Capítulo 2: Compras

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Los tres no entendían nada de lo que estaba pasando.

Janice estaba jalando a Chayna de sus trenzas africanas con furia, mientras Sun Hee intentaba detenerlas y Kate comía helado en un extremo de la sala, mirando todo. 

Adrien se acercó a Kate, seguido por los otros dos.

—¿Qué dijiste que pasaba?

—Chayna lanzó a Janice contra el librero al hacer un hechizo —explicó—. Este...

Kate abrió la palma de una de sus manos y la apuntó hacia Janice.

—Off fugit.

Janice salió disparada hacia atrás, chocando con la pared y, por fin, soltando a Chayna.

—¡Te pasaste de la raya, Janice! —le reclamó Chayna.

Janice se levantó del suelo enojada.

—¡Me atacaste por la espalda!

—¡Estaba probando!

—¡Prueba cuando sea oportuno! —se giró hacia Kate—. Y tú, ni creas que te salvarás.

Janice estaba caminando hacia Kate, pero esta se escondió detrás de Adrien y él decidió ayudarla.

—Vamos, Janice, no seas pesada —le dijo Adrien—. Si te gusta hacer bromas pesadas, tienes que recibirlas también.

Janice abrió la boca para reclamarle, pero se detuvo y después de unos segundos dijo:

—Bien, ganaron esta vez.

—¿Y cómo han sido estas dos semanas? —preguntó Trey, sentándose en el sofá de la sala.

Chayna se sentó a su lado y se encogió de hombros, para luego tomar su cabello y acomodarlo. Por suerte, gracias a sus trenzas, no se despeinaba.

—Hemos entrenado mucho —comentó—. Aunque no tengo certeza de que seamos mejores que antes.

—¿Nadie los siguió? —preguntó Sun Hee, quién no había tenido tiempo de hablar con los humanos hasta ese momento.

—Creemos que no —respondió Adrien, sintiéndose culpable una vez más por asesinar una mosca inocente.

—Eso es bueno, mientras más se demoren en encontrarnos, será mejor.

—Necesitamos hacer compras —dijo Janice, robándole el helado a Kate—. Solo queda helado y esas horribles cosas...

—¿Mariscos? —preguntó Chayna.

—Eso.

Janice no soportaba la comida que proviniera del mar y no fuera pescado. Le parecía comida fea, mal oliente y con bastante mal sabor; por lo que no tenía planes de comerse los que estaban congelados en la nevera, eso se lo dejaría a Sun Hee.

—Podemos ir de inmediato —dijo Adrien.

—Quiero ir —dijo Janice—, por favor. Necesito respirar.

Adrien miró a Sun Hee inseguro y esta evaluó a Janice con la mirada.

—Bien, si nadie los siguió, nadie debe saber que estamos aquí, pero vayan con cuidado.

Janice festejo con emoción.

—¿Quién más quiere ir?

Kate y Alice alzaron sus manos al mismo tiempo, lo que provocó que Janice se quejara.

—Los brazos de Alice son muy débiles, no son útiles para llevar las compras —argumentó Janice—. Que no vaya.

Alice la miró con el ceño fruncido.

Las Brujas de Kedward: Discordia [LBK #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora