Calm Down

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Pedri

Agarre la maleta y el pasaporte, arrastre los pies hasta la señorita que veía el pasaje de avión.

Pase— Me sonrió—siguiente

Seguí arrastrando los pies por ese estrecho pasaje que me conduciría a mi y al resto del equipo hacia el avión rumbo a Qatar.

Encontré mi lugar en la tercera fila, como siempre al lado de Gavi y por el pasillo Alejandro.

Conecte los AirPods y me fundí en otra dimensión gracias a la música.

Vi como todos mis compañeros entraban al avión y se sentaban en el sitio asignado.

Gavi, como siempre llego último y se sentó rápidamente ya que quería dormir.

Conectó sus AirPods y apoyó su pequeña cabeza en mi huesudo hombro.

Acomode mi brazo de forma que el estuviera cómodo y yo le pudiera acariciar el pelo.

Contemple su gran facilidad para conciliar el sueño mientras la música sonaba a través de mis audífonos.

Deje de prestarle atención a cualquier cosa menos a su revoltoso pelo, el cual estaba súper enredado y parecía mal lavado.

Después de unos minutos en paz, sin ningún ruido más que el de mis latidos me dormí apoyado en la ventana.

Desperté unas cuantas horas después. Lo primero que vi fue a un Gavi feliz, sonriendo y divirtiéndose en su celular.

El me miro y en su mirada sentí más paz de la que ya tenía en mi interior. Le sonreí inconscientemente y el me la devolvió.

Pedri, tengo... tengo miedo—sus ojos se pusieron mas tristones de lo normal—¿que hago aquí? ¿Soy suficiente? ¿Merezco estar aquí, yendo a jugar un mundial?— sus palabras chocaron en mi corazón como si yo mismo me preguntara o mismo sobre mi pero debía se fuerte por el en este momento.

—Pablo...—decidí tomarme unos segundos para pensar que iba a decirle —no se porque te preguntas eso, pero tú estás aquí por que te lo has ganado. Si, claro que eres suficiente, eres más que suficiente.—tome aire y sentí su mirada Llena de preocupación así que me apure en seguir —Claro que mereces esto, Pablo tu mereces esto y más, te matas en cada entreno y en cada partido dejas el alma, esto es poco para lo que tú mereces—

Mi mano se posó inconscientemente en su hombro y el la miro con una mirada difícil de entender.

si... seguro— miro a sus pies y continuó—esto... es irreal, no quiero estropearlo.—

no lo harás, créeme, todo saldrá bien... tu tranquilo—

Le dediqué una última sonrisa antes de mirar por la ventana y dejar que una única lágrima cayera por mi mejilla.
No sabía el porqué de ella y tampoco me interesaba saberlo. Solo intuí que era gracias a la presión que había puesto el pueblo español sobre nosotros.

Una lágrima debido a la presión mezclada con la exagerada emoción y nerviosismo que tenía.

Aunque trataba de consolar a Pablo, era yo el que estaba con la cabeza llena de pensamientos llenos de dolor, miedo y presión.

Me quede hipnotizado mirando por la ventanilla hasta que sentí una cálida mano tocando mi hombro.

Pedri, préstame tu hombro, quiero descansar—

vale, espera un minuto.—

Volví a mirar por la ventanilla y susurré "todo va a estar bien" para mi mismo, esperaba que de alguna forma esa frase me calmara este dolor de pecho que sentía gracias a los putos nervios.

Ahora si Pablo se acosto en mi hombro para volver a dormir como una marmota mientras que yo seguí hundido en mis propios pensamientos.

Alejandro no despegaba su cabeza de la Nintendo por nada, supongo que le calará todo el nerviosismo que siente.

Ya iban 5 de las 18 horas de vuelo y yo ya había sentido el dolor de pecho que siento cada vez que se avecina algo importante.

No sabía si volver a entrar en el mundo de la música y perderme allí durante un rato o quedarme contemplando a la única persona que tiene el poder de sacarme alguna sonrisa en estos momentos.

Después de unas horas inmerso en el mundo de la música sentí como el avión se movía.

Sentí como Gavi se despertaba y sus manos se posaban sobre mi trozo jalándome de la camiseta por el miedo que le causaban las turbulencias.

Sentí un tirón en la zona que Gavi el sujetaba y caí en cuenta que ese enano había roto mi chándal.

Pablooo, cabron mira mi puro chándal.—fruncí el ceño—anda a buscarme otro.—

Perdón, me puse muy nervioso.—

Me volví a acomodar en el asiento y seguí en lo mío.

Gavi se quedo agarrado de mi por un buen rato con cara de perro arrepentido. Dejando pequeñas caricias en ese pedazo de piel que se podía apreciar gracias a lo que el había tirado.

Yo no dejaba que el mirase pero sonreía cada ves ir su mano tocaba mi piel. Se sentía bien y algo en mi estomago se movía, algo extraño que no había sentido nunca.

El resto del vuelo transcurrió tranquilamente.

Llegamos al hotel y empezamos con la repartición de cuartos.

Vale, Gavi con Pedri, Eric con Ferran, Ansu con Ale, Nico con Marcos, Busi con Jordi, Dani con Álvaro...— Luis Enrique iba repartiendo las llaves.

E vuelto y hasta aquí el primer cap espero y les guste esta historia

Say you won't let go Donde viven las historias. Descúbrelo ahora