Primer Acto: Encuentro.

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Seguía siendo joven, manteniendo toda su mentalidad en cosas totalmente distintas a cualquier otra chica o chico de edad similar. Tuvo que hacerse cargo de su hermano menor luego de que su madre enfermará, cambiando la manera en como hasta ahora veía las cosas. Habían perdido la presencia de su padre años antes y actualmente era ella quien se encargaba de todo, dentro y fuera del hogar. Cosas cotidianas cómo encontrar comida, limpiar e incluso trabajar a tan corta edad, eran sus prioridades en este momento. Constantemente escuchaba las palabras provenientes de su madre con respecto a sus estudios. Lo último que quería era causarle preocupación pero ella sabía muy en el fondo que por ahora ésto, era lo que debía hacer. Y aunque seguía siendo difícil para alguien de su edad, no estaba dispuesta a darse por vencida.

Todos los días se levantaba temprano asegurándose de tener todo listo antes de ir una vez más a cumplir con la rutina. El tramo de su hogar al pueblo le tomaba alrededor de dos horas y media diarias, pues vivían más apartados, cercanos al bosque. Cada mañana cruzaba por el pequeño puente acompañada de su hermano menor antes de llegar a la estación para tomar el tren que los llevaría directo al pueblo más cercano, Luwen en Westalis. Siempre era puntual y prudente, no hablaba mucho con las personas al menos que fuera de vital importancia, siendo más que todo producto de su timidez.

Socialmente hablando sus habilidades eran nulas y más cuando las personas no te toman enserio. Pero Yor manejaba muy bien la situación y gracias al don particular que poseía en cuanto a fuerza física, trabajo casi siempre encontraba resultando favorable a su situación actual. Su madre necesitaba constantemente de cuidados y medicina para mantenerse en pie, siendo muy difícil el llegar a fin de mes. Sin contar las ocasiones en que Yuri necesitaba de sus materiales escolares haciéndola esforzarse al máximo todos los días, aunque a veces parecía no ser lo suficiente.

Pero nunca les diría algo como eso, no si ella podía hacer algo.

Esa mañana mientras el sol comenzaba aparecer por el horizonte. Yor miró como el paisaje cambiaba de uno más rural alejándose de los campos abiertos y hierba alta hasta la aparición de las pequeñas casas y estructuras conforme se acercaban a su destino.

— Yuri— llamó removiendo con suavidad el cuerpo del menor justo a un lado. Se había quedado dormido el resto del camino— Yuri despierta, ya llegamos.

El pequeño niño despertó emitiendo un ligero bostezo frotando sus ojos carmesí, siendo un rasgo característico de los Briar.

— Hermana— murmuró todavía soñoliento— ¿Llegamos a la estación?.

— Sí— asintió al mismo tiempo que el tren se detuvo— andando pequeño dormilón.

De esa manera ambos Briar llegaron, bajando en su destino.

Yor tomó la mano de Yuri caminando hasta la escuela del menor, sería una de las primeras paradas del día. Mientras caminaban por las calles empedradas del pueblo, podía apreciar la afluencia de personas que como todos los demás, comenzaban también con sus jornadas y actividades, sumidos en sus propios mundos. Conversaban animosamente mientras que la pelinegra aconsejaba  al menor sobre ser respetuoso y amable con todo sus compañeros, en especial sus maestros. Asegurándose también de comer todo el almuerzo que su madre había preparado con mucho cariño. Yuri por otro lado, solo podía asentir escuchando cada palabra pronunciada por la mayor con atención.

— ¡Lo haré hermana! ¡Voy a portarme bien! — afirmó elevando la voz muy confiado—¡Por tí!.

Su aptitud le pareció realmente adorable haciendo que una pequeña risita se escapara de sus labios.

Only You.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora