Capitulo 1

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En el reino de Ingary, donde existen cosas como los hechizos  y las capas de invisibilidad, ser el mayor de tres hermanos es una desgracia. Todo el mundo sabe que el mayor es el que fracasa primero, sobre todo si los tres salen a buscar fortuna.

Sakura Hyuga era la mayor de tres hermanas. Ni siquiera era hija de un leñador pobre, lo que podría haberle dado alguna oportunidad de triunfar, sino que sus padres tenían una sombrerería de señoras en la próspera ciudad de Konoha, donde vivían desahogadamente.

Eso sí, su madre murió cuando Sakura tenía dos años y su hermana Ino tenía uno, su padre se había casado con la ayudante de la tienda, una joven guapa y rubia llamada Tsunade.

Al poco tiempo Tsunade dio a luz a la tercera hermana, Hinata. Según eso, Sakura y Ino deberían haberse convertido en las hermanas feas, pero lo cierto es que las tres niñas crecieron muy hermosas, aunque todo el mundo decía que la más bella era Ino.

Tsunade las trataba a las tres con el mismo cariño y no favorecía a Hinata en absoluto. El señor Hyuga se sentía orgulloso de sus tres hijas y las envió al mejor colegio de la ciudad.

Sakura era la más estudiosa. Leía mucho y muy pronto se dio cuenta de las pocas probabilidades que tenía de que el futuro le deparase una vida interesante. Se llevó una desilusión pero siguió viviendo feliz, cuidando de sus hermanas y preparando a Hinata para que buscara su fortuna cuando llegara el momento.

Como Tsunade estaba siempre ocupada en la tienda, Sakura era la encargada de cuidar a las otras dos. Las pequeñas no dejaban de pelearse y tirarse de los pelos. Ino de ninguna manera se resignaba a ser la que, después de Sakura, tendría menos éxito.

—¡No es justo! —gritaba Ino—. ¿Por qué tiene que llevarse Hinata lo mejor solo por ser la pequeña? ¡Pues yo me pienso casar con un príncipe!—

A lo que Hinata siempre replicaba que ella iba a ser riquísima sin necesidad de casarse con nadie. Entonces tenía que venir Sakura a separarlas y arreglarles los desgarrones de la ropa. Era muy habilidosa con la aguja. Incluso llegó a hacerles vestidos a sus hermanas.

Antes de que esta historia comenzara de verdad, a Ino le cosió un vestido de un rosa intenso para celebrar la fiesta de mayo, que en opinión de Tsunade parecía salido de la tienda más cara de Kingsbury.

Por aquella época, todo el mundo había vuelto a hablar de la bruja del Páramo. Se decía que había amenazado de muerte a la hija del Rey, y que este había enviado al Páramo a su mago personal, el mago Nara, para que se encargara de ella. Y, al parecer, el mago Nara no solo había sido incapaz de cumplir el encargo, sino que la bruja había acabado con él.

Así pues, cuando unos meses más tarde apareció de repente un castillo alto y negro sobre las colinas de Konoha despidiendo columnas de humo sucio por sus cuatro torres, todos estuvieron convencidos de que la bruja había vuelto a salir del Páramo y estaba dispuesta a aterrorizar al país como lo hizo cincuenta años atrás.

La gente estaba muy asustada. Nadie salía solo, especialmente de noche. Y lo más terrorífico era que el castillo no siempre estaba en el mismo sitio. A veces, el castillo se veía como una mancha alta y negra en los terrenos yermos al noroeste, otras sobresalían sobre las rocas al este, y en algunas ocasiones se acercaba a la ladera y se colocaba sobre los brezos, al norte, un poco más allá de la última granja. De vez en cuando se movía, echando bocanadas de humo gris y sucio por sus torres.

Al principio todo el mundo creía que muy pronto el castillo llegaría a plantarse en el medio del valle, y el alcalde habló de pedir ayuda al Rey. Pero el castillo se quedó rondando por las colinas y se supo que no pertenecía a la bruja, sino al mago Madara. El mago Madara tampoco era un santo. Aunque al parecer no quería abandonar las colinas, se rumoreaba que le divertía atrapar a jovencitas y quitarles el alma. Otros aseguraban que se comía sus corazones.

Un Hechizo y Un Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora