Décimo Segundo Acto: Nuevo Comienzo.

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Esperaba impaciente la presencia del rubio esa tarde. Lo había citado un día antes con la excusa de tener un trabajo para él. Qué saliera de repente con solicitudes comenzaba a tornarse molestó pero debía reconocer que daba buenas propinas. Suspiró moviendo su pie inquieto, tenía que aprender a decir que no. Tomó la taza de porcelana dando un sorbo a su café observando la calle mientras las personas caminaban de aquí para allá.

Dirigió la mirada al frente cuando escuchó como retiraba la silla.

— Lamento la tardanza— pronunció ubicando su maletín— pero apenas pude salir del consultorio.

— Día difícil ¿eh?.

— Concurrido— añadió elevando su mano. Enseguida uno de los camareros llegó tomando su orden— gracias por venir.

— Espero que sea importante, comenzaré a plantearte una cuota si continúas necesitando de mi ayuda.

Loid revoloteó los ojos suspirando profundamente. No le tomó importancia, ya se estaba acostumbrando a sus quejas pero aplicaba la de perro que ladra no muerde.

— ¿Y bien?.

El hombre rubio juntó sus manos observando su postura de pies a cabeza en busca de algo, aunque no sabía que en realidad. ¿Desde cuándo se habían vuelto cercanos?. Lo que estaba a punto de sugerir era muestra de eso y aunque no debía importarle si aceptaba o no, esperaba que no lo rechazará.

— Voy a casarme con Yor— contestó recibiendo su café, agradecido— en algunos días.

Franky abrió levemente los ojos, seguía siendo igual de directo.

— Vaya ya veo, con que te animaste finalmente— asintió ladeando una sonrisa— pues, felicidades.

— Gracias.

— ¿Y para eso me citaste aquí? ¿Anunciarme la noticia?.

— No exactamente— alegó tomando de su café— necesitamos a alguien que oficialice la ceremonia.

— Entiendo, y tu necesitas que yo lo consiga— mencionó desinteresado.

— No— ladeó la cabeza mirando sus ojos con determinación— tu lo harás.

Franky inmediatamente elevó la mirada desconcertado y sorprendido por dicha petición, ¿Quería que el oficiará su boda?.

— ¿Yo?— se señaló a si mismo obteniendo otra afirmación por parte del rubio— escucha, me halaga que me lo pidas pero jamás he casado a alguien en mi vida y por cierto ¿no es un reverendo el encargado de hacer eso?.

— Será una pequeña ceremonia y solo seremos tres, si es que el hermano de Yor acepta la invitación— informó bebiendo de su café— y en simultáneo junto a la firma del acta matrimonial. No sé requiere un reverendo.

— ¿Y por qué yo?— preguntó— es su boda, ¿No quieren a alguien más experimentado?.

Loid volvió a negar nuevamente.

— Al principio eso pensé, pero la idea la sugirió Yor— respondió más tranquilo— fuiste el primero en quien pensó y bueno, yo estuve de acuerdo.

El rizado sintió una extraña sensación en el pecho que bajó rapidamente a su estómago. Algo cálido y agradable que no había experimentado antes.

— ¿Fue ella? ¿Y tú estás de acuerdo con eso?.

— Sí— afirmó sin titubeos— en verdad, no sé si estuviera por casarme de no ser por tu ayuda. Indirectamente contribuiste con ésto, además Yor te aprecia y eso es suficiente para mí.

Only You.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora