O.Y

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TAEHYUNG

Me doy vuelta en mi cama y en el momento en que lo hago, mi cara se encuentra con el suelo con un fuerte golpe. Al abrir los ojos por la sorpresa y el dolor, me doy cuenta de que la razón por la que me caí es que en realidad no me quedé dormido en mi cama. No. Me quedé inconsciente en el sofá.

Eso tiene mucho sentido considerando el momento en que llegué a casa, planté mi trasero frente al televisor y nunca me levanté. Me quedo en el suelo unos segundos más, riéndome de la ironía de caer. He tocado fondo antes y mientras pensaba que estaba subiendo y bajando, caer inesperadamente y estrellarme contra el suelo es exactamente lo que se siente mi vida en este momento.

Gimo y finalmente me levanto del suelo cuando mi alarma comienza a sonar. Agarro mi teléfono y la apago. Dejo que mis ojos se adapten a la luz que entra por la ventana de la sala de estar y reviso mi teléfono en busca de algo que me haya perdido.

Egoístamente, mi corazón quiere que haya algo de Jungkook. Un mensaje. Una llamada. Cualquier cosa que me explique lo que pasó. Que me asegure que yo estoy equivocado. Que lo que creo que pasó no es cierto. Sé que eso nunca sucederá. No solo porque no hay forma de que pueda explicarse por el hecho de que tiene una hija, sino también porque cambié mi número.

Esperé junto a mi teléfono durante meses después de que terminamos. Incluso años. Desesperadamente, le envié un mensaje de texto para averiguar qué pasó. Creo que debí haberle enviado un mensaje de texto todos los días después de la ruptura pidiendo una explicación. Todo el asunto me tomó tan desprevenido que quería que me lo explicara y me ayudara a entender.

Ante la insistencia de Jimin y bajo su supervisión, comencé a enviarle mensajes cada vez menos. Pero, aun así, cada vez que mi teléfono sonaba con una notificación, mi corazón se disparaba al pensar que podría ser él. Que volvería a mí, se disculparía y me diría que estaba equivocado por romperme el corazón.

Cada notificación que recibí durante meses me hizo tener la esperanza de que mi desdicha terminaría y los dos estaríamos juntos de nuevo. Esperaba que se hubiera calmado al pensar en los objetivos que nos habíamos fijado juntos.

Sin embargo, a medida que pasaban los días, me di cuenta de que el mensaje o la llamada nunca llegarían. No me impidió tener esperanzas todos los días. Aun así, nunca contestó. Nunca respondió a un mensaje. Ni siquiera me molesté en leerlos. Para evitar enloquecer cada vez que recibía una notificación, cambié mi número. Lo hice en parte porque estaba enojado con él. Le di mucho tiempo para llamar y no lo hizo, por lo que cambiar mi número sería mi forma de decirle que no lo esperaría más. La verdadera razón para cambiar mi número fue que una parte de mí quería creer que en algún momento de esos seis años se dio cuenta de que estaba equivocado y me llamó. Creo que hubiera dolido más mantener el mismo número y que él nunca hubiera llamado.

De esta manera, pude convencerme de que me llamaba todos los días con la esperanza de que mi teléfono estuviera conectado de nuevo. Que él sería el que estaría esperando junto al teléfono el día en que sonaría y mi nombre aparecería en su pantalla una vez más. Ahora sé que él nunca me amó.

Mientras yo lloraba nuestros sueños, él estaba formando su familia. Criando a su hija. Haciendo Dios sabe qué más. Me siento en mi cama con mi teléfono en mis manos y el pasado en mi cabeza. No es hasta que recibo un mensaje de Jimin que me doy cuenta de cuánto tiempo estuve perdido en mis pensamientos. Necesito empezar a prepararme para el
trabajo.

Jimin : "¡Tengo el fin de semana libre! Te visitaré pronto."

Jimin : "Vaya. Ninguna respuesta."