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— ¿De verdad tienes que irte?— preguntaron Yeji y Niki  mirando a Hyunjin, — no puedes posponer tu viaje.

— Lo siento niños, pero es totalmente necesario, — había estado en casa tratando de pasar más tiempo con sus hijos, y afortunadamente habían sobrellevado la semana, era jueves y al día siguiente los niños regresarían con Felix, sin embargo el pelinegro tenía que viajar forzosamente por un negocio y regresaría hasta el domingo por la madrugada.

— ¿No podemos ir ahora con papá Felix?— preguntó Yeji esperanzada, — no quiero quedarme sola con Jeongin en el departamento, ¿y si lo quema?

— Asegurense de tener el extintor a la mano, — rio Hyunjin, — nada va a ocurrir, no pueden ir con Felix porque está de visita con sus abuelos, el planea volver mañana y recogerlos en la escuela.

— Él se fué tranquilo porque pensó que tú estarías con nosotros, no Jeongin, — le reprochó Yeji.

— Yeji, — reprendió el pelinegro, — Jeongin no les va a hacer daño, por el contrario, estoy temiendo por él, — su viaje era necesario, de lo contrario no se iría, incluso había pensado en contratar una niñera pero quizá el castaño se sentiría ofendido o pensaría que Hyunjin no lo consideraba capaz de cuidar de ellos.

Por otra parte tenía fé en que a solas, quizás los niños se abrieran con el castaño.

— Papá, ¿por qué vives con él?— preguntó una vez más la adolescente.

— Bueno porque, Jeongin yo nos queremos y queremos compartir la vida juntos, — explicó Hyunjin.

— Tú ya tenías una vida con papá Felix, — atacó Yeji.

— Pero cariño, sabés que él y yo ya no nos llevábamos muy bien, no era justo para ustedes vernos peleando a cada rato.

— Yeji y yo peleamos todo el tiempo, — rio Niki, — y seguimos viviendo juntos.

— Cariño es diferente, — rio Hyunjin n, — ustedes son hermanos.

— Ustedes eran esposos, — dijo Yeji, — ¿no significaba nada para tí?

— Yeji ya hemos hablado de eso, — dijo Hyunjin , —¿por qué no puedes entenderlo?

— Lo lamento, — dijo Yeji, — estaré en mi habitación hasta mañana.

Hyunjin rodó los ojos, — Mira, por favor pon de tu parte, — pidió, — Jeongin les ha preparado una sorpresa para esta tarde, trata de ser respetuosa.

[.....]

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El castaño salió de la ducha con la toalla cubriéndole apenas, estaba justo a tiempo para vestirse y despedir al pelinegro, entonces lo miró reparando en su mochila de viaje un poco de ropa.

— Amor, desearía que no te fueras, — dijo Jeongin.

— Y yo, — dijo Hyunjin n acercándose para abrazarlo por la espalda, Jeongin rio, — debiste esperarme para ducharnos juntos, — susurró Hyunjin en su oído.

— Estas loco, — dijo Jeongin, — sabes que no nos ducharíamos simplemente.

El pelinegro beso su cuello, — Te deseo tanto Innie, — el castaño lo miró, el también deseaba tener intimidad con él, sin embargo los chicos los podrían escuchar.

— Hyunjin es de día, además los niños nos pueden escuchar, — dijo el castaño.

— Vamos a la ducha, — pidió el pelinegro con voz ronca, — por favor, seremos rápidos.

El castaño no tenía mucha fuerza de voluntad cuando se trataba de Hyunjin, además toda la semana habían evitado tener relaciones y ahora que Hyunjin viajaría lo extrañaría un poco más. Tratando de ignorar sus preocupaciones, se metieron en la ducha.

El pelinegro no dejaba de besar el cuello y torso del castaño mientras esté lo desvestía, cuando finalmente estuvieron piel con piel, Hyunjin restregó su exitación contra la del castaño.

— Encendere la ducha para amortiguar el ruido, — rio Hyunjin.

Estaban bajo el chorro de agua, besandose y tocandose, Jeongin se estremeció cuando Hyunjin pasó las manos por sus glúteos tocando cuidadosamente alrededor de su borde.

— Dijiste que seríamos rápidos, — jadeó Jeongin, — estaré bien, solo tómame—. Entonces Hyunjin giró al castaño y lo hizo recargarse contra la pared.

— Y yo te quiero tan mal, — jadeó besando su espalda, separó sus glúteos y jadeó, — voy a entrar.

— Vamos, soy todo tuyo, — gimió Jeongin, y pronto sintió al pelinegro empujando en él, Hyunjin se detuvo una vez que estuvo completamente en el interior del castaño, disfrutando la opresión que lo rodeaba.

Movió sus manos para sujetar al castaño por las caderas y ordenó, — Sujetate bebé, no quiero que te lastimes la cabeza contra la pared.

— Tendré cuidado, — aseguró Jeongin, — vamos muévete, te sientes tan bien, — jadeo.

Hyunjin atendió su petición, se deslizó hacia fuera y luego de vuelta, cuando Jeongin se empujó hacia atrás para ir al encuentro de sus embestidas el pelinegro aumento el ritmo.

— Oh, mmm, — escucho gemir a Jeongin, aú n más exitado empujó más rápido y más duro.

— Me vuelves loco, eres mi increíble, caliente, sexi y bello hombre.. — jadeó Hyunjin repartiendo besos húmedos en el cuello de Jeongin, sintió al castaño temblar en sus brazos y supo que había encontrado su punto de mayor placer. Repitió el movimiento y sintió al castaño apretarlo aún más en su interior.

— Casi…— gimió Jeongin, entonces el pelinegro expendio su mano y empezó a masturbar al castaño al ritmo de sus embestidas.

— Vamos amor, — susurró Hyunjin, — termina para mí.

— Ahh Hyunjin — gritó Jeongin sin poder evitarlo mientras se liberaba.

— Oh Jeongin — un par de segundos después Hyunjin se desplomó contra la espalda del castaño, por la fuerza de su orgasmo llenando completamente el interior del castaño.

— Estuvo increíble, — murmuró Hyunjin, separándose lentamente de Jeongin, — quisiera seguir aquí contigo.

— También me encantaría, pero no podemos — susurró Jeongin — el agua se ha enfriado, vamos a secarnos, — pidió.

Cuando Hyunjin se estiró para alcanzar la toalla, la puerta del baño se abrió, apenas alcanzaron a cubrirse cuando la cara de sorpresa de la adolescente apareció frente a ellos.

— Mierda, —  Hyunjinescuchó decir a Jeongin,mientras Hyunjin atinaba a cerrar nuevamente la puerta.

— Eso fué vergonzoso, — dijo Jeongin, — ahora tú te irás y yo tendré que soportar la mirada juzgadora de Yeji.

Lo siento, — dijo Hyunjin, — debí tener más cuidado, mira no toques el tema, estoy seguro que ella tampoco lo hará.

— ¿Alguna vez los vió a Felix y a ti ?— preguntó el castaño todavía apenado.

— No lo creo, — dijo Hyunjin yn, — él era tan reservado, — soltó, — de verdad amor, lo arreglaré a mi regreso, no toques el tema.

— Está bien, — dijo el castaño, — les mostraré la sorpresa y quizás se le olvide.

Quédate conmigo [hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora