O5. TERCERA VÍCTIMA

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Algo que relajaba mucho a Maera era tomarse la libertad de nadar a lo largo y ancho de la piscina

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Algo que relajaba mucho a Maera era tomarse la libertad de nadar a lo largo y ancho de la piscina. Haechan le había insistido que no lo hiciera sola, pero, para Maera era pura paranoia, entendía las circunstancias pero en la escuela estaba segura, había más seguridad desde el ataque a Hwarim, y podía defenderse sola de todas formas.

Llegó a la primera hora de la mañana, sus compañeros la miraron extraño en los pasillos y aunque, aquello la molestó un poco, no le tomó mucha importancia. Entrar a los vestidores y escuchar nada pero su propia respiración la calmaba. Nadó cerca de una hora y media, en ese tiempo pudo escuchar el timbre sonar para entrar al primer periodo y después el timbre para el cambio. Le restaba todavía una hora más antes de que su horario comenzara. Realizó ejercicios de nado sincronizado imaginando que sus compañeras estaban ahí con ella. Salió del agua media hora antes de que el timbre sonara para el tercer periodo.

Sacó su teléfono de su mochila para revisar si su mejor amigo, Doyoung, le había mandado mensaje. Normalmente llegaban y regresaban de la escuela juntos, pero al querer tomarse tiempo a solas en la piscina, le avisó que se adelantaría pero Doyoung ni siquiera había visto el mensaje. Lo haría eventualmente, pensó Maera. Así que procedió a ducharse en las bañeras.

Una de las malas costumbres de Maera de acuerdo a su mejor amigo era que se tomaba demasiado tiempo para tomar una ducha. Pero ella misma no podía culparse, era obsesiva con su higiene personal. El agua cayendo de la regadera hacia eco en las bañeras, sin embargo, en un momento Maera pudo distinguir el sonido de un click y segundos después, otro click. No estaba segura de que había sido eso. Pero lo ignoró.

Cuando terminó su ducha, se envolvió en una toalla y sacó su mochila de su casillero para comenzar a colocarse su uniforme. Escuchó pasos cerca de ella y no podía mentir, eso la alarmó.

―¿Hola? ―habló a lo alto y al aire, pero nadie respondió. ―¿Hay alguien ahí?

Bufó molesta, la paranoia de Haechan se le había contagiado. Pero los pasos volvieron a escucharse como si alguien estuviese corriendo. Nerviosa se dio la vuelta y pegó su espalda contra su casillero, mirando a todos lados.

―Si esto es una broma, no es gracioso.

Detrás de la pila de casilleros al frente, a su izquierda, Ghostface apareció. Caminó lentamente hasta mostrarse de cuerpo completo.

―No es gracioso ―repitió Maera, visiblemente molesta.

Hola Sydney ―saludó Ghostface con esa voz rasposa que caracterizaba al personaje que Maera solo había visto en las películas de Stab. Ghostface tosió falsamente. ―Perdón, debo decir, hola Maera.

―Púdrete, llamaré a alguien en seguida si das un paso más.

Maera, sin quitarle la vista a Ghostface, buscó su celular entre su ropa y sus cosméticos dentro de su mochila deportiva. Ghostface levantó una de sus manos mostrando el celular de Maera.

SCREAM ━━━  NCT 127Donde viven las historias. Descúbrelo ahora