† * †
Es que sinceramente, ¿cómo pudiste creer que alguien como yo puede llegar a amar a algo como tú? Ni en las fantasías más estúpidas y absurdas puede suceder eso.
Las palabras llegaron a sus oídos y todo el peso de su cuerpo recayó en todas sus temblorosas piernas, que apenas lograban moverse, mientras empujaba la puerta de su habitación y el viento la cerraba con fuerza en un solo azote.
El cuerpo se le deshacía en temblores y su mente estaba tan bloqueada que ni siquiera lograba emitir ningún tipo de pensamiento o reacción.
Se apresuró en llegar a rápidos pasos hacia el baño, pero nada funcionaba; el camino se le hacía eterno, sus pies se enredaban, las lágrimas no dejaban de brotar y terminó tropezando, cayendo sobre el suelo frío y sólido.
El golpe seco de la madera del suelo contra su rostro no lo despertó en absoluto.
No me hagas reír, ¿cómo puedes pensar que te voy a amar?
Siguió quieto como estaba, con los ojos muy abiertos, tan solo sintiendo el sonido rápido de los latidos de su corazón y las lágrimas humedeciendo su rostro, aunque su mente todavía no asimilaba ninguna de las palabras que había escuchado.
Las palabras resultaban tan lejanas y poco descifrables, que parecían atraparlo como si estuviera en una pesadilla; la peor pesadilla que había tenido en su vida.
De verdad, te juro que no sé cómo te lo tragaste todo.
El frío de la noche que penetraba por su ventana le golpeó con tanta fuerza que se atragantó con su propia respiración y los temblores lo desarmaron violentamente.
Quiso moverse de alguna manera, pero su cuerpo y su mente no le respondieron.
La soledad le calaba los huesos y el miedo, el dolor, la incomprensión y la desesperación seguían creciendo en su pecho como un nudo que se abultaba en el fondo de su garganta, obstruyéndole la respiración.
—¡Hagamos un brindis por la felicidad y el éxito!
A pesar que el sonido de los aplausos y gritos resonaban en todas las paredes, él no lograba escuchar más que el rápido y desesperado latir de su pecho.
Sus piernas hicieron un duro esfuerzo por moverse y se levantó impulsado sobre sus rodillas, adelantando unos cuantos pasos hacia adelante, aunque las lágrimas le empañaban los ojos y el bulto en su pecho crecía sin detenerse.
Eres tan patético y ridículo que solo sirves para dar lástima.
Llegó hacia el baño y al toparse con la bañera, retrocedió casi mecánicamente. La ducha le asustaba, las paredes le aterraban, la oscuridad le intimidaba y todo su alrededor le estremecía.
Las lágrimas caían y seguían cayendo y la puerta se movió y apenas vio la pequeña figura del gato que entraba con cuidado, acercándose a su pierna izquierda poco a poco.
—Honey — intentó susurrar con la mente en blanco, aunque la voz salía dispersada en un hilo y no llegaba del todo a materializarse — Jeff.
Ahora me arrepiento de todo lo que he hecho contigo, fue una estupidez, pero fue la última que hice.
Retrocedió unos cuantos pasos más y el cuerpo empezó a desmoronársele poco a poco, mientras las imágenes de lo vivido hace algunos segundos lo irrumpían y no hacía más que mantener los ojos más abiertos que nunca, sintiendo el descender de las lágrimas, incapaz de lograr asimilar ni una sola palabra.
Solo sabía que su corazón dolía mucho, de verdad que dolía mucho; dolía como si estuviese siendo quebrantando en mil pedazos. Dolía como nunca.
El cuento se acabó, ahora lárgate, desaparece de mi vista lo más pronto que puedas. Los dientes le temblaron, los latidos aumentaron y el miedo y la desesperación intimidaron su menudo y débil cuerpo por completo.
El bulto que se formaba allí dentro seguía creciendo; estaba en su garganta, podía sentirlo, podía percibir la forma en que palpitaba y le arrancaba la respiración, aunque se negaba a digerirlo.
El jueguito me aburrió y ahora lo estoy terminando. Te estoy dando el jaque mate, Barcode Tinnasit.
Las lágrimas silenciosas cayeron sobre su nariz hasta resbalar por la comisura de sus labios.
No comprendía por qué lloraba, no lo asimilaba, no quería entender, su mente se negaba a hacerlo. El miedo lo sacudió con más fuerza y él solo retrocedió hasta chocarse con la pared, amilanándose con la oscuridad de la noche y el nudo, que crecía cada vez más en su garganta hasta alcanzar el límite.
Y entonces el nudo se rompió y empezó a llorar con todas las fuerzas que le quedaban, sacudiéndose con ímpetu con los quejidos y lágrimas saliendo de su boca, suplicando con la voz quebrada entremezclándosele con los intentos de inhalación que se le escapaban cada segundo.
—Tengo miedo — suplicó con la voz quebrantándosele en mil pedazos y sus mandíbulas apretándose sin energía — Tengo miedo.
Las palabras y sus carcajadas hacían eco en lo más profundo de su mente y parecía sentirlas cerca, más cerca que nunca, clavándosele en el fondo hasta golpearle duramente en el pecho.
Se resbaló hasta caer en el suelo y se abrazó a sí mismo, sintiendo el cuerpo del animal arrinconándosele entre las piernas.
Su pecho se dislocaba por dentro, el llanto de desesperación no dejaba de surgir, sus labios se abrían y la oscuridad le asustaba de sobremanera, así que lo único que atinó a hacer fue pegar sus temblorosos dedos sobre sus oídos y acurrucarse en la esquina del solitario y oscuro baño.
Quería caer en algún hoyo profundo y no volver a aparecer jamás.
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Inocencia Pasional│JeffBarcode
Teen Fiction━━━━━ ⭑☆⭑ ━━━━━ Hay cinco cosas que vuelven loco a Jeff: -La forma en la que el rostro inocente de Barcode se torna carmesí cuando él le susurra cosas indebidas al oído. -Cómo Barcode desciende la mirada cada vez que lo siente cerca. -Cómo Barcode...