Capítulo 8: Un clan más grande

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No era una sorpresa que Luke no supiera hablar Mando'a, si lo pensaba detenidamente ni siquiera sabía algún tipo de saludo o presentación, quizás no es algo que deba importar demasiado, pero ahora tenía como pareja un mandaloriano, no podía ignorar el hecho de que no conocía su idioma.

Cyar'ika.

Era como había empezado a llamarlo últimamente, más en la privacidad que en lo público, en un tono bajo mientras le arrullaba dulcemente. Era una palabra que Luke no estaba seguro de conocer, pero quizás pueda deducir su significado como lo hizo las veces que lo escuchaba llamar a Grogu: Ad'ika, concluyendo que solo era un nombre cariñoso o algo parecido. Pero había cosas más complicadas que esa.

Ni kar'tayli gar darasuum, Cyar'ika.

Después de recitarlas simplemente unía sus frentes o si no tenía su casco besaba sus labios o mejilla, siempre era el mismo orden de palabras dichos con el mismo meloso tono. Luke podía fácilmente pregúntale qué estaba diciendo o a qué se refería, pero ¿no se vería tonto preguntándole, si era realmente obvio su contexto? Luke prefería mil veces fingir inocencia antes que verse como un idiota enfrente de su enamorado.

El bebé recién terminaba su merienda cuando salió a jugar al estanque de ranas que había enfrente de su hogar, Luke le había avisado que esperase unos minutos pues no quería que vomitara por indigestión, pero últimamente el pequeño tenía una actitud bastante autoritaria y salió a jugar de todas formas. Lo único que le mantuvo tranquilo es que Din estaba sentado fuera en el porche de la casa en su silla favorita para tomar las siestas, así que podía vigilar al pequeño rebelde.

El mandaloriano tuvo suerte de que encontró en la nueva República un trabajo como cazarrecompensas. Se iba lejos, solicitando la mayor cantidad de trabajos posibles y de mayores créditos, pasaba alrededor de una semana fuera de casa cumpliendo un pedido tras otro, luego volvía con su recompensa y se quedaba en casa el tiempo suficiente hasta que fuera necesario. La parte favorita de Luke de cuando el mandaloriano volvía a casa era precisamente esa calidez de verlo allí sentado sin su casco golpeándole la fresca brisa casi dormido por el silbido del viento, subiendo un pie en el barandal y cruzado los brazos alrededor en su pecho, era una actitud tan paternal que incluso Luke llegaba a abrumarse por ello.

El joven Jedi salió con un vaso de leche azul en su mano pasando una y otra vez la mirada hacia Grogu, cuando rectificó por cuarta vez su seguridad se acercó a Din y le ofreció la bebida con un beso en sus rizos marrones.

—Gracias, Ka'rta.

Aquello era un apodo nuevo, y Luke no lo pasó por alto. Este se sentó a su lado y recostó su cabeza en el hombro de Beskar, la sensación era rústica pero que sea Din, eso simplemente lo hace muy agradable.

—Tengo un trabajo pendiente.

Dijo Din después de un largo rato, el Jedi incluso estaba entrando en un transe de sueño cuando el Mando habló.

—¿Pendiente?

—Sí. Una buena cantidad de créditos.

—Pero... si apenas llegaste ayer.

—...Estaba pensando que quizás tú y Grogu puedan acompañarme, como una aventura solo para los tres.

—¿Un viaje familiar que consiste en cazar un criminal? Me apunto.

—Espero que no te moleste pero, es en Jakku. No quiero ilusionarte vendiéndotelo como la aventura de nuestras vidas.

—Sabes que estoy acostumbrado a los desiertos en planetas alejados de toda civilización. Sin embargo, si es contigo y Grogu yo estaré más que feliz.

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𝒩𝒾 𝓀𝒶𝓇'𝓉𝒶𝓎𝓁𝒾 ℊ𝒶𝓇 𝒹𝒶𝓇𝒶𝓈𝓊𝓊𝓂 [Dinluke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora