Jungkook estaba condenado.
No el tipo de condenado que se sienta en casa durante horas preguntándose qué salió mal, perdiendo la esperanza de mejorar su futuro, no.
Jungkook era el tipo de condenado que acepta su destino, lo abraza, quiere vivir con él y lo disfruta. El tipo de condenado que mira su condena a los ojos todos los días y lo único que piensa es "Wow, que gran manera de estar perdido."
Así que sí, besó a su perdición, la abrazó, durmió junto a ella cada tercera noche de la semana y la llamó bebé.
Hizo caso omiso de las advertencias, incluso a las que su propia perdición le decía, porque sí, su perdición era buena, su perdición se esforzaba por no condenarlo, pero también ignoró las que sus amigos le repetían a diario.
"Te romperán el corazón, chico."
Como si Jungkook necesitara que Yoongi se lo dijera. Como si no supiera ya que ese chico bonito con ojos almendrados y labios carnosos fue creado solo para arrancar su corazón y volverlo pedazos, incluso si a veces intentaba luchar contra ello, pero era imposible cuando las cuerdas de su corazón eran tan sensibles a Taehyung que él mismo terminaba permitiéndole tirar de ellas, a veces con demasiada fuerza, al punto de casi romperlas.
Pero eso nunca pasó, porque a esas mismas cuerdas, Taehyung susurraba el nombre de Jungkook justo antes de quedarse dormido.
¿Y qué si Taehyung sonreía ante los mensajes de Bogum y tomaba fotos de las flores que el otro le enviaba como disculpa por no haber podido verlo por un largo tiempo? Se rió de las bromas de Jungkook y le permitió colocar la mano en su regazo mientras conducía.
¿Y qué si Taehyung nunca correspondía de buena forma a sus comentarios cuando se volvían demasiado reales y honestos? Le hizo café por la mañana y le envió fotos desnudo en la ducha.
¿Y qué si Taehyung no podía amarlo en este momento? ¿Y si nunca pudiera? Jungkook lo amaba, a pesar de todo, lo amaba demasiado.
Así que estaba condenado.
Condenado de una manera que hacía que sus pinturas fueran moradas la mayoría de las veces. Condenado de una manera que le impidió cortarse el pelo porque a Taehyung le gustaba largo. Condenado de una manera que se dejó pintar las uñas de negro porque "no podía parecer un deportista fuckboy de película ahora que follaba con chicos".
Y a Jungkook le importaría que su cabello le cayera sobre los ojos si Taehyung no fuera el que se lo cepillara. A Jungkook le importaría quitarse el color en sus uñas porque Taehyung se equivocó demasiadas veces al pintarlas y porque las ancianas lo llamaban femenino cuando iban a comprar comestibles.
Y a Jungkook le importaría que todas las margaritas se convirtieran en violetas cada vez que agarraba un pincel si no fuera porque sabía que a Taehyung le gustaría más la pintura si eran violetas.
Porque a pesar de que Jungkook nunca le mostró alguna de sus pinturas, siempre se las dedicó.
Así era como vivía - con la canción de Elvis Presley Can't help falling in love repitiéndose en su cabeza, el rostro de Taehyung en sus sueños y su corazón en peligro.
Y estaba feliz. Estaba feliz siendo condenado por Kim Taehyung.
La primera vez que se dio cuenta fue hace un mes, con Taehyung encima de él, todavía dentro suyo. Le dolían las muñecas detrás de la espalda, y su boca estaba seca, pero hambrienta por más besos, más una preocupación que lo devoraba, un miedo solitario que no podía alejar - ¿Qué pasaría si Taehyung se fuera?
Lo confirmó un día después, cuando en lugar de pensar en cómo podrían enterarse sus padres de su sexualidad tan pronto regresaran, la reacción violenta que podrían tener y el gran problema que sería no ser querido por sus compañeros después de tanto tiempo, pensó en Taehyung y en protegerlo.
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I want (to punch) you so bad ☆ KookV
FanficI WANT (TO PUNCH) YOU SO BAD Taehyung siempre odió a las personas como Jungkook: Presumidas, egocéntricas y arrogantes. Jungkook siempre odió a las personas como Taehyung: Alegres, dramáticas, habladoras. Pero, cuando Taehyung gime al sentir la mano...