Advertencia: Mención de lactancia masculina.
Una suave lluvia comenzó a caer en Inglaterra, mas el sol no había sido cubierto por ninguna nube; en la mansión Phantomhive Ciel lloraba, Sebastian lo abrazaba demostrándole al pequeño que estaba ahí, que nunca lo dejaría.
Sebastian susurraba una letanía de "Lo vales, eres perfecto, lo mereces, sólo trabájalo. Eres brillante⚜︎. "
Ciel continuó llorando hasta que sus sollozos no eran más que susurros y los cauces que habían recorrido las gotas de agua salada no eran más que un simple recordatorio del río que alguna vez había corrido por las mejillas del infante; ahora el único vestigio de aquel llanto, que en su momento había parecido interminable eran los hipidos, ojos rojos y dolor de cabeza por el esfuerzo que representó para el pequeño dejar fluir sus emociones.
"Ya está, bien hecho..." Susurró Sebastian que dibujaba círculos en la espalda de Ciel. "¿Te duele la cabeza?" Cuestionó en un murmullo mientras alcanzaba un pañuelo para limpiarle la nariz y permitir que respirara bien. "Sopla." Ordenó, Ciel obedeció, permitiendo que Sebas limpiara su nariz. "¿Mejora?" Cuestionó el de ojos rubís, Ciel solo asintió, no se sentía con energía para responder de forma verbal. "Voy a cargarte." Avisó Sebastian.
Ciel abrazó a Sebastian como koala, reposó su cabeza en el hombro de aquella persona que le generaba más confianza, buscó con la nariz aquel lugar secreto que se escondía en algún lugar del cuello del cuervo, Sebastian inclinó la cabeza hacia el lado contrario para permitirle al pequeño olfatear todo lo que quisiera.
El demonio más tarde lo negaría, pero aquel acto había sido incitado por sus instintos.
Por suerte a Sebastian se le había ocurrido la fantástica idea de poner un pequeño refrigerador en la habitación de su pequeño con la leche que tanto le gustaba, lo único que faltaba era calentarla y servirla en un biberón. El proceso no fue nada tardado, Ciel succionaba el chupón del biberón en pocos minutos, sus ojos comenzaban a cerrarse. Esto era inusual para el pequeño de cabellos azulados que no solía dormir siestas y mucho menos después de haber tomado una.
Sebastian estaba feliz, entendía que su pequeño estuviese cansado y mucho más después de lo sucedido. Un suspiro escapó de sus labios, la preocupación escapando con él. Esta vez en lugar de dear solo al pequeño decidió acunarlo en una de sus alas en lo que resolvía un problema que había surgido en la empresa con la sede italiana que parecía no estar respondiendo a las llamadas.
Una vez en el despacho - que estaba ubicado dentro de la mansión - acomodó a Ciel en uno de los sillones azules dentro de la habitación para poder trabajar y observar a ese pequeño e inocente bebé.
Comenzaba a anochecer cuando un fuerte dolor hizo su aparición en el pecho del demonio, por supuesto, Sebastian sabía lo que tenía que hacer, desabrochó con lentitud la blusa blanca de botones, con cuidado de no rozar zonas sensibles con la tela, sacó un artefacto de dentro del cajón y lo colocó sobre su pecho, haciendo unas cuantas muecas y de forma inconsciente liberando feromonas por el dolor.
Ciel comenzó a abrir los ojos en cuanto olió las feromonas en el aire, el infante no pudo evitar preocuparse por las muecas de su cuidador - y destinado - por lo que se levantó con rapidez, acercándose al mayordomo.
"S-sebas ¿enfermo? ¿duele? ¿Mía culpa?" Cuestionó con preocupación, el demonio apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando el omega comenzó a sollozar que era su culpa por ser un pequeño egoísta. "No-no, no es tu culpa, ángeles, Ciel, mírame, esto no es ninguna enfermedad, ni es tu culpa." Ignorando el dolor se levantó de la silla para llevar a Ciel al sillón, tranquilizarlo y explicarle las causas de su 'enfermedad'.
"Dada es un alfa" Comenzó a explicar "y tú eres el omega que le fue destinado...lo que quiere decir que tú y yo" hizo una pequeña pausa para entrelazar sus manos "nos encontraríamos tarde o temprano, ahora bien, como mi bebito es muy pequeño aún, el no tiene sus instintos desarrollados, pero Dada ya es un alfa grande que se reencontró con su omega y sus instintos se acoplan a las necesidades de mi bebé. La leche que a bebé le gusta tanto viene de Dada." Una mirada de horror invadió los ojos de Ciel "¿Estoy comiéndome a dada? ¡No! Perdón, Dada, mi no querer...no querer." Sebastian negó. "No estás comiéndote a Dada, dada está nutriéndote, mira...¿quieres intentar?" Cuestionó colocando al niño en su regazo e instándolo a succionar, Ciel dudó, pero su pancita y cabecita no pudieron resistirse, su boca se pegó al pecho de Sebastian y dió unas pequeñas succiones y se separó. "¿No dolor?" Preguntó, Sebastian negó con una sonrisa cariñosa adornando sus labios, el que su destinado extrajera la leche era mejor que el extractor.
⚜︎BTS, 21st century girl, Wings, 2016.
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𝚺𝛈𝛂𝚳𝛐𝛄𝛂𝛛𝛐 𝛛𝛜 𝛖𝛈 𝚮𝛖𝚳𝛂𝛈𝛐
Fanfic¿LOS DEMONIOS SIENTEN AMOR? -ES LA PREGUNTA QUE NO DEJA DORMIR A SEBASTIAN