Para Namjoon ir a la tienda de comida era como arrancarse un diente, odiaba las multitudes, los estúpidos carros que nunca rodaban bien y el ruido de los anuncios que no se detenía sobre tonterías que no tenía intención de comprar. Era una de las razones por la que comía las sobras del club.
Pero ir a la tienda con Seokjin era una experiencia culinaria. Para un hombre que aclamaba que solo sabía cocinar unas cuantas cosas Seokjin sabía como examinar su comida. Namjoon se inclinó contra el carro observando a su amante examinar un melón, mirar un racimo de plátanos y coger hierbas frescas para algo misterioso que iba a hacer en el futuro.
El proceso le divirtió hasta que un pelirrojo musculoso con camiseta sin mangas se acercó a su hombre. Vio al hombre viniendo y estuvo tentado de intervenir pero sentía curiosidad de si Seokjin se sentiría tan atado a él como lo estaba él del hermoso poli.
Observó al pelirrojo hacer unos movimientos con sus manos y darle a Seokjin una melosa sonrisa. Seokjin se encogió y ondeó su mano hacia Namjoon indicando que estaban juntos. Cuando el intruso se giró hacia él, Namjoon le dio una mirada que había hecho congelarse a más de un Dom en sus botas de cuero. Fue igual de efectivo con el pelirrojo musculoso que, con un rápido asentimiento a Namjoon se apartó de su camino... rápido.
Supuso que era más listo de lo que parecía.
Seokjin agarró un melón y caminó hacia Namjoon.
—¿Puedes creer a ese tipo? ¿Quién aborda a hombres en la tienda de comida? ¿No es un cliché malo?
Namjoon rió. No pudo evitarlo. El otro tipo había sido hermoso y la falta completa de interés de Seokjin era más que halagadora.
—Supongo que algunos tipos no tienen clase. —Dijo Namjoon.
—Por suerte mi chico la tiene de sobra. —Dijo Seokjin mirando su cuerpo de arriba a abajo—. Creo que no muchos hombres van a la tienda de comida con unas botas de Prada.
Antes de que Namjoon pudiera hacer un comentario Seokjin lo besó allí. El beso fue bueno pero fue la sorpresa de tener a Seokjin abrazándolo en un lugar público lo que evitó que tomara el mando.
—¿Seokjin? ¿Namjoon?
Los labios de Seokjin se apartaron de los suyos y Namjoon estuvo complacido de ver los ojos de su amante nublados de lujuria cuando se giró para saludar a Jungkook que estaba mirándolos como si les hubiera crecido una segunda cabeza.
—Hey Jungkook. —Dijo Seokjin. Su rasposa voz llegó directamente a las bolas de Namjoon y no quería nada más que agarrar al hombre y llevarlo a su dormitorio y mantenerlo allí para siempre.
—¿Cuándo ha pasado esto? —preguntó Jungkook con sus mejillas sonrojadas.
Namjoon nunca había visto a Jungkook tan enfadado.