Capítulo XLVII:

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YoonGi mira a su derecha cuando alguien lo golpea de manera suave en el codo, NamJoon lo está mirando.

— ¿Estás bien, Hyung?

Se aclara la garganta y varios segundos después asiente con la cabeza, NamJoon lo mira otros segundos que en realidad siente como minutos y luego se vuelve a su plato. El resto de la cena comen en silencio, y mientras más observa los alrededores YoonGi se va percatando de mayor número de detalles: como que el nombre artístico de Lee Chan es Johan Lee, cuando se percata de eso no puede evitar cuestionarse sí TaeHyung y él se conocían por el patinaje artístico, pero no sabe cómo conectar que Johan conozca a Joshua, NamJoon, Jin y Jimin, tal vez los chicos pasan más tiempo con Tae de lo que piensa.

Cuando el señor Choi informa que es tiempo de irse, YoonGi se percata de que son las 10:34 de la noche, junto con todos los demás se pone de pie y se dirigen a la salida en silencio, no sabe hacia dónde se dirigirán pero decide confiar en Hal-abeoji. Salen con cuidado del hospital y el señor Choi hace la parada a un taxi.

—Bien, no podemos ir todos en un mismo taxi, unos cuantos vienen conmigo y otros más van con Jung, ¿de acuerdo?

Los menores asienten con la cabeza y comienzan a mirarse.

—TaeHyung, YoonGi y Jin vienen conmigo —menciona el señor Choi—, y el resto va con Jung. Andando.

Los aludidos se adentran a los asientos de atrás del auto y se acomodan en silencio, YoonGi queda del lado de la ventanilla, y Tae a su costado, en medio de él y de Jin, el señor Choi por su parte se sienta en el asiento del copiloto.

—YoonGi, te dejaremos en tu casa y mañana vas al orfanato por tu bicicleta ¿está bien? No me gustaría que estuvieras por las calles solo —Hal-abeoji se vuelve por en medio de los asientos, el aludido lo mira y asiente con la cabeza.

—Está bien, gracias Hal-abeoji.

El camino es silencioso, YoonGi de vez en cuando mira a todos en el interior del taxi y regresa su mirada a la ventana, no puede evitar preguntarse qué es lo que sentirá TaeHyung, porque no ha llorado ni expresado gran cosa con relación a la perdida de su amigo. Comprende que hay personas que no reaccionan a las perdidas de manera rápida, pero no puede evitar sentir curiosidad por lo que está pasando por la mente del menor. De nuevo dirige su mirada al peli-café a su lado y tras varios segundos baja a las manos del mismo que sostienen un juguete, ese mismo que ha estado usando de manera constante en los últimos días.

Baja del auto cuando este estaciona frente a su casa, y mira a la ventana del copiloto bajar.

—Gracias por acompañarnos YoonGi, en serio —sonríe de manera suave el señor Choi, YoonGi trata de regresar el gesto pero termina por negar con la cabeza.

—No hay de qué, Hal-abeoji, también me preocupe por Tae así que... no hay problema —asiente.

—Lo sé, te lo agradezco, mañana ve al orfanato ¿o prefieres que te la traiga?

—No, no —niega de manera apresurada—, yo iré por ella cerca del mediodía.

—Bien —asiente.

— ¿Cuánto dinero es por el viaje?

—Nada de eso —la mano del anciano sale por la ventana en forma de un ademán—, es lo mínimo que podemos hacer por habernos acompañado, no te preocupes.

Decide no discutir aquella decisión e indicación que le da Hal-abeoji así que asiente con la cabeza y hace una reverencia.

—Muchas gracias, nos vemos mañana —despide.

Soñar es necesario para la vida - KTH+MYG.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora