35. Complicaciones

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† * † 

—¡Abre los ojos, estás queriendo hacer una locura! No me puedes obligar a casarme con nadie, tengo veintitrés años. No me importa en absoluto los problemas de negocios que tengas, es mi vida, ¡Reacciona, por lo que más quieras, soy tu hijo y es mi vida!

Jeff golpeó el escritorio con fuerza y le lanzó una fría y desesperada mirada a su padre; su rostro colapsaba en tensión y las venas sobresalen de su cuello.

Sin embargo, el hombre no se alarmó y siguió manteniendo su indiferencia.

—No es por dinero ni negocios, esto va mucho más allá que eso. El matrimonio es un tema que ha sido discutido desde hace semanas y lo hemos acordado con tu madre, porque hemos visto que es lo mejor para ti. Tal vez, ahora no lo entiendas, pero en un futuro nos agradecerás.

¿Agradecer?

—¡Estás hablando de matrimonio, matrimonio!, ¿Sabes qué significa eso? Significa pasarte una vida amarrado a alguien y yo no pienso hacer eso.

—La chica es simpática, viene de buena familia, es una buena opción. No será ningún martirio comprometerte con ella, al menos, yo no le veo el problema. A lo que sí le encuentro problema es a tu comportamiento.

Contuvo la respiración y se paseó de un lado a otro de la enorme habitación, sosteniéndose la cabeza, sin saber exactamente qué más hacer o qué más decir.

De pronto, se volvió hacia él con el rostro colmado de ansiedad.

—Iré a clases todos los días, dejaré el cigarro, los tragos, el billar y me interesaré en la empresa y en lo que tenga que ver con ella. Si quieres me quedo en casa y no salgo los fines de semana, pero olvídate de esto.

Su padre se irguió sobre su silla, riéndose, completamente aburrido, aunque sus rasgos seguían tan duros, bruscos y severos como el día anterior.

—¿Cómo te digo esto, Jeff? No te hagas la víctima, tú sabes bien cómo funciona esto y que terminarás haciendo lo que debes hacer. Justamente ahora tu madre se está encargando de lo que tenga que ver con la cena que haremos por el anuncio de tu compromiso.

—¿Te has vuelto loco? Olvídate de esa cena, no pienso estar ahí. ¡No voy a casarme con ella ni con nadie, olvídate de eso y déjame en paz!

Su puño se estrelló sobre el borde del escritorio y el hombre solo sacudió la cabeza en respuesta, ordenando unos documentos y levantándose de su asiento.

—Bueno, hemos discutido esto por tanto tiempo que ya está atardeciendo y tengo una junta de negocios en veinte minutos. Trataremos sobre las inversiones en la bolsa y vamos a tener mucho trabajo.

Jeff le dio una última mirada con todos los sentimientos encontrándose y su voz se llenó de coraje, al tiempo que cada uno de sus músculos se templaban.

—Me pudre de asco todo esto, pero mucho más asco me das tú.

Lo empujó cuando se dirigía hacia la puerta de salida y salió disparado del estudio, atravesando la cocina y el pasadizo hasta llegar al patio, encontrándose con la sonrisa de Barcode, que desapareció al instante cuando lo vio.

—¿Qué pasó, honey?

—No me pienso casar con ella, antes loco — se dejó caer sobre una de las sillas con ansiedad, mientras Barcode soltaba al gato que antes se encontraba en sus brazos y se acercaba — Es que si tú le das otra vista, te darás cuenta que es absurdo, una estupidez, no tiene ningún sentido. ¿Cómo se le ocurre que amarrarme a alguien insoportable es buena idea?

Él entreabrió sus labios y palideció, tragando en seco, sin poder ocultar el semblante de preocupación y miedo que se apoderaba de su rostro.

—¿Casarte...? — la pregunta se cortó antes de salir de su garganta y hundió sus manos en los bolsillos de sus shorts — ¿Tener una boda?

Inocencia Pasional│JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora