¿Quieres intentar escribir algo que se salga de lo común pero no sabes por dónde empezar? ¡Estás en el apartado indicado! Aquí iremos publicando artículos que te ayudarán a darle un giro más surrealista a tu literatura.
Una de las descripciones más habituales que te sueles encontrar de una obra surrealista es que puede no regirse por la lógica de lo mundano, sino por la del sueño. Se lanzan al aire palabras como onírico, pero nunca se llega a profundizar realmente en por qué esto es así, ni en qué hace que una cosa onírica sea onírica. Así que esto será nuestra tema de hoy: a lo largo del artículo trataremos primero de arrojar algo de luz de por qué te podría interesar que tu historia se sienta como un sueño, y te proporcionaremos una suerte de nociones básicas que deberías ser capaz de aplicar a cualquier texto.
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¿Por qué no? El surrealismo bebe mucho de aplicar detalles propios de los sueños a las historias tradicionales. Lo podemos ver ya desde los tiempos de Lewis Carroll, con su Alicia, y sobrevive hasta nuestros días incluso en el cine. Si te gustan gente como David Lynch, Terry Gilliam, Satoshi Kon o Jodorowsky, su estilo bebe mucho de tratar de evocar esa sensación de estar soñando, y eso se puede aprender. Incluso, aunque no te interese para el surrealismo, nunca está de más tener estas cosas en mente por si alguna vez quisieras narrar el sueño de uno de tus personajes dentro de una historia tradicional.
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Lo primero que hay que tener en cuenta es que los sueños no son una simple sucesión de imágenes o hechos sin orden aparente. Obviamente, cada persona es un mundo y nadie sueña exactamente igual que su vecino, pero sí que podemos identificar una serie de patrones generales. Grosso modo, serían:
Los objetos cotidianos pueden no funcionar de la manera habitual
Los interruptores de la luz o de los electrodomésticos a menudo no hacen nada, o activarlos genera un efecto diferente del esperado. Por ejemplo, puede ocurrir que el televisor se encienda solo, y que si intentas apagarlo ocurra cualquier cosa menos que se apague; que salga volando, que explote, que se transforme en otro objeto, que cambie el color de tu cuarto, que se abra un agujero en el suelo...
Los espejos alternan entre no reflejarte, reflejarte parcialmente, o reflejar algo completamente distinto a tu imagen. Incluso, dicha imagen puede cambiar de forma delante de tus propios ojos.
Y así con todo. ¿Las persianas? Te puedes pasar todo el rato tratando de subirlas sin que se muevan del sitio. ¿El teléfono? A lo mejor no enciende, o solo se enciende su pantalla para mostrar un video de algo aleatorio. Incluso puede funcionar bien a simple vista, pero que luego te lo encuentres lleno de apps que no tienen sentido.
Ojo, no estamos diciendo que, en un sueño, sea imposible usar un objeto para su función original. En ocasiones un interruptor sigue siendo un interruptor, un teléfono sigue siendo un teléfono, y no se produce ningún cambio significativo. Lo que decimos es que no se puede asumir nada sobre cómo se va a comportar tu entorno.
El mundo es inestable
Por lo general, la existencia de las cosas depende de si las estás observando, y tienden a cambiar según vas cambiando el foco de tu vista. Es muy común que abras un libro, leas una frase, apartes la mirada... y al volver a mirar te encuentres una frase diferente. Incluso puede haberse borrado la página entera, o que las letras se vayan moviendo como si bailaran sobre el papel.
Lo mismo para la ubicación de los objetos dentro de un espacio físico. Si entras a un cuarto con una cama en la parte derecha, es posible que si apartas la mirada por un momento, al volver ya no esté, o que sí esté pero aparezcan o desaparezcan otros elementos. Entre miradas también cambiarán colores, tamaños, posiciones...
Hay saltos en el tiempo y el espacio
Este apartado va muy en consonancia con los dos anteriores. No es para nada raro que, estando en un sitio concreto, cierres los ojos y al abrirlos aparezcas en otro totalmente diferente. O que las puertas cerradas, escaleras o ascensores te lleven a lugares que no deberían estar conectados al que tú estás. Por ejemplo, que la puerta que debería llevar a tu cocina en realidad dé al cuarto de tu mejor amiga o situaciones similares.
Incluso, esos teletransportes pueden ser causados por el entorno de maneras extrañas. A lo mejor, la puerta del frigorífico en realidad es un portal hacia el desierto.
Con respecto al tiempo, es común que no se respete ninguna clase de línea secuencial. Reaparecen barrios y locales que hace veinte años que no existen, pero dentro te encuentras a tu prima que tiene trece y nunca coincidió con esos sitios. También pueden aparecer conocidos tuyos tal y como los recuerdas de cuando eran niños, pero tú continuar con tu forma adulta, etc.
Si aparecen seres vivos, podrán comportarse de forma incoherente
Más o menos lo que pone en el título. Si lo quieren entender fácil piensen en Alicia, y cómo los diálogos y las acciones de la gente no suelen tener el más mínimo sentido. Te puedes encontrar desde un tipo bajito calvo que te persigue para que le devuelvas su pelo, hasta un vendedor de mecheros que quiere revelarte los secretos de la existencia. Básicamente, cualquier cosa.
Si aparece alguien que conoces de antes, se puede comportar de forma completamente diferente, o más o menos como la idea que tú tienes de esa persona en tu cabeza. Sin embargo, seguirá incurriendo en pequeñas incoherencias con lo que te dice. Esto puede hacerse muy sutil de detectar, pero digamos que a lo mejor te menciona a su esposa pero no está casado, o que se comió un chuletón siendo vegano.
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Hasta aquí, tocamos muy brevemente algunas características típicas de los sueños que cualquiera puede implementar en sus historias. En el surrealismo, es común que los autores empiecen con un mundo normal pero vayan metiendo gradualmente muchos de los elementos detallados en este texto, con la intención de generar un efecto de extrañeza en el lector. Si llegaste hasta aquí, tú también deberías ser ya capaz de hacerlo.
Sin embargo, igual que la mejor manera de aprender a dibujar es dibujando, y de hablar un idioma es hablando, para profundizar en los sueños no hay nada mejor que soñar. ¿Te apetece seguir explorando esto? Vete a dormir con un cuaderno junto a la cama, y cuando te despiertes apunta tus aventuras. Es posible que, oculta en algún rincón de tu cabeza, tengas una novela increíble que espera a ser redactada.
Finalmente, toca la pregunta. ¿Qué suele ser común en TUS sueños? ¿Soñaste algo interesante que te apetezca contarnos? ¡Te leemos!