O.Y

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TAEHYUNG

—Es un placer presentarles al director Kim— dice la directora de la junta directiva, Im Nayeon, mientras me lleva al frente del salón.

—Hola a todos —digo, tratando de no sonar incómodo mientras saludo a los maestros de la Escuela Primaria Bragan—. Mi nombre es Kim Taehyung. De hecho, soy de esta ciudad, aquí me gradué del bachillerato.

Una risa nerviosa se me escapa, pero no lo encuentran divertido.

—No asistí a esta escuela primaria, pero eso es porque vivía más cerca de Middlestone —agrego, divagando. No puedo evitarlo; estoy nervioso.

Miro alrededor del salón y noto las miradas desencantadas y desinteresadas de los maestros que son todos mucho mayores que yo y probablemente se preguntan qué diablos estoy haciendo yo dirigiendo su escuela primaria.

Empujo su silencio y escepticismo.

—Quería presentarme ante todos ustedes, ya que me haré cargo de las funciones del director D'Amico. Si tienen alguna pregunta, no duden en comunicarse conmigo. Mientras me familiarizo con la escuela, pasaré por sus salones haciendo mis rondas. Me gustaría aprender sobre sus estilos de enseñanza y conocer a los niños. En un par de semanas, tengo pensado organizar una reunión de padres y maestros para poder conocer a los padres también

Continúo hablando, no dejo que el silencio me desanime. Este es el trabajo de mis sueños y haré lo que sea necesario para que funcione.

—Si necesitan algún material para sus salones, avísenme. Sé que hubo recortes presupuestarios el año pasado, pero estoy seguro de que podemos encontrar la manera de asegurarnos de que cada uno tenga lo que necesita. —Como esperaba, esas palabras iluminan los ojos de los maestros. Se miran y asienten, sus rasgos se suavizan. Me alegro de que haya funcionado. Todo lo que tendré que averiguar es de dónde sacar ese dinero.

Sé que la transición como alguien con menos experiencia será difícil. Pero estoy seguro de que me ganaré su confianza en poco tiempo. En este momento, no tienen ninguna razón para creer que estoy calificado para hacer este trabajo. En honor a la verdad, realmente no sé lo que estoy haciendo. No sé lo que se espera que yo haga. Me entregaron las llaves de la escuela con poca dirección. Pero agarraré el ritmo pronto. La enseñanza siempre había sido mi sueño, pero pronto me di cuenta de que me importaba más asegurarme de que los niños tuvieran lo que necesitaban que ser la persona en el aula que los instruía. Esta posición me brinda una mayor oportunidad de asegurarme de que tengan las herramientas para tener éxito. De poner tener un impacto mayor. No será solo mi salón de clases. Será en todas las aulas. Quiero que los niños sueñen en grande. Que sepan que pueden llegar tan lejos como quieran. Quiero que persigan sus objetivos. Para hacer lo que pensaban que nunca se podría hacer. Y quiero ayudar a empoderarlos. Ser el director aumenta mi capacidad para hacer precisamente eso.

La reunión termina treinta minutos después y me marcho con una sonrisa en los labios. Cuando termino, algunos de los maestros se acercan a mí para presentarse. Incluso los maestros que me miraron con escepticismo al principio se acercan a mí y me saludan. Parecían un poco más seguros al final de la reunión de que no iba a estropearlo todo.

Camino a mi oficina, cierro la puerta detrás de mí y luego tomo asiento en mi escritorio. Cerrando los ojos, respiro profundamente, liberando toda la tensión y ansiedad que he estado conteniendo.

Un golpe en la puerta me asusta.

—Hola, lamento interrumpir —dice Sana, a quien me presentaron anteriormente como mi asistente. Tiene más o menos mi edad y realmente espero que no crea que estoy durmiendo. En el trabajo. En mi primer día.

—No te preocupes, solo estaba... —Comienzo, asegurándome de que ella no tenga una impresión incorrecta.

—¿Tomando una respiración profunda? —Termina por mí y yo sonrío, aliviado de que no me esté juzgando.

—Sí, eso fue mucho —le digo con sinceridad.

—¿No esperabas tener este trabajo tan temprano en tu carrera? —pregunta y no siento ningún juicio en su voz, solo curiosidad.

Asiento con la cabeza.

—He estado enseñando durante dos años. Pensar que ahora estoy a cargo, básicamente de todo y de todos, es mucho por asimilar.

Camina entrando en la oficina y se sienta en una de las dos sillas frente a mi escritorio.

—Todavía sigues enseñando.

—¿Qué quieres decir? —pregunto, un poco confundido.

—Estás enseñando a los maestros cómo ser mejores maestros. Estás enseñando a los estudiantes sobre las responsabilidades de sus acciones. Todavía vas a estar enseñando, así que piénsalo de esa manera.

Nunca pensé que este puesto fuera uno en el que todavía podría enseñar.

—Pensé que este trabajo consistía en descubrir lo que todos necesitaban y hacerlo realidad.

—Ese es tu trabajo principal, pero esta es una escuela primaria. De tu época de enseñanza, sabes que los niños son esponjas que lo absorben todo. Ellos aprenderán de ti, lo quieras o no.

Yo sonrío. Eso es verdad. Decido ser más confiado que de costumbre y le hago algunas preguntas a Sana—. Entonces, sé honesta, ¿estoy loco por haber aceptado este trabajo?

Ella niega con la cabeza.

—Disparates. En todo caso, eres exactamente lo que necesitamos. Un soplo de aire fresco. Nuevas ideas. Energía nueva.

—¿Crees que los otros maestros apreciarán una nueva perspectiva de alguien que no lo ha estado haciendo tanto tiempo como ellos y ahora puede decirles qué hacer? — pregunto con sinceridad.

—Absolutamente. No sucederá a la primera, pero la mayoría de ellos se incorporarán. Mientras hagas un buen trabajo, no importa cuánto tiempo lo haya estado haciendo.

—¿Cómo empiezo a tenerlos de mi lado? —pregunto.

Realmente quiero gustarles porque eso haría mi trabajo mucho más fácil.

—Ya has comenzado. Esa frase sobre acudir a ti si no tienen recursos, definitivamente te hizo ganar algunos puntos.

—¡Eso es lo que estaba buscando! —Lo cierto es que me gusta hablar con Sana. A pesar de que la conocí hoy, su personalidad ya me hace sentir cómodo.

—Estarás bien —dice con la certeza que me falta. Sus palabras y su confianza infundada en mí me están ayudando a creer que, de hecho, puedo hacer esto.

Volver aquí es un riesgo que nunca pensé que tomaría. Pero espero haber tomado la decisión correcta.