¿Quieres intentar escribir algo que se salga de lo común pero no sabes por dónde empezar? ¡Estás en el apartado indicado! Aquí iremos publicando artículos que te ayudarán a darle un giro más surrealista a tu literatura.
La idea de la deconstrucción ha tomado un papel tan protagónico en nuestro tiempo que ya casi la leemos hasta en la sopa; el feminismo habla de deconstruir los roles tradicionales de género, los historiadores quieren deconstruir la versión de la historia que se ha quedado en el imaginario colectivo, la lingüística deconstruye nuestra relación con las palabras, los obreros quieren deconstruir su edific... no, eso no.
El problema es que, cuanto una palabra aparece con semejante pervasividad, nuestro entendimiento de la misma puede diluirse un poco, convertirse en algo distinto. Asumimos que sabemos todo lo que hay que saber sin plantearnos nada más. Esto ya sí me parece una pena, porque el concepto implica muchas cosas que no tanta gente está considerando. Y adoptar una mentalidad deconstructivista puede ayudarte muchísimo a ejercitar tu creatividad.
Por eso, primero vamos a proveer de una definición muy simplificada de la desconstrucción clásica, que pueda entenderse sin tener formación en filosofía. Luego nos meteremos en lo que se entiende por ello más a pie de calle, y cómo tú también lo puedes poner en práctica si así lo desearas.
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La desconstrucción era una corriente filosófica que pretendía replantearse las estrategias del análisis literario. Buscaba, en primera instancia, identificar las estructuras jerárquicas que tradicionalmente se analizaban, para luego descomponerlas y así demostrar, por medio de la detección de contradicciones y paradojas, que dicho método de análisis carecía de sentido en primer lugar.
Por metonimia, ahora también llamamos deconstrucción a cualquier acto que implique descomponer estructuras de ideas preestablecidas y hacer algo nuevo o incluso crítico con ellas. En pintura puede implicar tomar un estilo clásico y retorcerlo, como un cuadro figurativo de gente perreando reggaeton que contraste con la idea más solemne que tenemos de ese tipo de arte. En literatura, desconstruir suele ser sinónimo de tomar un género, o un estereotipo de personaje, o un arco o una convención... o cualquier cosa que el lector medio tenga interiorizada, y replantearlo.
Generalmente, esta repensada no suele venir de la nada, ya que las historias suelen estar llenas de convenciones que aceptamos sin pensar pero que en realidad no sobrevivirían el más mínimo escrutinio serio. Por ejemplo, a menudo se menciona el cómic de Watchmen como un profundísima deconstrucción de los superhéroes, pero la mayoría de las ideas novedosas que planteaba tienen perfecta lógica y tampoco hace falta una mente de genio para sacarlas; ir por la calle con un disfraz de colorines es ridículo, llevar capa cuando vas por ahí luchando contra el crimen es una receta para el desastre porque se te puede enganchar en cualquier sitio y adiós superhéroe, todos los vigilantes son corruptibles etc.
Ojo, no pretendo quitarle mérito al cómic de Alan Moore con lo que he dicho; antes de que saliera al mercado, la idea de someter a los superhéroes al tercer grado era terra incognita. Lo que trato de decir es que el material potencialmente deconstruible suele estar, normalmente, frente a tus narices.
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Con todo lo expuesto en mente, seguro que ya puedes ir deduciendo adónde nos lleva esto. No hay ninguna fórmula mágica que yo te pueda presentar para deconstruir como profesional porque lo complicado no es saber qué hacer, sino detectar cuándo puedes hacerlo.
Para eso lo único que te queda es, cuando leas y escribas, cuestionarte todo. ¿Qué patrones comunes parecen tener todas las historias de tu género favorito? ¿Todos tienen sentido, o hay algo que podría hacerse de manera distinta? Y es que ni siquiera hace falta que reinventes un género completo. Cuando Hideki Anno se dio cuenta de que muchas series de Gundam metían un arco en el que el piloto le tomaba pánico a subirse al robot, solo para volver a los pocos episodios, simplemente lo llevó a su consecuencia lógica: es normal que un joven al que de pronto pongan a luchar continuamente por su vida se traumatice, lo que no es normal es que vuelva luego reenergizado como si nada hubiera pasado. Y por eso Shinji se pasa los últimos episodios de Evangelion depresivo perdido y nunca llega a salir de eso.
A su vez, Gundam nació cuando su creador trató de traspasar las historias de robots gigantes superpoderosos a lo Mazinger Z a un contexto más realista, en la que los robots se produjesen en serie como si fueran aviones o tanques.
Al final lo que estamos es aceptando la naturaleza del arte como un ente transformativo, en el que no vas a poder sacar algo de la nada pero sí que es muy posible transformarlo en algo novedoso y casi irreconocible. Para lo cual, como estás viendo en los ejemplos, no necesitas grandes alardes. ¿Alguna vez te has descubierto burlándote de algún cliché que consideras absurdo o de baja calidad? Está bien ignorarlo sin más, pero... ¿por qué no lo abrazas y lo reescribes de alguna manera que pueda tener más lógica?
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En cierto sentido... cuando deconstruyes algo casi estás escribiendo una crítica a lo mismo disfrazada de historia convencional. Estás haciendo ver lo absurdo de muchas de sus premisas, igual que hiciera Miguel de Cervantes con su Don Quijote a los libros de caballerías ya siglos atrás; si deconstruyes, es porque tienes algo que decir.
Para eso, es importante primero leer mucho, porque eso te permitirá detectar esos patrones sin necesidad de estudiarlos expresamente. Segundo, mantener alerta tu mente y acostumbrarte a cuestionarte todo, y a no hacer las cosas de una manera solo porque otros lo hacen. Leer no pensando en copiar, sino en entender los mecanismos detrás de lo que estás leyendo, y plantearte si ya funcionan bien así o podría ser interesante presentarlo de otra manera.
Una vez que tienes un criterio formado, es cuestión de usarlo. Sí, está muy bien aprender de los grandes y de las convenciones que funcionan, pero llega un momento en el que hay que también aprender a volar más solos y explorar nuestras propias inquietudes personales.
Al fin y al cabo, si tu autor/a favorit@ se tirara por la ventana intentando volar como Superman, tú no te tirarías, ¿no?
