Capítulo 4: Las minas de Mandalore

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Din no era un hombre que buscara una pareja con la que pasar el resto de lo que le quedaba de vida, tampoco sentía que hubiera estado enamorado seriamente, quizás una que otra vez le gustó una mujer, pero sabía que eso simplemente jamás pasaría, así que sintió alivio por un tiempo de saber que era una persona sin interés romántico ya que así nunca tendría que romper sus credos o pasar el estresante proceso que era casarse, realmente creyó que su cerebro había aprendido a reprimir el libido para hacer su soledad más fácil.

Eso creyó hasta que conoció a Luke Skywalker.

Porque Din Djarin no supo cuándo, cómo o por qué, pero lamentablemente, de alguna forma sabía que estaba enamorado. Esta era una confesión que le aterraba a la par que quería ignorar, pero sus acciones siempre lo delataban cada vez que el Jedi estaba con él.

Como una vez en la que Din y Luke estaban viendo a Grogu practicar sus saltos, estaban hablando del niño y contando algunos chistes ingenioso cuando Luke respondió a una de sus bromas con un remate y le guiñó el ojo.

Esa acción hizo que las piernas de Din temblaran como gelatina y que su corazón saltara de emoción en su pecho, se sentía terriblemente patético porque su cuerpo reaccione así a las mínimas acciones que le regalaba Luke.

O la otra vez que sin querer Din quedó atrapado en el transe de sus pensamientos imaginando una vida en la que Din, Luke y Grogu fueran el trío inseparable viviendo en una granja en Nevarro, sin ser Jedi o mandaloriano, simplemente ellos criando al bebé. Se sorprendió a sí mismo cuando Luke lo sacó de esas ilusiones y dio gracias a las estrellas de estar usando su casco pues al parecer había estado sonriendo con el pensamiento.

Din estaba realmente jodido, y solo hará lo mejor que será para todos. Ignorar sus sentimientos.

Porque sabe que esa vida que imagina no es una posibilidad, el no dejará de ser mandaloriano, Luke no dejará de ser un Jedi, y lo más importante, Luke no tiene esa clase de sentimientos hacia él, y aún los tuviera, sería un romance imposible... ¿verdad?

Su deber junto a Bo-Katan de reconstruir Mandalore fue la excusa perfecta para distraerlo y hacer que esos sentimiento desaparecieran, la hermana del rubio había aceptado con gusta ayudarles y prometió convencer a la nueva República de brindar la ayuda necesaria aún la mayoría de su pueblo estuviera en contra de la desicion, así que mientras esperaban las noticias de Leia, Din emprendió un viaje junto a Grogu y un R5 que Peli tuvo la cortesía de darles, dejando al Jedi esperando por su regreso.

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Quizás Luke se estaba apegando demasiado a Grogu y Din. Había pasado un mes y siete días (no es como si Luke contara los días de su regreso, claro que no) desde que el bebé y su padre se fueron de Yavin IV, la última vez que los vio un golpe de preocupación había golpeado a Luke cuando el Mando le contó los planes que tenían antes de esperar más noticias de Leia, entre esos planes estaba Bo-Katan (una mujer que Din menciona bastante y cada vez que escucha su nombre él estomago de Luke se contrae de dolor), ella al parecer es la cabecilla de toda esta resurrección de la raza mandaloriana y la unión de todo los clanes. Luke solo les había deseado la mejor de las suertes y que la fuerza siempre les acompañe.

Cuando vio el Caza Estelar del mandaloriano entrar en órbita el salto que dio su corazón en su pecho hizo que llevara su mano hasta la zona por el dolor, al aterrizar, tan solo vio a Grogu y escuchó los pitidos en binario del R5. Algo no estaba bien.

—¿Grogu? ¿Donde está tu papá?

A través de la fuerza supo cuál era el problema y no esperó ni un minuto más antes de tomar su X-Wing para que el R5 lo guiara hasta Mandalore.

𝒩𝒾 𝓀𝒶𝓇'𝓉𝒶𝓎𝓁𝒾 ℊ𝒶𝓇 𝒹𝒶𝓇𝒶𝓈𝓊𝓊𝓂 [Dinluke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora