Only You.

Tercer Acto: Medicina y Ceniza.

Esa mañana se suponía que estaría en casa encargándose de los quehaceres domésticos cómo buscar algo que cazar en el bosque pero tuvo que cambiar de planes.

Últimamente la salud de su madre no era lo mejor. Intentaba mantenerse firme y serena para no angustiar a su hermano menor pero incluso Yuri podía darse cuenta que algo no estaba bien. Estuvo junto a ella toda la noche al pendiente de su estado, notando que la medicina se había acabado. No tuvo que pensarlo demasiado, tenía que conseguir más.

— Volveré pronto— avisó acercándose a la cama donde estaba reposando— Yuri estará cerca y si necesitas algo más lo traeré.

La mujer emitió una leve sonrisa acercando su mano a la de ella, tomándola.

— No debes molestarte— murmuró.

— Tengo qué— contestó intentando contener sus nervios y preocupación— vendré tan rápido como pueda.

Su madre asintió.

— Te quiero, ten cuidado.

Yor asintió depositando un pequeño beso en su mano derecha.

— Yo más— le contestó— volveré pronto.

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El sol estaba en lo alto iluminando cada rincón del pueblo, aprovechó el excelente clima para repartir los últimos periódicos tranquilamente. No tenía escuela ese día por lo tanto no tenía de que preocuparse. Tomó su tiempo y para cuando acabó recibió el pago dirigiéndose nuevamente a su casa. Quizás hoy podría salir con sus amigos quienes últimamente no dejaban de quejarse con él.

Probablemente no dejarían de hacerles preguntas.

Llegó a su hogar dejando la bicicleta bien posicionada en la entrada, le avisaría a su madre primero.

— Mamá estoy en...casa.

Sus palabras fueron interrumpidas al mirar aquella figura muy conocida por él, su padre.

— Con que ahí estas— su tono de voz era sumamente serio— ¿En dónde estabas tan temprano?.

Loid fijó la atención en la silueta de su madre al fondo quien lo veía con preocupación. Habían recibido correspondencia desde hace un par de semanas diciendo que pronto estaría en casa pero no esperaba que fuera tan rápido, por lo general siempre tardaba un mes o dos.

— ¿Y bien? ¿No me respondes?.

Regresó la mirada fijando sus ojos en los azules profundos de su progenitor, quien lo observaba inmutable en espera de una respuesta.

— Estaba en el pueblo— contestó al fin— debía hacer algo pero ya me voy.

Loid avanzó directamente a su cuarto sin dirigirle la mirada. Intentaba escapar lo más rápido que podía de ahí, pero la mano del hombre justo en su hombro izquierdo hizo que se detuviera.

— ¿Creiste que no me enteraría?— preguntó haciendo que la sangre fluyente se congelará— ¿Qué podrías ocultarlo de mí? ¿Qué no me daría cuenta?.

“ ¿A caso sabe de ella?” — fué el primer pensamiento que le sobrevino a la mente— “ No, es imposible”.

Giró la cabeza lentamente presenciando la evidente molestia en sus palabras y en su rostro. No quería sacar conclusiones apresuradas pero inconscientemente retuvo el aire en sus pulmones en espera de más información.