Capítulo 3

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Cassie estaba aguardando por mí en la sala de la casa de mi madre. Félix y yo estábamos dentro de su auto frente a la gran mansión aún discutiendo a cerca de mi trabajo en la empresa.

—¿La conoces?— le pregunté.

—¿A Sunhe?— él frunció el ceño— Claro.

—No es mala chica— dije.

—No, en lo absoluto, resuelve muchos asuntos cuando...

—¿Cuando su jefe no está?— terminé de decir por él a modo de pregunta, Félix asintió sacando su teléfono— Hay que tener una gran confianza para ello.

—Pues sí, entre ellos la hay— sonreí.

—¿Eso no es poco profesional?— le dije, él sonrió de vuelta.

—Tú y yo tenemos mucha confianza y ahora trabajamos en la misma empresa, ¿qué hay con eso? ¿Es poco profesional?— dijo divertido, sacó su teléfono y ahora estaba texteando en él.

—Sabes a lo que me refiero.

—No sé si exista algo entre ellos, y no creo que exista, pero en caso de que lo haya, nadie puede decir nada, él es el jefe y puede decidir si sus relaciones son dentro o fuera de su área laboral— sonrió y se quedó viéndome unos segundos— No hay reglas que nos impidan eso.

Era cierto.

Sin embargo, no pude evitar pensar que era algo raro que un jefe me dejara tantos cargos a una chica guapa solo porque hay confianza, se supone que existe algo más. O quizás, solo hay una gran amistad, como fuera no era mi asunto. Así que me dediqué a ver a Félix con una sonrisa.

—Te miraba mucho ella.

—¿Ah sí?— dijo despegando un segundo la vista de su teléfono y después volviéndolo a ver— No me fijé, no creo que le interese.

—Yo creo que sí, ¿viste la sonrisa que puso cuando te vio?— eso sí que es cierto.

Vi que estaba ordenando algo en su celular, casi como siempre. Parece que terminó, porque a una gran velocidad dejó su teléfono y me prestó atención.

—Es la que siempre tiene.

—Oh, entonces siempre la tiene cuando te ve

—¿Qué es eso?— dijo un poco serio esta ves.

—¿Eso qué?— le dije.

—Lo que estás haciendo— ladeó una sonrisa— Estar pendiente de las sonrisas de las chicas cuando me miran.

—Eso no es así— yo me puse seria al instante.

—Lo hiciste cuando Andrea sonrió.

Entreabrí mis labios porque sí es cierto que me fijé en que ambas le sonreían abiertamente, y es difícil no hacerlo. Si yo fuera alguna de ellas, también le sonreiría como una estúpida. El punto en este instante es ser sincera, y siendo sincera, había que reconocer que pocos hombres tenían una belleza tan rara como la tenía Félix. Podía empezar describiendo las pecas abundantes en su rostro, pecas que le daban un aspecto exótico... desde ello hasta su gruesa voz que podía hacer que te faltara el aire si te hablaba muy de cerca, como me pasaba a mí cada que se acercaba. Como ahora.

—Eso no es cierto.

—Sabes que sí lo es Riven.

—Vale— traté de buscar algún argumento que me defendiera, y creo que lo encontré— ¿Pero qué haces tú analizando si yo analizo a las chicas que te coquetean?, eso no debería importarte.

Por un segundo, nos quedamos mirándonos el uno al otro como ya ha pasado otras veces.

—Quizás me interesa que te pongas celosa.

Consecuencias - Hwang Hyunjin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora