ꜰᴇᴅᴇ ᴠɪɢᴇᴠᴀɴɪ x ɪᴀɴ ʟᴜᴄᴀꜱ
(ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇ).
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Fede Vigevani: Un chico de 23 años (Alfa dominante), se enamora, de Ian Lucas un chico de 20 años (Omega) el cual suele ser muy miedoso con todo lo que tenga que ver con espíritus o demonios.
y se da...
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--Fede, basta, no quiero.
Repitió una vez más, al castaño el cual intentaba quitarle las mantas, para que se levantara y saliera de la cama, luego de estar encerrado por más de dos semanas, sin siquiera comer o ver a sus amigos.
Pero al parecer al castaño no le había gustado mucho la idea y la primera semana, simplemente le preguntaba desde el otro lado de la puerta, si se encontraba bien o si necesitaba algo, pero en la segunda, al parecer este se había hartado y comenzó a adentrarse a la habitación sin siquiera preguntarle.
Durante varios días a tratado de sacarlo de aquella apestosa habitación (según las palabras del chico) y ciertamente estaba comenzando a pensar lo mismo.
Y aveces agradecía que el chico intentara sacarlo de esa agujero negro, en el cual poco a poco se va uniendo en lo que suelen llamar, depresión, después de todo el castaño a dejado de salir de fiesta y de hacer videos, para ayudarlo.
Si bien no había ningún sentimiento de por medio por parte del otro chico hacía el, pero a pesar de todo el daño que sus palabras le ocasionaron, aún lo sigue amando de cualquier manera y sabía que eso no iba a cambiar.
Mucho menos cuando este se esforzaba en hacerlo sentirse querido o importante para el, pero sólo cómo amigos, nada más que eso.
Ah...cómo duele el amor.
Llevó una de sus manos hacía su pecho y apretó la camiseta (la cual le pertenecía al contrario) y por alguna razón, el castaño detuvo sus acciones, para simplemente mirarlo.
Pero al igual que el, tenía su mano sobre su pecho, al parecer también le dolía, en la misma zona que el y lentamente se sento sobre la cama.
Por alguna extraña razón, lágrimas comenzaron a caer y simplemente bajo su mirada, sin siquiera decir alguna palabra o moverse.
Duele.
El Uruguayo se sentó frente a él, pero aún así ninguno dijo nada, ambos se mantuvieron en silenció, mientras el castaño lo observaba.
Una de las manos del mencionado, toco una de sus mejillas y la otro tomó la mano la cual se encontraba sobre su pecho, para luego acercarla a su boca y besar su dorso, pero aún así no lo miró.
Y fue así, hasta que el castaño llevó su cabello hacía atrás, dejando su frente descubierta para luego besar esta y el uruguayo le obligó a mirarlo a los ojos.
