No reconoceremos nunca como legítimo ningún gobierno de la patria, sino el elegido por la libre y espontánea voluntad del pueblo; y como el sistema republicano es el más adaptable al gobierno de las Américas, proponemos, por todos los medios a nuest...
"Gloria eterna a la Gran Colombia,nuestra amada y poderosa nación,la que levanta el templo sagradode la paz, libertad y unión".-La Marcha Libertadora, Himno de Colombia.
La guerra colombo-peruana se considera un momento crucial en la historia no solo de las dos naciones involucradas, sino también de América Latina y quizás del mundo. Se han escrito libros y ensayos enteros sobre las consecuencias que habría tenido la disolución de Colombia. Algunos historiadores piensan que sin Colombia, América Latina habría descendido a una serie de naciones débiles del tercer mundo llenas de crimen y guerrillas, sin embargo, otros historiadores piensan que toda la región habría sido mucho mejor. Parece que no hay punto medio. En América Latina, hablar de la guerra seguramente enaltecerá y provocará en los colombianos los sentimientos más nacionalistas, y en los peruanos el odio y la amargura. Uno puede saber si una persona es procolombiana o anticolombiana con sólo preguntarle su opinión sobre la guerra.
Ante la declaración de guerra, Santander se enfrentó a un importante dilema. Él, como federalista, había apoyado a un pequeño ejército que no podía entrometerse demasiado en la política colombiana, al mismo tiempo que intentaba aumentar el poder de la Armada. El Problema era que la mayor parte de la Armada de Colombia estaba en el Caribe, preparada para defender La Española y la costa norte. La división de la Armada en Guayaquil era mucho, mucho más débil, y la única forma de trasladar barcos del Caribe al Pacífico sería bordeando el Estrecho de Magallanes, algo simplemente inviable. La Armada peruana, por otro lado, aunque en realidad no era tan poderosa, pudo derrotar fácilmente a los pocos barcos colombianos allí, con la excepción de la Segunda Flotilla del Sur, que escapó a Panamá. Entonces empezaron a bloquear Guayaquil,
En tierra, la caballería peruana avanzó hacia el Estado de Azuay. El Comandante, José Albarracín, había combatido en las Guerras de Independencia en el Bando Realista, y volvió a comandar tropas gracias a La Mar. Sabía que los Andes eran el terreno defensivo perfecto, por lo que quería avanzar hasta las puertas de Quito al menos. antes de que los colombianos pudieran oponer una resistencia efectiva. Derrotó a las fuerzas colombianas no organizadas en la Batalla de Loja y continuó su avance hacia Cuenca.
En la costa marchaban los ejércitos peruanos con el objetivo de tomar y ocupar Guayaquil. La Mar planeó usar una estrategia similar a la que usaron los colombianos durante la Revolución: planeó cercar y luego sitiar Quito. Tanto La Mar como Santander sabían que si Quito caía, Venezuela se separaría y Colombia colapsaría.
Santander envió sus tropas con la misión de proteger Cuenca y Guayaquil, y detener a las fuerzas peruanas hasta que se pudiera realizar un contraataque. Sucre decidió volver al campo de batalla, al mando del Segundo Ejército Quiteno, siguiéndolo Nariño al mando de la Guarnición de La Española, ahora transformada en el Primer Regimiento de Infantería de Santo Domingo. Bolívar fue el único libertador. Santander se negó a dar cualquier mando sobre cualquier ejército, temiendo lo que podría hacer si tenía tropas bajo su mando una vez más con Miranda demasiado mayor para detenerlo esta vez. Bolívar se quedaría en Venezuela, pero envió una carta secreta a Santander, afirmando que si Santander no lograba proteger a Ecuador, Bolívar tomaría el mando de los ejércitos de Venezuela y se separaría.
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