Capítulo 18: Magistra

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Janice logó entrar a la sala de reuniones unos segundos antes que Paige y cuando creyó que encontraría los libros encima de la mesa, no lo hizo.

Paige quedó tan impactada como Janice, pero sin detenerse más de unos segundos, comenzó a buscar por toda la habitación los libros. Janice la imitó, pero ninguna tuvo suerte. Los libros no estaban por ningún lado.

—Quizás entró alguien primero —susurró Janice, más para ella misma.

Paige se giró a verla e intentó lanzarle un hechizo que Janice logró esquivar, para luego ponerse en marcha de vuelta al patio principal con las manos vacías.

Una vez que estuvo junto a sus amigas, les dijo el problema.

—¡Los libros no están! ¡Parece que alguien se los llevó!

No solo sus amigos oyeron eso, sino que Ragna y parte del Consejo también. Todas pudieron sentir el pánico recorrer sus cuerpos como nunca en el pasado. Si esos libros desaparecían, realmente estarían en graves problemas.

El patio principal era un caos, había muebles y objetos rotos por todas partes, algunas brujas estaban heridas y algunas cosas estaban siendo consumidas por las llamas y ese conflicto no parecía tener una solución.

—Hay que matar a Ragna —dijo Sun Hee—. Con eso, tendremos la oportunidad de tener una nueva Magistra que podría estar de nuestro lado.

—Y quizás seas tú —le dijo Janice—. Si tenemos suerte, serás tú.

—Bien, tú y yo nos encargaremos de eso —Sun Hee se volteó a ver a los humanos—. Ustedes vayan a la camioneta y espérennos ahí.

—¿Y nosotras qué? —preguntó Chayna.

—Intenten encontrar los libros con ayuda de las demás.

Chayna y Kate asintieron, pero antes de alejarse, Sun Hee jaló a Kate de una muñeca.

—Por favor, ten cuidado.

—Estaré bien —aseguró Kate, aunque no estaba realmente segura.

Chayna y Kate comenzaron a darles instrucciones a las brujas que estaban claramente de su lado y entre todas comenzaron a buscar los libros o a quien los tuviera.

Kate decidió que, ya que las demás no conocían la existencia de la bodega oculta, ella debería ir a revisarla. Quizás, alguien del Consejo se les había adelantado y los había devuelto a su lugar sin decirle a las demás.

Fue por las llaves de la bodega al cuarto de Ragna, quien las tenía guardadas en su mesa de noche y, por lo tanto, no le fue tan difícil encontrarlas.

Kate corrió por los pasillos del internado lo más rápido que pudo. Algunas de las paredes se estaban despedazando, algunas tenían manchas de sangre y algunos de los cuadros que adornaban los pasillos estaban en el suelo destruidos, medios quemados o simplemente hechos cenizas.

No pudo evitar sentir un dolor de estómago, pues nunca pensó que las cosas se darían así. No pensó que se desataría una guerra entre quienes estaban del lado de ellas y las que estaban del lado de su Magistra.

Las brujas debían ser hermanas, debían apoyarse y protegerse entre ellas, ¿qué estaba pasando?

[...]

Ragna estaba muy débil. Se sentía agotada y sus piernas comenzaban a temblar. Le costaba respirar entre tanto humo y estaba desesperada por salir de ahí.

Se comenzó a mover, pegada a las paredes para no perder el equilibrio y terminó por llegar a un pasillo vacío. Justo en ese pasillo, un cuadro de la Magistra Milenka se encontraba partido a la mitad, como si alguien lo hubiera cortado con una navaja.

Las Brujas de Kedward: Discordia [LBK #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora