57 capitulo

59 4 1
                                    



Le hubiera encantado, le hubiera adorado, pero el mundo con el nunca habia sido asi, no cuando escuchaban los pasos pesados y apresurados fuera de la habitación, como se apresuraban hasta llegar a ellos decenas de personas. Pero el simplemente quería quedarse allí y fundirse en su ultimo trozo de corazón, en su ultimo torso de calor.

Pero el se apartó y le dio una sonrisa, una sonrisa como su madre solía darles, una de felicidad y llena de confianza. Tomo su mano, tomaron aquel rollo y aquel kunai extraño y volvieron a casa en un destello naranja.

Era oscura y fría y no se escucharía nada hasta que se haya golpeado en la cabeza con el muro, froto su cabeza con desgano, le desagradaba siempre el viaje. Su hermano no rechisto y volvió a tomarlo de la mano para poderse aferrarse y elevarse, recorriendo su brazo por su hombro y nuevamente correr a la salida entre la oscuridad del lugar.

No podia echarle un vistazo de vez en cuando a aquel lugar donde pasaron tantos buenos momentos. Dormidos en el sofá viendo alguna película, riendo en el comedor o jugando en el patio tras la ventana. Era ese aire de melancolía intercambiado con aquel frio color de la oscuridad azulina, no quería admitir pero dentro de poco el sol volverá a salir, otra vez.

De una patada derribo la puerta, con su hermano en brazos, continuo caminando lo mas rapido que podia por encima de las colinas, al menos lo suficiente cerca para adentrarse al bosque y así perder la vista de los que los perseguían. Suponía que no les quedaba mucho tiempo, era obvio, los seguirían, de eso estaba seguro. 

El aire pesada, hacia todo para que sus pulmones ardieran hasta sangrar, pero por ello no se detendría, su hermano de igual sufría y veía atreves de sus ojos aun con todo a su espada, podria adivinar que el brillo de sus ojos era el mas brillante que alguna vez haya visto.

Escucho los gritos a la lejanía de cientos de personas gritando su nombre, al menos lo suficiente lejos para que no los encontraran.

No le dio importancia, no volteo hacia atrás cuando ya escuchaba los pasos más apresurados de las personas, no, no tenia el tiempo, tenia que seguir corriendo entre el frío bosque si es que asi podia hacer feliz a su hermano, todo esto...

Absorto de sus pensamientos, su hermano tropezó con una raiz de arbol.

-¡Escuche algo por aquí, síganme!.

¡Mierda!, maldijo en su adentros. Las personas no se escuchaban tan lejos y ahora. Tomo a su hermano entre la oscuridad y siguió corriendo, no importaba cuanto le doliera o cuanto el sol amenazara por salir de las montañas, su prioridad era liberar a su madre y hacer feliz a su hermano, tan solo eso.

Tomo a su hermano y entre la oscuridad siguió corriendo.-No importa Kawaki, ya casi llegamos. Lograba escucharlo levemente en un susurro casi audible, apenas podia hablar con la garganta desgarrada y ahora congelada.

-¿Qué crees que no lo se idiota?...Solo...Resiste un poco más.

Caminaba perdido, el sol a su lado saliendo de las colinas iluminaba su camino, pero apenas veía los rayos que anunciaban su regreso, como aquellos besos de sol que veía antes del anochecer.

Cuando se dio cuenta, minutos o siquiera horas, la maleza se habría terminado y la tierra habia comenzado, era un pequeño lugar a las faldas de una montaña en donde una cueva sumamente grande incrustada en la cueva otorgaba su profundidad.

-Dejame aqui, Kawaki.

-¿Que?, no, no lo permitiré, estamos juntos en esto idiota...Haz lo que tengas que hacer pero yo me quedare aquí, contigo.

Fue Nuestra CulpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora