírlos afuera. Él espera que ella lo haga.
Tan pronto como se pone de pie de nuevo, está sobre ella, palmeando sus caderas mientras la besa. Ella lame su boca, probando su propio sabor, atrayéndolo más cerca mientras envuelve sus brazos alrededor de su cuello. Está duro y dolorido en boxer, desesperado por estar dentro de ella.
-Quiero cogerte tanto-, murmura contra su mandíbula, presiona un beso allí.
-Hacelo- ella gime. -Quiero tu verga adentro mío-
Saca su pene de su bóxer, se acaricia mientras la mira, despeinada, hermosa y lasciva. Su mano se estira para quitarse los lentes, pero él la detiene con la mano en la muñeca.
-Dejalos puesto doctora-
Él busca su billetera en el bolsillo trasero, pero esta vez ella lo detiene, su mano presiona su pecho.
-No necesitamos nada. Quiero sentirla toda-
Él siempre usa preservativo, pero no quiere nada más que deslizarse dentro de ella desnudo, penetrarla en carne viva. Puede que no sea el movimiento más inteligente, pero no tiene intención de coger con nadie más que con ella después de hoy.
Dolores lo besa mientras él los alinea, desliza su lengua en su boca mientras él se desliza dentro. Ella está apretada, estirándose para acomodarlo, y jadea en su boca mientras él presiona más hasta que sus caderas están al ras.
-Sabía que te sentirías así- le dice, presionando su frente contra la de ella, porque quiere que sepa que estuvo pensando en esto. Pensó en estar dentro de ella, garcharsela así, hacer todas esas cosas con las que soñaba.
Ella le acaricia la nuca con los dedos. -Yo también lo sabía.-
Él gime ante la confesión, sus caderas chocan contra las de ella mientras la imagina acostada en la cama por la noche, pensando en él. Mete la cara en el lugar donde el cuello de ella se encuentra con el hombro, la palma de la mano extendida sobre su espalda mientras la sigue penetrando más fuerte y más rápido. Puede oler su perfume, ese aroma floral en el que no dejó de pensar durante meses, y sentir su pulso latiendo debajo de sus labios.
-¿Sabes cuánto pensé en vos?- murmura contra su piel.
-Cada vez que te veía sentada en tu sillón, vestida como una trolita sólo para mí-Por supuesto que sí. No fue nada sutil.
-Más fuerte- gime ella, moviendo las caderas contra él.
-Necesito que me cojas más duro-Necesidad es una palabra embriagadora, un nivel de desesperación que siente en la boca del estómago.
Él comienza a golpear sus caderas más fuerte, con desesperación, el escritorio se balancea contra el suelo con la fuerza de sus embestidas. Mete una mano entre ellos, tocándose a sí misma mientras sus gemidos se vuelven más entrecortados, más agudos.
-Eso, así bebé- dice con voz áspera. -Venite con mi pija adentro-
Ella gime ante sus palabras, su cuerpo se tensa. Él se aparta para mirarla, observa cómo el placer se manifiesta en su hermoso rostro mientras se desmorona. Él la sigue poco después, pulsando dentro de ella, su frente cayendo contra la de ella, su bajo gemido de placer presionado contra su piel.
Se quedan así por unos momentos, las frentes se tocan, las respiraciones calientes y entrecortadas se mezclan en el espacio entre ellos. A regañadientes, se retira, dejando el calor de ella. Quiere ser envuelto en él de nuevo, inmediatamente.
Sus ojos caen entre sus piernas cuando se aleja, observando cómo su semen se desliza desde su entrada hasta el escritorio debajo de ella. Él quiere quedarse, empujar todo dentro de ella, tal vez coger de nuevo, pero tiene lugares en los que necesita estar.
Él se esconde, se abotona los pantalones y se inclina para tomar su rostro entre sus manos. Estampa un beso firme contra su boca.
-Tenes mi número en mi expediente, Dolo. Llamame cuando estés lista para estar conmigo porque no voy a volver a esta oficina-
Ella lo mira, con los dientes mordiéndose el labio inferior, y murmura: -Está bien-
Él la besa de nuevo, una última vez, sumergiendo la lengua en su boca, antes de alejarse. En la puerta, él voltea a mirarla por última vez, todavía sentada en su escritorio, despeinada y sonrojada, tan diferente de la primera vez que entró a esta oficina.
Él sabe que la doctora lo llamará; él va a estar esperando.
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Último capítulo POR AHORA🙏🏻🙏🏻 qué hombre el señor dibu martinez💋💋
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《La Doctora || Dibu Martinez》
RomanceEl arquero del Aston Villa comienza a ver a una psiquiatra de quien eventualmente, se enamora. _ _ _ (Portada en edición)