Only You.

Séptimo Acto: Camino.

Giraba de un lado a otro en la cama como todas las noches estaba acostumbrada, en la búsqueda por encontrar el sueño sin éxito. No importaba cuan cansada estuviera, todas las noches sin falta tardaba demasiado en poder dormirse. Intentaba de todo, contar ovejas, recordar historias para dormir e incluso preparaba algún té que le ayudará a relajarse pero hasta ahora nada funcionaba. Al final optaba por distraerse mirando el cielo nocturno hasta altas horas de la madrugada.

Esté era uno de esos casos en dónde no podía dormir tranquila, retiró las sábanas caminando hacia la cocina hirviendo un poco de agua dispuesta a probar del mismo té.

No tenía explicación alguna para su condición, incluso con sus conocimientos como enfermera a favor, no lograba darle sentido a su insomnio. Por un tiempo pensó que se debía al estrés que soportaba pero luego de que la guerra acabará y decidiera cambiar de oficio a uno más tranquilo, sus noches en vela seguían aconteciendo dejándola con la interrogante de sí algún día podría superarlo. La tetera sonó como señal de que el agua estaba lista depositando el líquido con cuidado en la taza mientras colocaba la infusión de valeriana. Se acercó al pequeño comedor tomando asiento observando el líquido humeante.

Muchas cosas habían cambiado desde que la guerra terminó. Después de enterarse por boca de Franky que Loid podría seguir con vida, recobró las esperanzas de que quizás en algún momento podía volver a encontrarse en un futuro con él pero luego de su traslado a otro centro asistencial perdió la única pista y con ello sus esperanzas. Eso la entristeció muchísimo, llevándola a creer que volver a verlo jamás ocurriría y que solo estaba hundiéndose más en un sueño sin sentido.

Al poco tiempo de procesar la noticia, una nueva llegó siendo Yuri el portador de buenas nuevas. El esfuerzo aplicado por su hermano en sus estudios rapidamente dió frutos escalando a lo más alto en cuanto a rendimiento se refería. Todavía siendo muy joven había logrado graduarse de secundaria y preparatoria con notas realmente impresionantes considerando al chico como un prodigio en potencia. Con solo 17 años recibió la admisión a una de las universidades más importantes gracias a una beca que obtuvo y por la que lucho sin descanso. Sumamente feliz le anunció a Yor lo sucedido tomándola por sorpresa.

Estaba muy orgullosa de Yuri y siempre que tenía la oportunidad el joven le recordaba que se debía al enorme esfuerzo que empleaba cada día por él, agradeciendo todo lo que podía. La beca cubría mucho de los gastos y eso la aliviaba, aunque si debían hacer ciertos costos en una que otra cosa pero estaba segura que serviría más adelante. Decidió reunir y mudarse a Berlint para así estar cerca de Yuri mientras iba a la universidad.

Ahora vivía sola en un pequeño departamento recibiendo únicamente la visita de su hermano menor en ocasiones especiales, sin contar las llamadas diarias entre ambos. ¿Qué si sentía que algo había cambiado? En ocasiones, solo cuando sus compañeras en el ayuntamiento se lo recordaban diciendo que parecía más un robot que una persona cosa que le costaba creer pues sinceramente no lo notaba. Sin la presencia de Yuri en casa no podía evitar sentirse sola y desanimada aunque nunca se lo diría directamente, prefería no preocuparlo con cosas sin sentido.

Dió un sorbo a su té sintiendo el sabor a valeriana caliente otorgándole una paz momentánea. Seguía sin conocer la causa de sus noches sin dormír, lo había probado todo y nada resultaba, llevándola a creer que el motivo exacto se debía a algo mucho más profundo. Recordó cuando su madre se hacía cargó de momentos como estos, dónde solía cantarle hasta quedarse dormida brindándole esa sensación calida de amor y seguridad llegando a probarlo incluso con Yuri dándole resultado. No es que fuera un problema, hasta ahora no sabía cómo rayos había podido mantenerse en pie por tanto tiempo, pero era algo que le causaba mucha intriga y un mar de preguntas sin respuestas.