Capítulo 12: Confesiones

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Trey miraba a Alice algo preocupado. La chica había estado muy saltona, sobre todo cuando él se le acercaba, lo que no tenía sentido, pues eran mejores amigos.

Ambos estaban lavando los platos del desayuno y Alice estaba muy silenciosa y tiritona. 

—¿Me estás ocultando algo? —preguntó Trey.

Alice pegó un salto y casi tira una taza al suelo por eso.

—No, no —negó con un movimiento de cabeza algo exagerado—. Eres mi mejor amigo, no te oculto nada.

Si bien, Alice le había ocultado por mucho tiempo a Trey sus dudas sobre su orientación sexual y sus sentimientos hacia algunas chicas en particular, esa vez era diferente. Esa vez le había expresado a Janice sus sentimientos con besos. Había besado, abrazado y acariciado a Janice.

—Es que, bueno, yo... —tenía que decírselo, pero no sabía cómo empezar.

—¿Tiene que ver con Janice?

Alice abrió sus ojos azules como nunca. Sabía que su larga amistad con Trey era algo especial, ¿pero tan especial como para que adivinara lo que sentía?

Trey sonrió algo nervioso.

—Es que, el otro día, en el bosque, Chayna y yo vimos algo...

Esa vez si tiró la taza al suelo y esta se rompió en pedazos.

—L-lo siento, yo no...

—Tranquila, no pasa nada —le dijo Trey, yendo por la escoba y la pala a una esquina de la cocina—. No quise comentártelo porque no sabía cómo... ¿decirlo? Menos en un momento tan tenso como en el que estamos.

En eso, Chayna entró a la cocina. Había oído la taza despedazarse contra el piso desde la sala, por lo que había decido asegurarse de que no hubiera sido algo más grave que un plato roto.

—¿Está todo bien?

—¿Me vieron besado a Janice en el bosque?

—¿Qué? —preguntó Chayna sorprendida.

Trey, por la sorpresa, se quedó quieto en su lugar, dejando de barrer los vidrios.

—Lo único que vimos fueron unas sonrisitas tontas —volvió a hablar Chayna, quien después de los segundos abrió la boca sorprendida—. ¡¿Besaste a Janice?!

—Shh...—pidió Alice, poniendo su dedo índice frente a sus labios—. No necesito que los demás se enteren.

—Entonces sí te gustan las mujeres —dijo Trey aun en un estado de shock.

—¿Lo sabías? —preguntó Alice.

—¿Cómo lo iba a saber si nunca me lo dijiste? —cuestionó algo molesto—. Pero tenía la sospecha. Nunca me hablabas de chicos y a veces te quedabas mirando a Hannah Mertens con una sonrisa tonta, como la que le diste a Janice el otro día...

Hannah Mertens era compañera de clases de ellos y hubo unos meses en la secundaria en que se había sentado frente a Alice y su cabello castaño claro brillante, sus ojos grandes y su dulce risa la habían terminado por cautivar.

—¿Esa tal Hannah es una idiota violenta, rebelde y con poco estilo?

Trey soltó risa ante la pregunta de Chayna.

—Claro que no. Es una chica dulce, muy bonita y graciosa... y se viste mejor que las actrices de Hollywood —contó Trey—. ¿Por qué?

—Porque eso no se parece a Janice... —Chayna miró a Alice—. ¿Por qué Janice?

Las Brujas de Kedward: Discordia [LBK #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora