12 capitulo

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Caminaba acelerado, nunca su corazón habia palpitado tanto de emoción, nunca habia sentido lo que ahora comprendía, puesto que después de tanto tiempo volvería volver a ver al que ahora podía llamar.

El amor de su vida

-¡Deberías ir mas lento naruto, no querrás marear a tu hijo!. Grito una mujer que se encontraba a unos pasos de distancia de el.

-Lo se, lo se, pero no puedo evitarlo. ¡seguramente ya nos estén esperando, además que tal que sasuke ya llego, no quiero hacerlo esperar ni un minuto más para darle la sorpresa ttebayo!. Caminaba incluso mas rápido. Tsunade nunca lo habia visto así, tan enamorado, podría decir que es una de las pocas personas aparte de su antigua amiga kushina, que habia visto tan enamoradas, dispuestas a dar todo de si por alguien, alguien en especial.

Corría, tal que vio las puertas de su hogar, después de tanto tiempo, ya sentía el viento apartar sus lagrimas de felicidad.

Paro al estar a un paso de cruzar las grandes puertas de su hogar, vio con amor y delicadeza al bulto que tenia entre brazos, donde se asomaba una carita azabache, con tres marquitas en los cachetes, la cual dormía plácidamente. Le demostrar una gran sonrisa antes de abrazarlo y continuar con su camino, ahora alado de su vieja amiga de ojos miel.

-Naruto tendré que irme para informarle al hokage de la situación. tu mientras ve a casa y descansa, fue un largo viaje, les recomiendo que descansen, yo en cuanto acabe te iré a buscar a casa del uchiha. Caminaba ante la atenta mirada de molestia de naruto.

-Su nombre es sasuke-kun y ahora es la casa Uchiha Uzumaki para su información, señorita oba-chan. Hablaba en tono de broma con un pequeña reverencia al final, a Tsunade se le formo una vena en la sien ante la poca vergüenza que tenia al gritarlo a los siete vientos.

-Ay niño, que hare contigo. Decía mientras le frotaba con brusquedad sus ahora ya un poco mas largos mechones rubios -aquí es donde nos separamos niños, espero que sean una familia feliz los tres.

-No solo los tres. ¡este pequeñín tiene que conocer pronto a sus tíos, a sus abuelos!... además un pequeñín peludo rondando por la casa, no suena tan mala idea ttebayo. En sus ultimas menciones, su tono de alegría y emoción cambio a uno de duda y tristeza casi imperceptible. Tsunade sabia a que se debía ese cambio de emociones, a la vez que en eso no podría darle un concejo o enseñanza, pues ni siquiera ella podría enfrentar un adiós tan cercano y repentino.

Ya llevaba un tiempo caminando solo por el pueblo, en busca de alguno de sus amigos o simplemente llegar a casa.

Con el tiempo se habia sorprendido en no encontrar a nadie, casi como si todas las personas hubieran desaparecido, claro en excepción de algunas personas.

Se le hacia extraño, pero mas se le hacia extraño que todos hablaban de lo mismo.

La boda mas grande del mundo

La que todas las mujeres soñarían tener

y compartirla con su mas preciado ser

'La gran boda de rosa'

-Que titulo mas raro para una boda. Decía mientras tiraba el panfleto con aquel titulo tan extraño mientras suspiraba con resignación -supongo que a las mujeres les encanta exagerar siempre las cosas.

Caminaba hacia la dirección donde apuntaba el panfleto, justo enfrente de la torre de hokage, seguramente se encontraría con algunos de sus amigos y con suerte a sasuke, pensaba mientras ponía mano en obra en la dirección apuntada.

No mentía, ahora comprendía que incluso a unas calles de la torre del hokage todo estaba lleno de rosas, rasas en cada poste, ventana, llenando las calles de exagerados pétalos rosas.

-Esto es muy...exagerado ttebayo, incluso para una boda. Decía mientras no apartaba la mirada de las paredes, postes y ventanas cubiertas de rosas -Todo esto me empalaga, hasta parece no tener chiste, seguramente alguien lo puso para llamar la atención, por eso no hay nadie en las calles, cayeron redonditos en su trampa de polen y cursilería ttebayo. Decía para seguir caminando ya teniendo una vista mas panorámica del lugar.

Un lugar lleno de personas vestidas muy elegantes y lujosos, todos frente a un altar repleto de flores rosas y listones del mismo color -Empalagante ttebayo, empalagante. Pensó mientras se abría paso ante la multitud, hasta llegar a un lugar donde podría ver tranquilamente con su hijo, no muy apartado.

A la distancia pudo reconocer a sus amigos, todos sentados en la misma mesa redonda del lugar. Eso fue casi un segundo antes de que comenzara la música, fue en el momento donde por fin le prestaba atención a la situación, donde por fin pudo entender de quien se trataba tan famosa fiesta

-¿Sakura-chan?. Fue por primera vez que la veía después de tanto tiempo, sorprendentemente ahora en una situación diferente. Ella traía puesto un hermoso y gran vestido blanco con toques rosas y su cabello sostenido en un chongo adornado en flores, mientras caminaba por ese camino de rosas, lo admitiría, se veía hermosa, una sonrisa de alegría se asomaba hasta sus mejillas.

Todo lo contrario cuando llegó al altar, puesto que ella tenía una enorme sonrisa, el temblaba ante mano al creer que la vista lo engañaba.

Ante su vista, un azabache, con el mismo ojo morado, ahora con una yukata negra, el mismo, entrelazando sus manos con su mejor amiga, junto a las personas que creía familia.

-Prometo apreciarte y honrarte a partir de hoy durante todos los días de nuestras vidas, tanto en los buenos como en los malos. Juro serte fiel siempre, y apoyarte cuando me necesites. Te entrego mi alma y mi corazón para toda la eternidad; tanto en los momentos de salud y felicidad como en los de tristeza y enfermedad.

-Ante el frio invierno yo te cubriré, ante la oscura noche yo seré tu linterna, yo seré la luna que te acompañare de día y de noche, espero que seas la estrella que me acompañe, se la persona que siempre desee tener, pase a todas las cosas, aun sabiendo lo peligroso que puedo llegar a ser, aun siempre estando para mi.

Quiero que seas ese sol,

que me ilumine todos los días.

Todo de pronto se torno de un gris, un gris apartado de el rosa de las flores que rodeaban el altar. Se mantenía quieto mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, junto un sonido en blanco entre una parálisis de miedo y tristeza.

No podía apartar la mirada, siquiera dar un paso atrás, cuando escuchó el llanto de un niño. Lo miro, con lágrimas cubriendo su vista, rio, una sonrisa de alegría se asomo por sus labios.

-Ya, ya pequeño, mamá está aquí... ya está aquí. Decía mientras lo abrazaba y como si el tiempo se detuviese, aunque sea por un segundo, fue el segundo antes de dar la vuelta, susurrándole cosas al pequeño que tenia entre sus brazos intentando callar el llanto.

Todo ante la atenta mirada de una pelirosa, que no se dedico en dar más que una egoísta sonrisa de satisfacción, antes darse la vuelta y seguir al lado de de su sueño de rosa.

Pensé que yo era ese Sol

Fue Nuestra CulpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora