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El día había comenzado con una calma reconfortante para Kore mientras se preparaba para su sesión matutina con un nuevo paciente. La habitación de terapia estaba impregnada de una luz suave que envolvía el espacio con una sensación de tranquilidad.

—¿Tu nombre completo? —preguntó la chica, su voz suave y acogedora mientras tomaba notas en su cuaderno

—Megumi Fushiguro —respondió el adolescente de cabello negros azabache, ojos azules y fisico atractivo, con su tono un tanto brusco, como si estuviera en guardia desde el principio.

Kore ofreció una sonrisa tranquila antes de continuar —¿Cómo va tu día, Megumi? —preguntó, intentando establecer un ambiente de confianza.

—Bien... ¿No va a interrogarme sobre el por qué estoy aquí? —respondió el peliengro, su irritación apenas disimulada.

—Si es lo que prefieres, podemos comenzar por ahí —respondió ella, manteniendo su tono calmado y comprensivo.

Megumi frunció el ceño, como si estuviera evaluando la respuesta de Kore antes de hablar —Mis tías creen que es necesario hablar de mi padre, pero yo lo veo como una mierda —comenzó Megumi, desviando la mirada hacia sus manos— Sé que me abandonó o alguna cosa así, y estoy bien con eso.

Kore asintió, tomando nota de las palabras de Megumi antes de hacer otra pregunta.

—¿Por qué crees estar bien con ello? —cuestionó, interesada en comprender la perspectiva del joven.

—Porque si nunca estuvo en mi niñez, ¿por qué afectaría mi presente y mi futuro? —respondió Megumi, su tono despreocupado pero con una pizca de amargura.

—¿Cómo fue tu niñez? —preguntó ella con delicadeza, observando con atención al joven frente a ella. Sabía que había dolor en él, pero también notaba su intento por parecer fuerte.

Megumi suspiró antes de responder, como si estuviera reviviendo recuerdos dolorosos.

Conforme avanzaba la sesión, Kore se sumergía en la historia de Megumi. Descubrió que el padre del joven nunca había estado presente, y que su madre lo había abandonado a temprana edad, dejándolo al cuidado de sus tías. Sin embargo, estas tampoco conocían a su madre, y perdieron contacto con el padre cuando Megumi el hombre apenas 17 años. La ausencia de figuras parentales estables había dejado una marca en él, manifestándose en una dependencia emocional y una tendencia a evitar las relaciones personales.

Kore reflexionó sobre las complejidades de la situación de Megumi mientras continuaba la sesión. Reconoció la necesidad de trabajar en reforzar su autoestima y su capacidad para establecer relaciones saludables.

—Te veo después, Megumi —dijo Kore, ofreciéndole una sonrisa cálida al finalizar la sesión.

—Hasta luego, señorita Kore —respondió el adolescente, inclinando ligeramente la cabeza en señal de despedida. 

Mientras se alejaba, Kore se detuvo un momento, sintiendo una ligera sensación de familiaridad al observar el rostro de Megumi.

Quizás solo era el cansancio

"Terminé con el joven Megumi =)" 

Escribió en un mensaje de texto, enviándolo a su pareja con una sonrisa de satisfacción. Sabía que Satoru probablemente no tardaría mucho en llegar por ella, pero mientras tanto, decidió dedicar un último vistazo a la información de Toji.

Con un suspiro, revisó una vez más su celular, pero notó que Satoru aún no había visto su mensaje. Sin embargo, sabía que él estaba ocupado, tal vez finalizando algunas tareas pendientes.

Lurk- Toji FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora