ꜰᴇᴅᴇ ᴠɪɢᴇᴠᴀɴɪ x ɪᴀɴ ʟᴜᴄᴀꜱ
(ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇ).
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Fede Vigevani: Un chico de 23 años (Alfa dominante), se enamora, de Ian Lucas un chico de 20 años (Omega) el cual suele ser muy miedoso con todo lo que tenga que ver con espíritus o demonios.
y se da...
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Todo no había salido como lo planeado y ahora por su culpa todos se encontraban de regreso a la casa del Uruguayo el cual trataba de controlarse para no caer bajo sus fermonas y el deseo de su lobo interno.
Lo que en un momento fue una salida a un McDonald's terminó en casi una lucha por salir de ese lugar a salvo y sin ninguna mordida en su cuello.
Ah...cómo odiaba ser un Omega.
Miró por la ventana del auto la cual se encontraba abierta y por alguna extraña razón su cuerpo comenzó a temblar y quiso pensar qué tal vez era por el frío.
Muy pocas veces solía pasarle, su cuerpo comenzaba a temblar y la calentura no bajaba sólo subía, mientras que se retuerce o hace muecas de dolor para no llamar tanto la atención de sus amigos.
Pero sin dudas su Omega se encontraba lloriqueando por el dolor insoportable en sus partes íntimas y no dudo en apretar sus piernas y bajar el buzo el cual le pertenecía al castaño el cual se encontraba conduciendo, mientras el se encontraba en los asientos traseros junto al Beta y Iván, el cual era el único que podía lograr mantener el control.
Los demás lo ayudaron a salir de ese lugar y luego se separaron debido a que sus fermonas eran demasiado fuerte como para provocar que en su cuello se encontrara la marca de los dientes de alguno de ellos.
En conclusión, se separaron para no tomarlo en contra de su voluntad y para no comenzaron una pelea en la cual probablemente el Dominante estuviera involucrado.
Se movió incómodamente y sin poder evitarlo soltó un gemido dolor y las miradas se dirigieron hacia el.
La vergüenza fue enorme y simplemente se colocó la capucha y tiro de los cordones cerrándola, era tan vergonzoso que sus amigos lo vieran de esa manera.
Volvió a apretar sus piernas y no pudo evitar arquear un poco su espalda, en la cual minutos después se encontraba la mano del único Beta se movía de arriba hacia abajo, diciendo palabras para calmarlo.
Claramente no funcionaron, pero agradecía el intento.
Un jadeo escapó una vez más de sus labios y apretó el buzo con su mano, para luego abrazarse a si mismo inhalando el aroma del Alfa el cual no pudo evitar mirarlo por el retrovisor.
Miró por la ventana cuando sintió que el auto se detuvo y se dio cuenta de que se encontraban en uno de los tantos semáforos que iban a esperar. Y las miradas curiosas de las personas no se hicieron esperar.
Todos aquellos que se encontraban pasando por las veredas, al sentir su aroma dulce, no pudieron evitar mirar hacía el carro, clavando sus ojos directamente hacía el.
Sin poder evitarlo cerró la ventana y se encogió en su lugar, no sólo por el dolor sino que también por las miradas juzgadoras de las personas.
Una vez más el Dominante lo miró por el retrovisor y ambos conectaron miradas, pero sin poder evitarlo bajo la suya hacia sus manos con vergüenza.
